lunes, 26 de diciembre de 2016

Lo más común puede ser perfecto: CAPITULO 4. CÓMO ES VIVIR CON LUCAS.

"Este capítulo está dedicado a mi amor de Twitter, a mi KANA <3 la quiero muchisimo y es la que me está inspirando a seguir adelante con estos capítulos. 
Kana, espero que sigas siempre así de especial, preciosa y animada, haces que cada vez que te leo tenga ganas de abrazarte y me haces sacar una sonrisa cada día que me hablas. Un beso y Feliz Navidad"



Leo volvió a la realidad al notar algo de humo que salía de la olla dónde estaba cocinando.

-          ¿¡EEEEEHHH!?

Había estado tan concentrado recordando cómo había empezado todo, cómo de pronto su vida había dado un giro de 360 grados, que ni si quiera se había dado cuenta de que se le estaba quemando la comida.

Cogió un paño de cocina y sujetó la olla hasta llevarla al fregadero, dónde empezó a verter agua dentro mientras la cocina se llenaba de humo. De tanto humo le costaba respirar, fue hacia la ventana y la abrió dejando salir el humo mientras tosía.

-          ¿Cómo esperas que haga todas las tareas del hogar? – Hablaba en voz alta refiriéndose a Lucas, aunque sabía que este no estaba en la casa – Esta casa es muy moderna, es muy complicado.

En ese mismo momento, Rori abrió la puerta de la casa. Llevaba una bolsa en las manos y cerró nada más pasar. Leo dirigió la mirada hacia ella fijándose por primera vez en cómo era. Tenía el pelo oscuro, bien peinado recogido en una coleta, ojos castaños y amplios, labios finos y una piel clara. No aparentaba más de 25 años.

Rori se quedó en la entrada y comenzó a reír, abanicando con una mano para apartar el humo.

-          Parece que no se te da muy bien cocinar aun, ¿verdad? – Terminó sonriendo mientras se acercaba a la cocina y comenzaba a sacar algunas verduras y carne de la bolsa colocándolo en la nevera y armarios.
Leo terminó negando y se giró dejándole sitio en la cocina. Miraba hacia abajo algo vencido por las circunstancias.

-          No sé cómo espera Lucas que me haga cargo de todo – Terminó afirmando. Después de unos días había acabado cogiendo confianza con ella – Estudiar, hacerle la comida, ayudarle con su agenda. No tengo apenas tiempo para mí.
-          El señor Lucas es un hombre ocupado – Ríe y termina empezando a hacer la fregaza – Leo, tienes que tener paciencia.
-          Lo sé – Terminó susurrando mientras miraba hacia abajo pasándose una mano por el pelo – Gracias por ayudarme sin decirle nada, creo que se enfadaría.

Rori terminó de hacer la fregaza y comenzó a limpiar por la cocina todo lo que había manchado Leo. Era una experta en las tareas del hogar, mucho mejor de lo que Leo podría ser, en cualquier caso.

-          Claro que se enfadaría. A Lucas le gusta la profesionalidad y la perfección – Vuelve a reír y señala una habitación – Deberías ir a ponerte al día con su agenda, creo que esta tarde tenéis trabajo.

Leo asintió e hizo una pequeña reverencia mientras que se retiraba. Andó unos pasos hacia atrás y se giró entrando al despacho de Lucas, en el cual también estaban sus libros, su ordenador, etc. Se había convertido también en su  cuarto de estudio.

Se sentó en la silla del despacho y comenzó a usar el ordenador de Lucas, que el mismo tenía vinculado con su iPad, que ahora tenía Leo. Empezó a revisar su agenda y Rori, como siempre, tenía razón.

-          La firma de libros de esta tarde es a las 4 – Suspiró y entonces revisó su horario de clases – Se va a molestar – Terminó afirmando.

Lucas había pasado la mañana haciendo algunas compras. Desde que había visto a Leo con su ropa, pensó en la ropa que le sentaría bien, maquillaje, cremas faciales, etc. Tenía un gran conflicto interno. Quería que lo vieran perfecto cuando estaba a su lado, pero por otro lado, no quería que nadie más se diera cuenta de su potencial y pudiera quitárselo.

Aun así, sabía que no podía llevarlo a sus eventos con la ropa que tenía, más que nada, porque iba a pegarse a él, y tenía una imagen que mantener.

-          Bueno, supongo que después de todo, no llama tanto la atención.

No paraba de repetirse lo mismo una y otra vez mientras  que compraba. Ya iba cargado con algunas bolsas, se sorprendió a si mismo fantaseando con el momento en el que le daba lo que le había comprado. Se veía a si mismo entrando por la puerta, con un aire indiferente. Leo entonces vendría corriendo a saludarle, con una sonrisa dulce en sus labios. Él le daría las bolsas y entonces Leo querría hacerle disfrutar para darle las gracias.

La simple idea de que fuera Leo quien tomara la iniciativa en el tema sexual, le hacía sacar una amplia sonrisa. Un tipo de sonrisa, que normalmente no salía de dentro, solo la fingía para mantener su imagen.


Leo estaba estudiando en la mesa del despacho de Lucas. Rori había terminado de cocinar y se había acercado a limpiar por el despacho y se asomaba por encima del hombro de Leo.

-          ¿Qué estás estudiando? – Le comentó ella sacándolo de su concentración.
-          Procesos Matemáticos – Dijo mientras cerraba el libro y se lo enseñaba, levantándolo con una mano a pesar de que este pesaba.

Rori miró el libro unos instantes y después se apartó sonriendo levemente. Se acercó a una estantería del despacho y empezó a limpiar el polvo de los libros uno por uno. Su mente ya estaba maquinando lo que en verdad estaba pasando.

Ella se había dado cuenta ya del gran potencial de Leo. Su capacidad memorística, su belleza simple, pero arrebatadora. También se había dado cuenta de que Lucas se había enamorado, nunca había metido en su casa a alguien tan rápido, aunque seguramente ni si quiera él se había dado cuenta de que estaba enamorado.

La puerta de la casa se abrió apenas sin hacer ruido y por esta pasó Lucas cargado con todo lo que había comprado para Leo. Se quitó los zapatos y cerró la puerta. Fue entonces hacía el salón y dejó las bolsas en un sofá.

-          ¿Leo? ¿Dónde estás?

Leo lo oyó desde el despacho y se puso en pie de inmediato, como si hubiese recibido una orden, ya se había acostumbrado a reaccionar así ante Lucas. Fue hacia la puerta y la abrió saliendo al salón cerrando tras de sí.

Al momento de verle, hizo una reverencia y se acercó a él.

-          Buenos días Lucas – Le miró mientras presionaba un poco los labios algo nervioso.
-          Buenos días Leo – Le puso una mano en el pelo y le acarició a los lados sonriéndole - ¿Me has echado de menos?

Leo le miró y se sonrojó agachando la mirada. Desde que estaba con él, se pasaba el día sonrojado por sus miradas. Aunque trataba de controlar sus impulsos de besarle intensamente.

Luchas lo entendió al momento sin falta de palabras y se acercó a su oído besándole en este mientras le susurraba con su tono sensual, suave. Estaba aterciopelada mientras le acariciaba por la cintura con una mano.

-          Te traje unos regalitos.

Se separó entonces y cogió las bolsas poniéndolas delante de Leo en el suelo. Leo se sorprendió y se agacho mirando las bolsas, alzando la mirada sonriéndole.

-          No tenías que haberte molestado – Sonrió muy agradecido y abrió la primera de las bolsas viendo un traje de diseño – Pero, ¿y todo esto? ¿No decías que este tipo de ropa no me sentaba bien?

Lucas se quedó mirándole unos segundos mirándole. Había empezado como en su fantasía, 
sonriendo, dando las gracias. Pero Leo se había dado cuenta de sus intenciones, Lucas tenía miedo de que Leo se diera cuenta de su propio potencial.

-          Bueno, es que como tenemos algunos eventos – Se quedó pensando mientras sonreía – Tienes que dar una imagen para ser mi ayudante personal.
-          Muchas gracias – Se pone en pie y se abrazó a él sonriendo algo tímido. Sonreía levemente mientras apoyaba la mejilla en su pecho.

Lucas aprovechó de que se estaba apegando hacia él y le acariciaba con una mano por la cintura. Con la otra mano le tomó de la barbilla a Leo mientras le besaba en los labios con los ojos entrecerrados.
Leo se dejó mientras tenía los ojos entrecerrados, sus mejillas sonrojadas, había perdido otra vez el control sobre su propio cuerpo.

Lucas empezó a meter las manos dentro de sus pantalones, le acaricia con las manos por dentro de los boxers mientras le besaba por el cuello.

Rori salió del despacho cerrando la puerta y soltó una leve risita picarona. Se fue entonces hacia la cocina y empezó a recoger sus cosas.

Lucas notó su risa y siguió el beso, pero Leo, se despegó volviendo a recuperar el control sobre su propio cuerpo.

-          ¡Lucas¡ – Elevó algo la voz con los ojos entrecerrados – No hagas esto ahora – Terminó hablando en un leve susurro con los ojos entrecerrados.
-          Por mí no os preocupéis ya me voy – Terminó de recoger sus cosas y se fue hacia la puerta despidiéndose.

Lucas entonces cogió a Leo de la camiseta rompiéndola y lo pegó cara a la pared mientras le besaba por el cuello.

-          No vuelvas a pararme – Terminó susurrando con los ojos entrecerrados – En esta relación, yo soy el que manda.

Leo había acabado con los ojos cerrados, acostado en el sofá ya sin ropa. Lucas le acariciaba por la mejilla y le besaba por los hombros y el cuello mientras le acariciaba acostado a su lado.
Había disfrutado  como siempre del cuerpo de Leo, que se movía a su gusto, cada una de sus partes estaba hecha para que Lucas la disfrutara.

Se levantó y fue entonces a la cocina. Revisó por esta y entonces cogió la olla y se quemó apartando la mano.

-          Leo, ven y sírveme la comida – Elevó la voz mientras se miraba la mano- Curame que me he quemado.

Leo estaba casi dormido respirando aun agitado cuando oyó su nombre. Se levantó con cuidado y se puso la camiseta alrededor de la cintura acercándose a él.

-          ¿Qué ha pasado?
-          Que tienes que hacer bien tu trabajo – Le regañó entonces Lucas y señaló la olla – Está todavía caliente, sírveme la comida – Eleva la voz y se mira la mano.

Leo sacó de un armario de la cocina crema hidratante y empezó a ponerla lentamente sobre la mano de Lucas que le quitó la camiseta de la cintura mientras negaba.

-          ¿Qué es esto de tener una camiseta aquí? –Le siguió regañando mientras que le ponía la camiseta en su sitio – Tienes que aprender a vestirte.

Leo entonces se apartó y fue hacia otro armario poniéndose de puntillas. Lucas se puso por detrás y le acarició por la cintura mientras le olía por el pelo, disfrutando su aroma.

-          Debería castigarte.
-          Tengo que servir la comida – Susurró volviendo a sonrojarse y se sujetó el filo de la camiseta hacia abajo.
-          Esta tarde, ¿tenemos algo que hacer?

Leo respiró hondo mientras se apartaba de Lucas y miró a un lado. Lucas volvi´oa acariciarle por la cintura y le besaba por el cuello despacio.

-          Tengo que ir a clase.
-          No me gusta que vayas a clase, deja los estudios.

Leo se apartó un poco mientras Lucas luchaba por acariciar su piel. No podía pensar en cómo no estaba poseyéndolo en ese mismo instante. Una y otra vez, su piel le llamaba, su aroma. Todo de Leo le hacía perder la cabeza.

Leo se apartó mientras sujetaba la camiseta hacia  abajo negando con la cabeza.

-          No pienso dejar los estudios. Quiero poder encontrar trabajo.
-          Tú ya tienes trabajo, ser mío – Le miró alzando una ceja y le cogió de la muñeca atrayéndolo hacía el mismo- Y ya te he dicho de que en esta relación, soy yo el que manda. Vas a dejar los estudios.
-          No voy a dejar los estudios – Le miró mientras fruncía el ceño intentando apartarse – Lucas cumplo todo lo que dices, esto no quiero hacerlo.

Lucas le miró y puso los ojos en blanco volviendo hacia el salón, se sienta en el sofá y cruza una pierna sobre la otra. Leo le estaba desobedeciendo, no debería desobedecerle. Había dejado claro desde el principio que él era el que mandaba.

Se notó a si mismo mordiéndose el labio inferior algo frustrado. “Mierda”. Cogió entonces su paquete de tabaco y golpeó dos veces en la parte de abajo cogiendo un cigarro, lo puso en los labios y lo encendió dando una profunda calada.

Leo se había quedado en la cocina sirviendo los platos. Se acercó al salón y puso el plato en la mesa enfrente de él, colocó los palillos y los vasos para los dos. Finalmente, se arrodilló enfrente de la mesa y le miró de reojo.

-          ¿Estás enfadado?
-          No lo estoy – Termina asintiendo despacio y da otra calada con los ojos cerrados.
-          ¿No vas a comer?

Lucas se limitó a cerrar los ojos mientras daba otra calada sin contestar a la pregunta. Leo miraba hacia abajo y se cogía una mano con la otra.

-          Si quieres, la clase de hoy no es importante.

Leo terminó cediendo, quería mantenerse fuerte pero la indiferencia de Lucas empezaba a quemarle por dentro. Lucas, no obstante, permaneció impasible ante las palabras de Leo, dio otra calada y terminó quitando ceniza del cigarro en un cenicero.

-          No voy a dejar los estudios, pero cuando haya eventos para ti – Presiona los labios y se acerca un poco a él respirando hondo – Si no tengo examen faltaré a clase.

Lucas le miró y terminó sonriendo. Era su primera victoria a medias, pero era una victoria al fin y a l cabo.

-          Bueno, puede que de momento me conforme con eso. –Señaló entonces con la cabeza hacia la cocina- Sírveme la comida.

Leo asintió sonriendo y se alejó hacia la cocina. No sabía cómo hacía Lucas para salirse siempre con la suya. Era molesto.

Cuando llegó a la cocina sirvió la comida en un plato para Lucas que estaba donde lo había dejado, sin moverse, con la mirada fija en Leo. Parecía que trataba de memorizar incluso cada arruga de sus labios, resecos después de la sesión que habían tenido.

Leo terminó sonrojándose con esa mirada tan intensa que le cortaba la respiración.  Las manos le temblaban cuando sirvió la comida y terminó por poner los platos en la mesa de la forma en la que le gustaba a Lucas.

Fue entonces cuando Lucas se acercó hasta el asiento y le miró con los ojos entrecerrados sonriendo.

-          Luego tendrás que vestirte de forma apropiada – Le dijo mientras le acariciaba por el trasero mientras le sonreía. Desviando la mirada hacia la comida – Saldré antes que tú y luego vendré a por ti.
-          Está bien – Asintió Leo que se apartó de su mano de forma disimulada.

El pequeño gesto pasó desapercibido para Lucas que ahora se concentraba en la comida mientras con la mano que ahora estaba libre miraba en su móvil. De repente, en su cara se dibujó una pequeña sonrisa mientras pasaba los dedos por el móvil.

<<¿Qué ha sido eso?>>

Durante un momento Leo sintió una pequeña punzada en el cuerpo. No sabía que había sido. ¿Dudas? En cierto modo pensaba que ese tipo de sonrisas solo las ponía cuando se las dedicaba él, pero, al parecer no era así. Sintió unas ganas irrefrenables de saber que era lo que le había hecho sonreír, pero no dijo nada. Se limitó a seguir con la comida hasta que terminó.

Lucas hizo lo mismo, salvo que él tardó un poco más, estaba muy concentrado en lo que quisiera que estuviera haciendo en el móvil. Cuando terminó se levantó de la mesa sin decir una sola palabra y fue hacia el baño.

Leo le estuvo observando mientras se encargaba de recoger después de la comida. Estaba viendo como Lucas se estaba arreglando, se ponía perfume, recogía bien sus largos cabellos y se ponía la americana.

-          Asegúrate  de estar listo en una hora – Miró a Leo, sonrió antes de salir y cerró la puerta.


Leo emitió un leve suspiro. Terminó de recoger y decidió salir a que le diera un poco el aire.

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