"Este capítulo está dedicado a mi amor de Twitter, a mi KANA <3 la quiero muchisimo y es la que me está inspirando a seguir adelante con estos capítulos.
Kana, espero que sigas siempre así de especial, preciosa y animada, haces que cada vez que te leo tenga ganas de abrazarte y me haces sacar una sonrisa cada día que me hablas. Un beso y Feliz Navidad"
Leo
volvió a la realidad al notar algo de humo que salía de la olla dónde estaba
cocinando.
-
¿¡EEEEEHHH!?
Había
estado tan concentrado recordando cómo había empezado todo, cómo de pronto su
vida había dado un giro de 360 grados, que ni si quiera se había dado cuenta de
que se le estaba quemando la comida.
Cogió
un paño de cocina y sujetó la olla hasta llevarla al fregadero, dónde empezó a
verter agua dentro mientras la cocina se llenaba de humo. De tanto humo le
costaba respirar, fue hacia la ventana y la abrió dejando salir el humo
mientras tosía.
-
¿Cómo esperas que haga todas las tareas del hogar? – Hablaba en voz
alta refiriéndose a Lucas, aunque sabía que este no estaba en la casa – Esta
casa es muy moderna, es muy complicado.
En ese
mismo momento, Rori abrió la puerta de la casa. Llevaba una bolsa en las manos
y cerró nada más pasar. Leo dirigió la mirada hacia ella fijándose por primera
vez en cómo era. Tenía el pelo oscuro, bien peinado recogido en una coleta,
ojos castaños y amplios, labios finos y una piel clara. No aparentaba más de 25
años.
Rori se
quedó en la entrada y comenzó a reír, abanicando con una mano para apartar el
humo.
-
Parece que no se te da muy bien cocinar aun, ¿verdad? – Terminó
sonriendo mientras se acercaba a la cocina y comenzaba a sacar algunas verduras
y carne de la bolsa colocándolo en la nevera y armarios.
Leo
terminó negando y se giró dejándole sitio en la cocina. Miraba hacia abajo algo
vencido por las circunstancias.
-
No sé cómo espera Lucas que me haga cargo de todo – Terminó afirmando.
Después de unos días había acabado cogiendo confianza con ella – Estudiar,
hacerle la comida, ayudarle con su agenda. No tengo apenas tiempo para mí.
-
El señor Lucas es un hombre ocupado – Ríe y termina empezando a hacer
la fregaza – Leo, tienes que tener paciencia.
-
Lo sé – Terminó susurrando mientras miraba hacia abajo pasándose una
mano por el pelo – Gracias por ayudarme sin decirle nada, creo que se
enfadaría.
Rori
terminó de hacer la fregaza y comenzó a limpiar por la cocina todo lo que había
manchado Leo. Era una experta en las tareas del hogar, mucho mejor de lo que
Leo podría ser, en cualquier caso.
-
Claro que se enfadaría. A Lucas le gusta la profesionalidad y la
perfección – Vuelve a reír y señala una habitación – Deberías ir a ponerte al
día con su agenda, creo que esta tarde tenéis trabajo.
Leo
asintió e hizo una pequeña reverencia mientras que se retiraba. Andó unos pasos
hacia atrás y se giró entrando al despacho de Lucas, en el cual también estaban
sus libros, su ordenador, etc. Se había convertido también en su cuarto de estudio.
Se
sentó en la silla del despacho y comenzó a usar el ordenador de Lucas, que el
mismo tenía vinculado con su iPad, que ahora tenía Leo. Empezó a revisar su
agenda y Rori, como siempre, tenía razón.
-
La firma de libros de esta tarde es a las 4 – Suspiró y entonces
revisó su horario de clases – Se va a molestar – Terminó afirmando.
Lucas
había pasado la mañana haciendo algunas compras. Desde que había visto a Leo
con su ropa, pensó en la ropa que le sentaría bien, maquillaje, cremas
faciales, etc. Tenía un gran conflicto interno. Quería que lo vieran perfecto
cuando estaba a su lado, pero por otro lado, no quería que nadie más se diera
cuenta de su potencial y pudiera quitárselo.
Aun
así, sabía que no podía llevarlo a sus eventos con la ropa que tenía, más que
nada, porque iba a pegarse a él, y tenía una imagen que mantener.
-
Bueno, supongo que después de todo, no llama tanto la atención.
No
paraba de repetirse lo mismo una y otra vez mientras que compraba. Ya iba cargado con algunas
bolsas, se sorprendió a si mismo fantaseando con el momento en el que le daba
lo que le había comprado. Se veía a si mismo entrando por la puerta, con un
aire indiferente. Leo entonces vendría corriendo a saludarle, con una sonrisa
dulce en sus labios. Él le daría las bolsas y entonces Leo querría hacerle
disfrutar para darle las gracias.
La
simple idea de que fuera Leo quien tomara la iniciativa en el tema sexual, le
hacía sacar una amplia sonrisa. Un tipo de sonrisa, que normalmente no salía de
dentro, solo la fingía para mantener su imagen.
Leo
estaba estudiando en la mesa del despacho de Lucas. Rori había terminado de
cocinar y se había acercado a limpiar por el despacho y se asomaba por encima
del hombro de Leo.
-
¿Qué estás estudiando? – Le comentó ella sacándolo de su concentración.
-
Procesos Matemáticos – Dijo mientras cerraba el libro y se lo
enseñaba, levantándolo con una mano a pesar de que este pesaba.
Rori
miró el libro unos instantes y después se apartó sonriendo levemente. Se acercó
a una estantería del despacho y empezó a limpiar el polvo de los libros uno por
uno. Su mente ya estaba maquinando lo que en verdad estaba pasando.
Ella se
había dado cuenta ya del gran potencial de Leo. Su capacidad memorística, su
belleza simple, pero arrebatadora. También se había dado cuenta de que Lucas se
había enamorado, nunca había metido en su casa a alguien tan rápido, aunque
seguramente ni si quiera él se había dado cuenta de que estaba enamorado.
La
puerta de la casa se abrió apenas sin hacer ruido y por esta pasó Lucas cargado
con todo lo que había comprado para Leo. Se quitó los zapatos y cerró la
puerta. Fue entonces hacía el salón y dejó las bolsas en un sofá.
-
¿Leo? ¿Dónde estás?
Leo lo
oyó desde el despacho y se puso en pie de inmediato, como si hubiese recibido
una orden, ya se había acostumbrado a reaccionar así ante Lucas. Fue hacia la
puerta y la abrió saliendo al salón cerrando tras de sí.
Al
momento de verle, hizo una reverencia y se acercó a él.
-
Buenos días Lucas – Le miró mientras presionaba un poco los labios
algo nervioso.
-
Buenos días Leo – Le puso una mano en el pelo y le acarició a los
lados sonriéndole - ¿Me has echado de menos?
Leo le
miró y se sonrojó agachando la mirada. Desde que estaba con él, se pasaba el
día sonrojado por sus miradas. Aunque trataba de controlar sus impulsos de
besarle intensamente.
Luchas
lo entendió al momento sin falta de palabras y se acercó a su oído besándole en
este mientras le susurraba con su tono sensual, suave. Estaba aterciopelada
mientras le acariciaba por la cintura con una mano.
-
Te traje unos regalitos.
Se
separó entonces y cogió las bolsas poniéndolas delante de Leo en el suelo. Leo
se sorprendió y se agacho mirando las bolsas, alzando la mirada sonriéndole.
-
No tenías que haberte molestado – Sonrió muy agradecido y abrió la
primera de las bolsas viendo un traje de diseño – Pero, ¿y todo esto? ¿No
decías que este tipo de ropa no me sentaba bien?
Lucas
se quedó mirándole unos segundos mirándole. Había empezado como en su fantasía,
sonriendo, dando las gracias. Pero Leo se había dado cuenta de sus intenciones,
Lucas tenía miedo de que Leo se diera cuenta de su propio potencial.
-
Bueno, es que como tenemos algunos eventos – Se quedó pensando
mientras sonreía – Tienes que dar una imagen para ser mi ayudante personal.
-
Muchas gracias – Se pone en pie y se abrazó a él sonriendo algo
tímido. Sonreía levemente mientras apoyaba la mejilla en su pecho.
Lucas
aprovechó de que se estaba apegando hacia él y le acariciaba con una mano por
la cintura. Con la otra mano le tomó de la barbilla a Leo mientras le besaba en
los labios con los ojos entrecerrados.
Leo se
dejó mientras tenía los ojos entrecerrados, sus mejillas sonrojadas, había
perdido otra vez el control sobre su propio cuerpo.
Lucas
empezó a meter las manos dentro de sus pantalones, le acaricia con las manos
por dentro de los boxers mientras le besaba por el cuello.
Rori
salió del despacho cerrando la puerta y soltó una leve risita picarona. Se fue
entonces hacia la cocina y empezó a recoger sus cosas.
Lucas
notó su risa y siguió el beso, pero Leo, se despegó volviendo a recuperar el
control sobre su propio cuerpo.
-
¡Lucas¡ – Elevó algo la voz con los ojos entrecerrados – No hagas esto
ahora – Terminó hablando en un leve susurro con los ojos entrecerrados.
-
Por mí no os preocupéis ya me voy – Terminó de recoger sus cosas y se
fue hacia la puerta despidiéndose.
Lucas
entonces cogió a Leo de la camiseta rompiéndola y lo pegó cara a la pared
mientras le besaba por el cuello.
-
No vuelvas a pararme – Terminó susurrando con los ojos entrecerrados –
En esta relación, yo soy el que manda.
Leo
había acabado con los ojos cerrados, acostado en el sofá ya sin ropa. Lucas le
acariciaba por la mejilla y le besaba por los hombros y el cuello mientras le
acariciaba acostado a su lado.
Había
disfrutado como siempre del cuerpo de
Leo, que se movía a su gusto, cada una de sus partes estaba hecha para que
Lucas la disfrutara.
Se
levantó y fue entonces a la cocina. Revisó por esta y entonces cogió la olla y
se quemó apartando la mano.
-
Leo, ven y sírveme la comida – Elevó la voz mientras se miraba la
mano- Curame que me he quemado.
Leo
estaba casi dormido respirando aun agitado cuando oyó su nombre. Se levantó con
cuidado y se puso la camiseta alrededor de la cintura acercándose a él.
-
¿Qué ha pasado?
-
Que tienes que hacer bien tu trabajo – Le regañó entonces Lucas y
señaló la olla – Está todavía caliente, sírveme la comida – Eleva la voz y se
mira la mano.
Leo
sacó de un armario de la cocina crema hidratante y empezó a ponerla lentamente
sobre la mano de Lucas que le quitó la camiseta de la cintura mientras negaba.
-
¿Qué es esto de tener una camiseta aquí? –Le siguió regañando mientras
que le ponía la camiseta en su sitio – Tienes que aprender a vestirte.
Leo
entonces se apartó y fue hacia otro armario poniéndose de puntillas. Lucas se
puso por detrás y le acarició por la cintura mientras le olía por el pelo,
disfrutando su aroma.
-
Debería castigarte.
-
Tengo que servir la comida – Susurró volviendo a sonrojarse y se
sujetó el filo de la camiseta hacia abajo.
-
Esta tarde, ¿tenemos algo que hacer?
Leo
respiró hondo mientras se apartaba de Lucas y miró a un lado. Lucas volvi´oa
acariciarle por la cintura y le besaba por el cuello despacio.
-
Tengo que ir a clase.
-
No me gusta que vayas a clase, deja los estudios.
Leo se
apartó un poco mientras Lucas luchaba por acariciar su piel. No podía pensar en
cómo no estaba poseyéndolo en ese mismo instante. Una y otra vez, su piel le
llamaba, su aroma. Todo de Leo le hacía perder la cabeza.
Leo se
apartó mientras sujetaba la camiseta hacia
abajo negando con la cabeza.
-
No pienso dejar los estudios. Quiero poder encontrar trabajo.
-
Tú ya tienes trabajo, ser mío – Le miró alzando una ceja y le cogió de
la muñeca atrayéndolo hacía el mismo- Y ya te he dicho de que en esta relación,
soy yo el que manda. Vas a dejar los estudios.
-
No voy a dejar los estudios – Le miró mientras fruncía el ceño
intentando apartarse – Lucas cumplo todo lo que dices, esto no quiero hacerlo.
Lucas le
miró y puso los ojos en blanco volviendo hacia el salón, se sienta en el sofá y
cruza una pierna sobre la otra. Leo le estaba desobedeciendo, no debería
desobedecerle. Había dejado claro desde el principio que él era el que mandaba.
Se notó
a si mismo mordiéndose el labio inferior algo frustrado. “Mierda”. Cogió
entonces su paquete de tabaco y golpeó dos veces en la parte de abajo cogiendo
un cigarro, lo puso en los labios y lo encendió dando una profunda calada.
Leo se
había quedado en la cocina sirviendo los platos. Se acercó al salón y puso el
plato en la mesa enfrente de él, colocó los palillos y los vasos para los dos.
Finalmente, se arrodilló enfrente de la mesa y le miró de reojo.
-
¿Estás enfadado?
-
No lo estoy – Termina asintiendo despacio y da otra calada con los
ojos cerrados.
-
¿No vas a comer?
Lucas
se limitó a cerrar los ojos mientras daba otra calada sin contestar a la
pregunta. Leo miraba hacia abajo y se cogía una mano con la otra.
-
Si quieres, la clase de hoy no es importante.
Leo
terminó cediendo, quería mantenerse fuerte pero la indiferencia de Lucas
empezaba a quemarle por dentro. Lucas, no obstante, permaneció impasible ante
las palabras de Leo, dio otra calada y terminó quitando ceniza del cigarro en
un cenicero.
-
No voy a dejar los estudios, pero cuando haya eventos para ti –
Presiona los labios y se acerca un poco a él respirando hondo – Si no tengo
examen faltaré a clase.
Lucas
le miró y terminó sonriendo. Era su primera victoria a medias, pero era una
victoria al fin y a l cabo.
-
Bueno, puede que de momento me conforme con eso. –Señaló entonces con
la cabeza hacia la cocina- Sírveme la comida.
Leo
asintió sonriendo y se alejó hacia la cocina. No sabía cómo hacía Lucas para
salirse siempre con la suya. Era molesto.
Cuando llegó
a la cocina sirvió la comida en un plato para Lucas que estaba donde lo había
dejado, sin moverse, con la mirada fija en Leo. Parecía que trataba de
memorizar incluso cada arruga de sus labios, resecos después de la sesión que
habían tenido.
Leo
terminó sonrojándose con esa mirada tan intensa que le cortaba la respiración. Las manos le temblaban cuando sirvió la comida
y terminó por poner los platos en la mesa de la forma en la que le gustaba a
Lucas.
Fue
entonces cuando Lucas se acercó hasta el asiento y le miró con los ojos
entrecerrados sonriendo.
-
Luego tendrás que vestirte de forma apropiada – Le dijo mientras le
acariciaba por el trasero mientras le sonreía. Desviando la mirada hacia la
comida – Saldré antes que tú y luego vendré a por ti.
-
Está bien – Asintió Leo que se apartó de su mano de forma disimulada.
El
pequeño gesto pasó desapercibido para Lucas que ahora se concentraba en la
comida mientras con la mano que ahora estaba libre miraba en su móvil. De
repente, en su cara se dibujó una pequeña sonrisa mientras pasaba los dedos por
el móvil.
<<¿Qué
ha sido eso?>>
Durante
un momento Leo sintió una pequeña punzada en el cuerpo. No sabía que había
sido. ¿Dudas? En cierto modo pensaba que ese tipo de sonrisas solo las ponía
cuando se las dedicaba él, pero, al parecer no era así. Sintió unas ganas
irrefrenables de saber que era lo que le había hecho sonreír, pero no dijo
nada. Se limitó a seguir con la comida hasta que terminó.
Lucas
hizo lo mismo, salvo que él tardó un poco más, estaba muy concentrado en lo que
quisiera que estuviera haciendo en el móvil. Cuando terminó se levantó de la
mesa sin decir una sola palabra y fue hacia el baño.
Leo le
estuvo observando mientras se encargaba de recoger después de la comida. Estaba
viendo como Lucas se estaba arreglando, se ponía perfume, recogía bien sus
largos cabellos y se ponía la americana.
-
Asegúrate de estar listo en una
hora – Miró a Leo, sonrió antes de salir y cerró la puerta.
Leo
emitió un leve suspiro. Terminó de recoger y decidió salir a que le diera un
poco el aire.