No tenía intención de salir del salón. ¿Para qué? Igualmente solo iba a ser una molestia para Rei y para Ai. Si estaba dentro, no moriría y además, ellos podrían seguir con su vida.
No es como si quisiera morirme, o si quisiera abandonarlo todo. No. Ya no tenía ese sentimiento y tampoco quería que volviera. Pero, era doloroso pensar que no podía decirle a Ai que lo quería, decirle a Rei que seguía queriéndolo, pero que, después de dos años sin verlo, nuestra situación había cambiado.
Todo era doloroso entre ellos dos. Yo no sabía si quiera si tenía que elegir o no. ¿Cómo iba a ser sincero con mis sentimientos si ni si quiera yo los tenía claros?
Pasaba una mano por mi nuca apoyando la frente entre las rodillas. Respiraba de forma pausada y trataba de relajarme porque, sin saber porque, también sentía una gran energía en mi interior, que no sabía si podía o sabía controlar.
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Fuera de la casa, Ai estaba sentado con la espalda apoyada contra la pared al lado de la puerta. Rei se había puesto en una de las sillas sentado, con una pierna cruzada sobre otra. Parecía estar pensativo pero, su mente era inescrutable.
Ai le miraba algo serio. Siempre trataba de adivinar los pensamientos de los demás con la mirada, pero con Rei, era imposible.
- ¿Qué podemos hacer? - Dijo Ai impaciente.
Los dos habían pasado ya un tiempo sin hablar. Desde que Ai le había hecho entender a Rei, que aunque todo lo que había hecho estos dos años, había sido por tratar de protegerlo, lo único que había conseguido era dañar su corazón. No sabía como podía reparar ese dolor que me había causado, pero quería intentarlo de alguna forma.
- No creo que se pueda hacer nada - Rei le devolvió la mirada mientras sacaba de su bolsillo el móvil - Podría avisar a mi hermana. Pero, ¿y si eso alerta a los que quieren atraparle?
Miró a Ai que se puso en pie y le quitó el móvil de las manos negando. Le dio la espalda y empezó a teclear por la pantalla táctil. Rei se puso en pie a su espalda tratando de mirar por uno de sus laterales.
- ¿Qué se supone que estás haciendo?
- Tenías el móvil todo este tiempo y no se te había ocurrido escribir a Ritsu, ¿de verdad eres tan listo? - Le miró de reojo algo serio. Su tono era demasiado sarcástico y Rei no supo que contestar.
"Ritsu soy Ai. No pasa nada, no hagas caso a nada de lo que te haya dicho Rei. Yo no me voy a alejar de ti. Deja que entre ¿Vale? Podemos hacer algo de comer juntos, o podemos ver una película. Puedo traer algún vídeo juego. Pero no me obligues a salir de tu vida. Eso no es lo que quiero".
Le enseñó el mensaje a Rei antes de darle a enviar. Ni si quiera sonrió, solo suspiró y le devolvió el móvil a Rei. Que no sabía que contestar. Los dos, se quedaron en silencio mirando a la casa con preocupación.
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Desde el salón, podía oir como mi móvil empezó a sonar en la habitación. Me puse en pie sin muchas ganas y fui hasta la habitación. El mensaje era de Rei. Durante un segundo, con el móvil en la mano, dude si debía leerlo o no. Pensaba que estaría cabreado conmigo, y un nudo se me hacía en la garganta. La mano que sostenía el móvil estaba temblorosa, mientras trataba de poner el dedo en el detector de huellas dactilares.
Tomé mucho aire y cerré los ojos. Había desbloqueado el móvil y ahora iba a leer el mensaje. Solo esperaba que no fuese demasiado duro.
Una lágrima terminó por caer de mis ojos mientras me sentaba en la cama. EL mensaje era de Ai. ¿Por qué siempre Ai estaba haciendo eso? Protegiéndome. Ni si quiera me merecía que me protegiera tanto. Ai se portaba demasiado bien conmigo y yo ni si quiera podría corresponderle con nada.
- Ai, ¿por qué haces esto?
En mi interior, esa energía que sentía incontrolable empezó a volverse cálida. Parecía que un sol estaba naciendo en mi interior. Me hacía sentirme algo mejor, a pesar de que seguía llorando.
Felicidad. Tristeza. No entendía esos cambios de sentimientos que tenía en mi interior. Mi cuerpo entero parecía revolverse y a veces me preocupaba, a veces me sentía bien, y a veces, solo quería que siguiera ese sentimiento cálido.
Estuve varios minutos así. Esa sensación me inundaba hasta salir por mi pecho. Me sentí muy raro al notarla fuera. Era como si no fuese tan fuerte.
Miraba la pequeña esfera de luz que había salido de mi cuerpo. Me sentía nostálgico viéndola. Pero por otro lado, sabía que eso era parte de mi poder, y me sentía indefenso.
Yo seguía a la esfera brillante mientras flotaba por el aire hasta ponerse a mi lado. Apenas parpadeaba mientras esta cada vez, brillaba con más fuerza, hasta que emitió un flash que me hizo cerrar los ojos.
- Ritsu - Dijo una voz cálida y dulce. Me resultaba familiar.
Me froté los ojos aun cegado por el flash. Noté el tacto cálido de una mano en mi hombro y parpadeé dos veces tratando de recuperar la vista llevando una mano a mi hombro.
- Ritsu - Me acarició la mejilla e hizo que le mirara. Era Mitsu. Estaba ahí enfrente de mi, y yo no podía creerlo.
Me quedé petrificado mientras le miraba. No había cambiado nada en todo este tipo. Rompí a llorar y me abracé a su cuello con muchísima fuerza. Tenía los ojos cerrados con fuerza, con miedo de abrirlos y que todo hubiese sido un sueño.
Mitsu correspondió a mi abrazo. Estaba sonriendo y pasaba la mano de arriba abajo por mi espalda. Era como si el tiempo entre nosotros no hubiese pasado. Era increíble tenerle ahí. Otra vez abrazar a mi hermano.
- ¿Cómo estás aquí? - Logre decir entre sollozos. Aun no quería abrir los ojos por miedo a que Mitsu desapareciera.
- Bueno, creo que necesitabas a tu hermano mayor - Se separa un poco y me acaricia con una mano por la cabeza.
Abrí lentamente los ojos y me mordí el labio inferior intentando contener las lágrimas, pero estas no dejaban de salir. No era un espejismo, estaba ahí mi hermano. Volví a acercarme a él apoyándome en su pecho.
- Ritsu -Me pasaba una mano por el pelo mientras negaba- ¿Sabes que no estás solo?
Negué muchas veces mientras pegaba la cara en su pecho.
- No lo estás - Volvió a cogerme esta vez por los hombros y con una mano retiró mis lágrimas - Ritsu, mira este mensaje. Tienes a Ai, él ha estado todo este tiempo contigo y no está dispuesto a que le dejes fuera de tu vida - Su voz era cariñosa y dulce. Yo no podía sostenerle la mirada, y la bajé hasta él móvil - Rei también está -Dijo en voz algo más floja- Siempre has querido que volviera, y ahora que está aquí tienes miedo de que te vuelva a abandonar. Pero ellos dos cuidan de ti y yo.
- ¿ Tú?
- Yo - Asintió mientras me ponía una mano en mi pecho -Mamá y Papá, cuidamos de ti. El poder de la familia, el alma de nuestra familia. Siempre estamos contigo Ritsu, y siempre te estaremos protegiendo.
Terminé negando otra vez y cogiéndome a sus manos. Poder, fuerza. Siempre protegiéndome porque yo no soy lo suficiente.
- ¿Por qué yo? - Le miré mientras presionaba los labios- ¿Por qué tengo que tener yo este poder que era tuyo? Yo no quería que murieras Mitsu.
- Supongo que era el destino - Presionó sus manos con las mías negando - Te espera una vida dura. Por eso te vamos a proteger. No te voy a mentir Ritsu, es posible que el equilibrio del mundo dependa de ti, y que vayas a afrontar sentimientos que nadie pueda comprender. Tienes una carga muy pesada encima, pero no puedes huir. Cualquier destino, es mejor que tu muerte Ritsu.
Apoyó su frente contra la mía. Poco a poco empezaba a dejar de llorar. Sentía esa calidez que antes estaba dentro de mi. Era verdad, que él estaría dentro de mi. Me hacía sentirme más relajado. Poder volver a hablar con él después de tanto tiempo.
- Ojalá y no hubieses muerto Mitsu - apoyé la frente en su hombro mientras suspiraba- No quiero que te vayas.
- Tendré que irme Ritsu - Sonreía mientras hablaba y me acariciaba por la nuca - Pero estaré siempre contigo. Y cuando me necesites otra vez, puedo volver.
Asentí despacio y notaba como poco a poco, la energía volvía dentro de mi. El tacto de Mitsu cada vez se hacía más débil, y su imagen si iba desvaneciendo.
Notaba como entraba esa energía dentro de mi otra vez mientras yo estaba sentado en la cama. Mi hermano ya había desaparecido, pero no me sentía solo esta vez. Volví a leer el mensaje y respiré hondo. Tenía que encontrarme con Ai y Rei otra vez. Ellos eran los que siempre estaban a mi lado, y el haberlos echado no los beneficiaba ni a ellos, ni a mi.
Me puse en pie en la cama y fui hasta la puerta. No sabía como los iba a ver, estaba seguro de que tenía que pedirles perdón, esto no iba a ser sencillo pero debía hacerlo. Tomé aire profundamente y cerré los ojos. Noté que algo en la casa cambiaba y puse mi mano en el pomo de la puerta. Tiré de este hacia abajo y la abrí.
En el porche estaban Rei y Ai. Los dos sentados, uno en el suelo y otro en una silla. Cuando abrí, fue Ai el primero en ponerse en pie y mirarme. Sonreía con algo de alivio, seguramente había estado muy preocupado por mi.
Él no se acercaba a mi, supongo que estaba esperando permiso mio para hacerlo o no. Pero fui yo el que se acercó a él para estrecharle. Crucé mis manos por su espalda y apoyé mi mejilla en su pecho. Ai era también muy cálido, y notaba como su calor buscaba el interior de mi cuerpo para poder confortarme. Siempre me cuidaba así, pero esta vez, era yo el que tenía que hacer que se sintiera mejor.
- Ai lo siento - Le dije mientras le abrazaba. Él había cruzados sus manos tras mi cuello y me miró sorprendido. - Siento haberte echado, siento haberte preocupado Ai.
- Ritsu no hace falta que me pidas perdón - Dijo susurrando en mi oído - Está todo bien ya ¿no?
Asentí cerrando los ojos. De pronto, sentí ganas de sonreír. En todo el tiempo que había pasado, eran muy pocas las veces que tenía ganas de sonreír. Quizás es que no tenía motivos para ser feliz del todo, o yo no los veía. Porque esos motivos eran Rei y Ai. Ahora lo tenía claro, si ellos estaban cerca yo no tenía que tener miedo.
Entonces pensé, que era posible que yo fuera la razón para ser feliz de Ai. Que por eso no quería alejarse de mi.
- Todo está bien ahora - Asentí sonriendo. Esta vez era una sonrisa de corazón, y miré también a Rei para que pudiera verla.
Rei me miró y abrió los ojos de par en par. No esperaba que yo fuera a sonreír así, después de lo que había pasado. Se puso en pie y dio un paso hacia mi, sin estar seguro de si debía terminar de acercarse o no.
- ¿Ha pasado algo ahí dentro? -Dijo Rei mientras me miraba- Pareces cambiado Ritsu.
Yo solo asentí. Estaba recordando a Mitsu y me apoyé en el pecho de Ai mientras sonreía. Me sentí algo nostálgico otra vez, pero no podía estar triste. Porque estaba con ellos.
- Me di cuenta de varias cosas. - Le dije a los dos y me separé un poco de Ai. Que me miraba sonriendo. Se notaba que él ahora estaba más relajado. Rei también pero, había algo en él que estaba distinto - Me he dado cuenta de que no consigo nada si me aparto de vosotros y que, no quier oque eso ocurra.
Sonrei mientras los miraba. Estaba muy pendiente de ellos y no me di cuenta de como una bola de fuego se lanzaba sobre mi y me daba en el hombro.
Me caí al suelo de costado llevando una mano a mi hombro ensangrentado y negro. Estaba muy dolorido y tenía que cerrar los ojos.
Una figura negra estaba frente a nosotros en el aire. Llevaba la túnica de la escuela pero no decía ninguna palabra. A sus pies había un circulo dorado, con símbolos arcanos que hasta yo pude reconocer. Era un circulo de lucha. Estaba ya atacándonos y no sabía que hacer para defendernos. Y tampoco podía concentrarme bien por el dolor que tenía en el hombro.
Ai fue el primero en reaccionar. Cogió mi brazo bueno y me llevó tras una mesa que volcó en el suelo para cubrirnos a los dos.
- ¿Estás bien Ritsu? -Me miró preocupado.
Yo me miré la herida y después asentí presionando los labios. La herida no tenía muy buen color y estaba sangrando. Creo que nunca llegué a tener una herida así, y estaba doliendo como si tuviera algo clavado.
- Estoy bien - Dije no muy convencido.
- ¡¡REI!! - Gritó Ai desde detrás de la mesa.
Rei ya había dibujado en la mesa un circulo protector y había invocado un escudo en esta. Se puso detrás de la mesa junto a nosotros.
- ¿Está bien? - Preguntó Rei a Ai sin ni si quiera mirarme. Estaba asomado por un lado de la mesa mirando a nuestro atacante. - No puedo saber quien es, pero de momento esto nos protegerá.
- Ritsu tienes que invocar la espada - Dijo Ai mientras se quitaba un trozo de la parte de abajo de la camiseta y me lo colocaba sobre el hombro.
El primer contacto fue tan doloroso como el impacto de la bola de fuego, y luego el dolor no se calmaba. Yo presionaba los dientes y cerraba los ojos. Era muy doloroso.
- Lo intentaré - Dije con la voz ahogada entre sollozos por el dolor.
Oía el impacto de lo que supuse eran bolas de fuego contra el escudo de Rei. Ai seguía sujetando su camiseta contra mi herida, y esta ya se había llenado de sangre. No sabía que estaba sangrando tanto, pero yo, trataba de invocar la espada.
- Esto no va bien Rei - Dijo Ai mientras miraba la herida - Tienes que atacar tú.
- Si yo le ataco es posible que el escudo no funcione y os ataque a vosotros - Dijo Rei algo preocupado. Todavía no me miraba y parecía que estaba dibujando algo en el suelo con su carboncillo. - ¿Podrías atacarle tú?
- Necesito una espada para hacerlo, todas están dentro de la casa - Dijo Ai mirando al rededor buscando algo con lo que atacar.
Finalmente cogió una de las sillas y la rompió contra el suelo. Cogió el trozo más largo de los que se habían roto y lo empuñó como si fuera una espada, con una sola mano. Con la otra me tomó la mano y me hizo mirarle.
- Ritsu, sujeta esto contra la herida con fuerza - Me miró muy serio mientras acariciaba mi mano - Toma tu tiempo para invocar la espada. Yo trataré de entretenerlo.
- No - Negué de pronto con fuerza - Espera solo un momento más - Le sujeté de la mano y miré también a Rei.
De pronto tenía una muy mala sensación. No quería que se fuera en ese momento. Tenía que concentrarme y conseguir la espada antes de que saliera.
- No me va a pasar nada - Besó mi frente y salió fuera del escudo de Rei.
Yo presioné mi herida con una mano y con la otra traté de concentrarme. Esta vez era urgente, no podía dejar que nada malo le pasara a Ai. No ahora que por fin estaba feliz por estar con él.
Se oían algunos golpes contra el escudo aun, se oían golpes por todos lados. Yo solo quería que apareciera la espada ragna en mis manos. La necesitaba en ese instante.
- No - Dijo Rei entonces.
La espada empezó a aparecer entre mis manos. Abrí los ojos algo aliviado, tenía que darsela a Rei en ese momento. Me puse en pie para llamarle y miré tras el escudo.
- Estará siempre contigo - Dijo Rei que se puso también en pie a mi lado mientras. Yo empezaba a distinguir lo que había pasado en ese breve periodo de tiempo.
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