Cuando Yanase se fue de Japón. Kota estuvo muy desganado. Dejó el club de arte a la semana siguiente, y apenas salía con sus amigos. Era como si su mundo se hubiese acabado en el momento en el que Yanase se había ido de su lado, todo estaba cambiando tan rápido que apenas le daba tiempo a asimilar los cambios.
Al principio todo era diferente. Le costaba hacer las cosas, se imaginaba cada dos por tres cómo le estaría yendo a su amigo, aunque tampoco tenía modo de saberlo. No tenía su dirección, no podía escribirle cartas y tampoco tenía su teléfono. Pero sabía en su interior, que tenía que seguir adelante, pues algún día ellos se iban a reencontrar.
Cuando empezó el nuevo curso, volvió a apuntarse al club de arte. volvió a centrarse en sus estudios y empezó a hacer amigos. Era un chico guapo, divertido y en seguida se hizo muy popular. Siempre trataba de sacar las mejores notas, en su corazón, pensaba que cuanto más se esforzase, antes sería capaz de encontrarse con Yanase otra vez.
Los años fueron pasando, y nunca tuvo noticias de su amigo. Entró en la universidad para estudiar audiovisuales y diseño digital. Su carrera como artista estaba empezando. Decidió empezar a hacer un webcomic, empezó a hacer su propia serie en youtube e incluso a ilustrar para otros creadores de contenido. En esta ocasión en su primer año de universidad, estaba decidido a hacerse conocido, para que entonces Yanase pudiese dar con él, pero esto tampoco resultó.
En su segundo año de universidad, se dio por vencido. Para ese entonces tenía un grupo de dos amigos, Keita y Daichi. Los tres salían juntos de copas a menudo, conocían gente y sabían de la orientación sexual de Kota. De hecho, Keita y Kota habían tenido varios encuentros esporádicos, sin embargo, Kota nunca había pensado en él como algo más. Nunca había sentido algo especial por nadie.
En sus comics siempre había historias de desamor. Porque era incapaz de poner un final feliz. Pues él mismo no conseguía tener su final feliz. No conseguía olvidar a Yanase, y tampoco conseguía reencontrarse con él.
Al terminar la universidad, Kota había recibido ofertas de trabajo en varias empresas. Algunas de publicidad, otras de diseño, incluso algunas en la industria del entretenimiento. Era una persona reconocida por su arte, y aun así, Yanase no le contactaba.
Se mudo a la ciudad, firmó un contrato con una agencia de entretenimiento como artista y en otra de diseño. Las dos le permitían trabajar desde casa siempre que terminase sus proyectos a tiempo, eso le daba libertad y le gustaba.
Tenía una vida estable. Tenía sexo de vez en cuando, tenía una vida social activa y en el trabajo le iba bien. Pero no era del todo feliz. Siempre notaba ese hueco en su interior que le avisaba de que faltaba algo, un hueco que no podía llenar.
Cuando ya había perdido toda la esperanza de volver a encontrarse con Yanase, le llamaron de su agencia de diseño. Resulta que le habían encargado un modelo en tres dimensiones de los planos de una construcción que había propuesto un estudiante de arquitectura de España para Japón.
Cuando vio la foto y el nombre, casi no podía creerlo. Tantos años esperando a Yanase, y ahora el destino le tiraba a Yanase a la cara. Desde ese momento ya no podía dejar de sonreír. Se había decido a ir a España cuando terminase el trabajo.
Empezó a investigar sobre Yanase. Empezó a seguirle en redes sociales desde cuentas secretas, empezó a ver su universidad, dónde vivía y a sus amigos, hasta empezó a estudiar español más en serio. En ocasiones pensaba que sería mucho más fácil hablarle, pero, quería verle en persona otra vez. Si le hablaba, era posible que no accediese a verle, o que le rechazase. Si le rechazaba, quería que fuese en persona.
En su mente, encontrarse con Yanase, era su destino.
Pensó en todo eso cuando llegó a España. Sabía los exámenes de la universidad, las horas, dónde estaba y la puerta por la que se salía. Ni si quiera quiso descansar del avión, se fue directo desde el hotel hasta la universidad. Estaba impaciente, y no sabía si tendría suerte al primer día. Pero la tuvo.
Cuando le vio de la mano con la chica, se le había encogido un poco el corazón. No sabía si había malinterpretado su investigación, pero creía que era abiertamente gay. No pudo evitar preocuparse, y eso le llevó a acercarse de forma más repentina de lo que hubiese querido.
Durante las primeras frases, se había dado cuenta de que Yanase no le quitaba el ojo. Dudaba de si le había reconocido, o de si se acordaba de él.
- Aun recuerdo nuestra despedida - Le dijo entonces Kota acercándose a él- Si quieres podemos volver a empezar.
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