Lucas estaba sonriendo sin darse cuenta de lo que había hecho. Besó la mejilla de Leo y pasó una mano por su pelo mientra sonreía. Su ego había eclipsado los sentimientos de Leo, lo indefenso que se había sentido, el daño que le había hecho.
- Esta vez duraste mucho Leo - Le besó en la mejilla y se incorporó en el sofá y se colocó bien la camisa que llevaba puesta mirándole de reojo.
Leo permanecía inexpresivo, ni si quiera giró la cabeza para mirarle, ni sus mejillas se habían sonrojado como era típico en él. Por el contrario, un tono pálido de incredulidad había sustituido su ánimo general.
<<¿Qué ha pasado?>>.
Lucas no entendía que estaba pasando ahora mismo. Para él, solo habían hecho el amor de forma, un poco más ruda de lo habitual, pero los dos habían disfrutado de sobremanera aquel rato. O eso pensaba. Sin embargo, Leo seguía inmóvil, ni si quiera parpadeaba y parecía que sus ojos se estaban quedando secos.
- Oye Leo, ¿estás bien? - Le acarició por el pelo lentamente sonriedole.
Leo le miró girando la cabeza lentamente mientras respiraba hondo y entrecierra los ojos, mientras una lágrima se escapa por las mejillas hacia abajo.
- Oye Leo - Lucas alzó algo más la voz y le limpia con un dedo por la mejilla retirandole la lágrima - Leo, ¿qué te está pasando?
Leo no contestó solo se incorporó sin mirarle y se fue hacia el baño cerrando el pestillo tras de si. En el baño, Leo solo pudo sentarse en el suelo contra la puerta y empezar a llorar.
- Mierda - Se oyó gritar a Lucas al otro lado del a puerta y dar un golpe en esta- Leo abre la puerta. ¡¡LEO!! -Gritaba Lucas perdiendo la calma, mientras que, internamente se maldecía a si mismo.
Se había dado cuenta por fin que había
hecho algo mal. En todos sus años de vida no se había dado cuenta
antes que era capaz de hacer algo mal, y ahora, lo había hecho y con
la persona a la que quería. Si, lo quería.
Dió otro puñetazo contra la puerda
del baño, su ira se había desbocado. Necesitaba verlo, necesitaba
abrazarlo.
Pero Leo seguía sin pronunciarse.
Seguía sentado en el suelo contra la puerta, abrazado a sus rodillas
ocultando el rostro en estas, recibiendo con el rebote de la puerta
cada golpe que daba Lucas en su propia espalda. Se estremecía con
cada grito que daba.
Sentía que algo malo había pasado, no
podía entender como la persona de la que el, por fin se había dado
cuenta que amaba, le podría haber hecho esto.
Pasaron un par de minutos de silencio.
Luchas había parado de golpear la puerta y simplemente se había
rendido apoyando la frente contra la puerta, inmóvil. Sus cabellos
caían por sus hombros hacia adelante y movían con cada respiración
del mayor, hacia los lados, de forma desordenada.
<<Le he hecho daño>>.
Se repetía una y otra vez la misma
frase para si mismo. Sin lograr entender el porque lo había hecho,
¿por posesión? ¿qué queria demostrar haciendo eso?. No lo sabía.
Tomó aire de forma profunda y apoyó
las dos manos en la puerta, tratando de alguna forma de lelgar hasta
el menor.
Leo levantó la mirada lentamente, con
los ojos algo rojos y su pelo alborotado. Tenía la cara humeda pero
seguía sin tener el valor para salir del baño.
Al terminar la frase, Lucas se agachó
en el suelo y pegó la espalda a la puerta apoyando los codos en las
rodillas mientras el tiempo iba pasando lentamente.
Habían pasado un par de horas ya
cuando Leo se decidió a alzar lentamene la cabeza mirando hacia el
frente y terminó suspirando. Lucas que oyó ese suspiro, alzó la
cabeza algo más aliviado. Durante ese tiempo se le había pasado por
la cabeza que quizás, Leo ya no se encontrase con él.
<<Sigue vivo>>.
- ¿Por qué a mi? - Logró decir entonces Leo, que se pasaba una mano por la nuca.
- ¿A qué te refieres? - Contestó Lucas mientras miraba hacia el techo. La voz de Leo le había resultado el más maravilloso sonido que había escuchado en mucho tiempo.
- ¿Por qué quieres protegerme a mi? ¿Por qué te fijaste en mí? ¿Por qué me has hecho daño a mi?
Lucas había pasado todos estos días
pensando en lo mismo. Solo había llegado en claro a la conclusión
de que estaba enamorado de aquel joven, después de haberle hecho
daño.
- Quiero protegerte. Aun no sé la
respuesta de porqué quiero protegerte, o porqué me fijé en tí.
Pero sí sé porque te he hecho daño, porqué estoy enamorado de
ti. - Tomó aire con una sonrisa y se pasó una mano por la cara
mientras flexionaba una pierna. Había admitido que estaba enamorado
– Es la primera vez que digo a alguien que me he enamorado de él.
Nunca había sentido esto y nunca había tenido un novio, alguien
que tuviera poder sobre mi y esa persona eres tú. Supongo que
tendrás que domarme poco a poco, y que poco a poco te iré haciendo
caso.
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