Había terminado por dormirme sobre el torso de Ai. Él me transmitía demasiada paz, era imposible no estar tranquilo cuando estaba cerca.
Desperté por segunda vez y me senté en la cama. Ai estaba recostado y dormido aún. Parecía muy descansado cuando dormía. Siempre ponía esa sonrisa tierna cuando estaba dormido.
Pasé un dedo por sus labios y luego pasé el mismo dedo por los míos. No podía dejar de pensar en ese beso que nos habíamos dado.
Rei apareció por detrás de mi y me acarició por el hombro. No sabía cuanto tiempo había estado ahí o si había visto lo que había hecho con mi dedo. Me ponía nervioso que hubiese visto eso. Era como haberle dado un beso indirecto, y él podría haberlo visto.
Mi cara se puso roja casi al instante y me puse una mano en la mejilla para intentar disimularlo. Rei pasó una mano por mi pelo y soltó una de sus risas. Eso bastó para confirmarme que si lo había visto. Rei siempre tenía ese tipo de humor. Le gustaba medio burlarse de mi cuando hacía algo vergonzoso. Antes yo me picaba y siempre acabábamos jugando, pero en ese momento, no sabía como reaccionar del todo.
- Menos mal que no le has besado - Dijo Rei tratando de burlarse de mi. Pero a la vez, dejó entre ver en su voz una nota de celos que pude captar.
- ¿Cómo le iba a besar ? - Reí tratando de seguir su broma - Ai es mi mejor amigo. Rei no digas cosas raras.
Rei se puso a mi lado y me cogió de la barbilla. Tenía los ojos clavados en los míos y sus labios ya no mostraban su sonrisa juguetona.
Yo trataba de respirar de forma pausada para no ponerme nervioso, sin apartar la mirada de la suya. Era como si intentara leer el interior de mi alma. Se me escapó un suspiró y terminé mirando hacia un lado.
- Antes eras diferente Ritsu - Terminó por confesar mientras alejaba las manos de mí.
- He crecido, supongo - Susurré, pero terminó siendo un suspiro también.
- No es eso Ritsu - Negaba con la cabeza mientras se pasaba una mano por la siente- Tengo que preguntarte esto. - Se arrodilló frente a mi y trató otra vez de buscar mi mirada con la suya - ¿Qué es lo que sientes?
Contuve la respiración por un momento. En verdad ni yo mismo sabía lo que sentía ya. Nunca me había parado a pensar en lo que sentía. Desde que tuve que alejarme de Rei, siempre pensé que si me enamoraba de alguien, que si quería a alguien demasiado se acabaría marchando. Mis padres, mi hermano, Rei. Solo tenía a Ai.
En verdad, sabía que yo le hacía mal a Ai. Sabía que yo era una carga para él, aunque él no lo dijese nunca. Lo estaba aceptando ahora, Ai tenía que alejarse de mi. Yo tenía que alejarme de Ai. Miré a Ai por un segundo y suspiré.
En el fondo, siempre he sabido que acabaría por alejarme de Ai también. Sabía que yo tenía que estar solo. Por mucho que me aferrara a Ai, yo sabía que en algún momento iba a tener que dejarle ir.
- ¿Ritsu? - Dijo Rei algo preocupado sujetando mi muñeca - ¿Por qué no contestas? ¿Está pasando algo?
Miré hacia Rei y me encogí de hombros. Tenía que tomar una decisión, y para eso tenía que estar solo.
- No sé lo que siento Rei - Le terminé confesando y respiré hondo.
Reí tomo mi muñeca con más fuerza y la alzó en el aire con su brazo. Mi mirada se posó directamente en la suya que se había puesto de pie.
- Tus ojos Ritsu - Dijo preocupado y me llevó hasta un espejo - Se están oscureciendo.
Me miré en el espejo y era cierto. Hasta hace poco siempre había tenido un ojo de cada color, y ahora, se oscurecían. Me seguí mirando pero, en verdad no me importaba. Mi interior se agitaba con la idea de alejarme de Ai.
Ni si quiera le prestaba verdadera atención a mis ojos. Solo pensaba en Ai. En si me echaría de menos, en si lucharía por estar a mi lado. No sabía como pedirle que se alejara de mi, ni si querría ver yo como él era feliz al alejarme.
- Ritsu, ¿qué estás pensando? - Dijo Rei que me cogió de la mejilla- Para de hacerlo. Para.
- No estoy pensando en nada - Contesté. Traté de sonar convincente pero mi voz, junto con todo mi cuerpo, tembló. Sentía que me desvanecía otra vez y dejaba de ver.
Otra vez me fallaba el cuerpo. Mis piernas temblaban y perdían la fuerza hasta postrarme de rodillas. La vista se me empezaba a nublar, y se oscurecía mi visión lateral.
- Ritsu, tienes que dejar de pensar en lo que estés pensando - Rei se arrodillo justo enfrente de mi. Parecía estar dando ordenes, pero yo no quería obedecer.
Esta vez solo quería dejarme ir. No sentía miedo, ni sentía que tenía que aferrarme a la vida. Me daba igual si todo terminaba, porque Ai estaría mucho mejor sin tener que cargar conmigo a todos lados.
- Ritsu - Siguió insistiendo Rei que acabó dejándome recostado en el suelo yendo hasta la cama y golpeando en la cara a Ai para despertarlo - Joder Ai tienes que levantarte.
La voz de Rei apenas era un susurro para mi. Mi vista ya se había terminado de oscurecer, y solo notaba, como desde mi interior algo crecía por mi garganta y salía por mi boca. Me cubría por la piel mientras se expandía , haciendo que mi respiración fuese más débil.
- ¿Qué está pasando? -Dijo Ai recién despierto mirándome.
Yo solo seguía tirado en el suelo. Notaba como la vida se iba de mi cuerpo sin tratar de retenerla.
- Ai tienes que abrazarle otra vez - Contestó Rei mientras me señalaba.
Ai se tiró de rodillas y me estrechó entre sus brazos. Yo notaba su calor. Una parte de mi quería seguir notando ese calor, pero el resto, solo quería dejarse ir.
- ¿Qué le está pasando Rei? - Gritó Ai descontrolado. Se notaba el miedo en su voz mientras me aferraba.
- Es su corazón - Rei negaba y daba vueltas de un lado al otro. Parecía estar pensando pero sin terminar de concentrarse. De vez en cuando echaba una mirada hacia mi, lo que le hacía ponerse más nervioso.
- ¿Cómo que su corazón? - Ai posaba su frente sobre la mira negando - Está ardiendo Rei. ¿Qué ha pasado? Hace un momento estaba bien.
- ¡¡JODER!! - Gritó Rei mientras se agachaba hasta arrodillarse - Solo estábamos hablando. No sabía que esto iba a pasar.
Ai le miró. Los ojos los tenía entrecerrados, la mandíbula presionada y sus dedos se clavaron en mi espalda con fuerza. Si yo hubiese estado más consciente, seguramente ese agarre me hubiese dolido.
Parecía que en cualquier momento se iba a lanzar contra Rei, pero no lo hizo. Siguió sujetándome y besó mi frente. Fue rápido y suave. Me hizo reaccionar levemente y por un segundo pude verle. Lo suficiente como para sonreír al verle, antes de que mi vista volviese a oscurecerse.
Pensé, antes de volver a caer en la nada, "Ojalá y no te hubiese despertado Ai".
Quedé completamente inconsciente. Me parecía que en estos días había pasado más tiempo así que con los ojos abiertos.
- No sabía que el veneno había afectado a su corazón - Dijo Rei mientras Ai me colocaba en la cama otra vez.
Mi cuerpo parecía inerte, nada lo hacía reaccionar. Sin embargo, mi corazón seguía haciendo que la sangre circulara y mis pulmones se llenaban y vaciaban de oxígeno.
- ¿Qué quieres decir? - Ai se sentó a mi lado en la cama y acariciaba mi mano.
- Lo que hicieron, fue envenenar el ambiente con energía negativa en un mal recuerdo - Dijo Rei mientras me miraba en la cama tratando de explicar lo que había sucedido - Los recuerdos afectan a la mente. Habían envenenado su mente con un recuerdo. Y yo limpié su mente, por eso despertó.
Rei se acercó hasta una mesa dónde había un libro que empezó a ojear por encima. Pasaba rápido por las hojas mientras Ai lo miraba atento, esperando que siguiera con la explicación.
- Ese veneno ha llegado hasta su corazón. He hecho que ese veneno detonase y ahora lo estamos perdiendo.
Ai se levantó de la cama y se aparto de mi cuerpo. De pronto, cogió por el cuello de la ropa a Rei y le empujó contra una pared con bastante fuerza. Reí ni si quiera tuvo tiempo de reaccionar. Ai le puso la mano en el cuello y lo levantó contra la pared.
Sus ojos estaban inyectados en sangre, tenía el ceño fruncido y las venas de sus brazos palpitaban marcadas por la fuerza que estaba haciendo. Rei abrió los ojos algo asustado. Jamás había visto a Ai así.
- ¿Cómo lo arreglamos? -Dijo mientras apretaba el cuello de Rei.
- N-no lo sé - Contestó Rei con dificultad por el agarre. Llevó las manos a la de Ai tratando de soltarse, pero su fuerza no disminuía - Tengo que buscar por el libro, pero hay que darse prisa.
Ai miró el libro y le dejó otra vez en el suelo mirando hacia dónde estaba en la cama. Rei se pasaba una mano por el cuello, mientras con la otra seguía mirando por el libro.
Ninguno de los dos volvió a decir nada. Ai se acercó hasta la cama en la que estaba mi cuerpo. Mi respiración cada vez era más débil, la temperatura me estaba bajando. Ai sabía que a este paso no me iba a quedar demasiado tiempo. Rei también lo sabía, pero no podía hacer nada.
- ¿Sabes si está enamorado? - Preguntó Rei mientras miraba una página - ¿Está enamorado de ti?
Ai le miró de reojo cerrando los puños. Aun no sabía como tratar a Rei, pensaba a partes iguales en matarlo y dejarlo vivo, al menos hasta que yo me recuperara.
- ¿Tratas de recrearte por que está enamorado de ti? - Le dijo alzando una ceja.
- ¿Vosotros no sois pareja? - Pregunto Rei que alzó la mirada - Vivís juntos, dormís juntos y tú no permites que se aleje de ti.
- No soy yo el que no permite que se aleje - Le gruñó mirándole de reojo- Ritsu es libre de hacer cuanto quiera, el otro día os dejé a solas a los dos.
- ¿No crees que puede estar enamorado de ti? - Se levantó y le enseñó en el libro - Creo que he encontrado el tipo de veneno que tiene. Pero necesita beber la sangre de la persona que ama.
Ai miraba las páginas del libro intentando entender lo que ponía, cuando la verdad es que no entendía nada de lo que había en esas páginas. El no había tratado de aprender nunca nada de eso. Pero si Rei creía que esa era la solución lo aceptaba.
- Tú fuiste su primer amor Rei.
Se hizo a un lado dejando que se acercara a mi. Pero Rei estaba dudoso. Él no tenía tan claro que fuese él a quién yo amaba.
- Yo le provoqué que detonara el veneno - Negó varias veces mirando hacia mi - Su corazón es débil, si hay alguien a quién el quiera, no es quien le hace daño.
Ai sonrió levemente mientras me miraba y apartaba el pelo de mi frente. Podía notar como su cariño traspasaba mi piel dónde me tocaba. Era como fuego inyectándose a través de mis poros y mi cuerpo se estremeció.
- ¿Qué tengo que hacer? - Preguntó sin dejar de mirarme.
Rei cogió una navaja de su bolsillo y se acercó hasta Ai. Le tomó la mano y le cortó de forma horizontal en la muñeca. Luego cogió la propia haciendo también un corte.
- Probemos con la sangre de los dos para que no haya ningún fallo. -Le miró suspirando y acercó su muñeca hasta mis labios tirando de mi barbilla.
Ai hizo lo mismo acercando su muñeca a mis labios. La sangre de los dos empezó a caer en mi boca. Yo aun no podía reaccionar, así que las gotas continuaron llegando a mi pasando por mi garganta.
A los pocos segundos mi piel recobró un poco de color y mi pulso se estabilizó. Volvía a estar más templado y algo en mi empezó a funcionar bien.
De pronto, podía notar el sabor a hierro y azúcar en mi boca. Llevé sin abrir los ojos una mano hasta mi boca, y ahí me topé con las manos de ellos dos. Abrí los ojos sin decir una sola palabra y me aparté lentamente de sus manos con los labios aun manchados por la sangre.
- ¿Qu-qué ha pasado? -Pregunté algo confuso mientras pasaba una mano por mi frente.
Los dos entonces me contaron lo que había pasado. Yo solo recordaba ese deseo de marcharme para que Ai fuese libre.
- Menos mal que ya estás bien - Dijo Rei mientras se apartaba con el libro en las manos. Lo dejó encima de la mesa y cogió un pañuelo presionando en su corte.
Ai no decía nada. Solo estaba mirando a mis ojos, con una expresión seria. Yo no lograba entender nada. Cogí mi camiseta por la parte de abajo y presioné con esta en el corte de Ai. No sabía en que momento se cortaría la sangre o cuanta sangre había dejado salir, pero no quería que se pusiera mal por mi culpa.
- ¿Me explicas tú que ha pasado? - Dijo entonces Ai - Porque Rei no ha dicho ni una palabra de lo que te afecto para que te pusieras así.
Suspiré mientras negaba. Había desviado la mirada hasta su muñeca. La verdad, que ahora mismo esa conversación no me afectaba tanto como lo había hecho antes, pero seguía haciendo que me sintiera triste.
- ¿Ritsu? -Insistió.
- No ha sido nada en particular Ai - Le contesté negando. La verdad, quería dejar ese tema de lado. Tenía miedo de que si aceptaba lo que sentía por Ai, él acabara desapareciendo también. Jamás debía decirle que sentía algo por él. - Creo que ahora que está Rei, tu puedes tener más tiempo para ti. Salir y eso.
Respiré hondo y me levanté de la cama estirándome un poco dándole la espalda. Sabía que no era sano nada de nuestra relación. El estar pegado a él, el dormir con él. Después de todo, solo era mi mejor amigo. No quería presionarle hasta perderle.
Ai se quedó en silencio y después desvió la mirada Rei que estaba cabizbajo. No entendía muy bien que era lo que acababa de pasar. Después de que era uno de los dos al que yo amaba, supuso que seguía siendo Rei el dueño de mi corazón y no dijo nada.
- Está bien Ritsu - Terminó por levantarse de la cama y yendo hacia la puerta- Volveré en un rato. Voy a dar un paseo.
Salió de la habitación y al poco oí como se cerraba la puerta de la casa. Yo me senté en la cama suspirando y después terminé dejando caer mi cuerpo hacia atrás cerrando los ojos. Solamente quería dormir.
Rei se acercó hasta mi y se sentó a mi lado en la cama. Cruzó una pierna sobre la otra mientras soltaba una de sus risas, con las que hacía notar que sabía más que el resto.
- ¿Por qué haces eso Ritsu? - Dijo entonces dando con un dedo en mi nariz.
- ¿El qué? - Reí mientras me ponía la mano en la nariz. Ya volvía a tener un ojo de cada color y mi piel se había puesto como de costumbre.
- Alejarle de ti - Volvió a decir Rei mientras se recostaba a mi lado - Creo que siempre he sido capaz de ver el interior de tu corazón. Ahora no puedo verlo porque lo has encerrado dentro de ti - Miraba a mis ojos sonriendo.
- No se puede encerrar un corazón.
- Al igual que no se puede envenenar un recuerdo - Dijo con sarcasmo - Cuando te pregunto por tus sentimientos, es porque no los puedo adivinar. No sé si amas a Ai, no sé si me amas a mi, si te sientes triste o feliz. No sé si estas cansado o con energía. Te has vuelto todo un misterio para todos, y no muestras lo que de verdad sientes. Supongo, que es lo que pasa cuando te sientes solo.
Le miré tratando de poner mi misma sonrisa de siempre. Con un ligero suspiro me incorporé estirando los brazos. Este tipo de conversaciones eran las que no me gustaban y siempre tenía una forma para evitarlas.
- No estoy solo. Nunca estoy solo - Terminé riendo y me puse en pie- Estar inconsciente da hambre. ¿Comemos algo?
- Precisamente estar inconsciente no da hambre Ritsu - Se incorporó a mi espalda mientras negaba - No soy Ai, a mi no es fácil engañarme.
Chiste para mi mientras le miraba de reojo. Normalmente con Ai es muy fácil cambiar el tema. Giré la cabeza y le miré de forma más seria mientras sacudía la cabeza a los lados.
- Rei, no quiero hablar de esto - Me encogí de hombros y salí de la habitación.
Fui hasta el salón tratando de huir de Rei. Después de negarme a hacer algo, sentía que la situación era incomoda para mi y quería evitarlo. Pero Rei me siguió de cerca.
- Ritsu, si te sientes solo eres más vulnerable.
Me senté en el sofá y abracé a un cojín mirando a un lado. Era increíble la habilidad que tenía Rei para entrar en mi mente. Cuándo eramos pequeños también lo hacía, pero ahora no me gustaba.
- Entiendo que no quieras hablar de esto conmigo. Te he fallado y te he hecho daño - Se sentó a mi lado y paso una mano sobre mis hombros. Yo solo seguía mirando al lado opuesto dónde estaba él. Deseaba que se callara e hiciera como si no hubiese pasado nada. - ¿Por qué no quieres hablar con Ai? Siempre ha estado a tu lado, más que yo y te ha protegido.
Seguí callado presionando los labios. De vez en cuando soltaba algún suspiro tratando de que entendiera que quería que se callara, aunque no surtiera efecto. No sabía ni yo mismo como abordar el tema con Ai. Después de todo solo le ponía en peligro, igual que a Rei. Ese sentimiento volvía a estar ahí. No era tan negativo como hace un rato, pero era algo con lo que yo vivía siempre. Solo que se me olvidaba y trataba de fingir ser feliz.
- Jamás has vuelto a sonreír como cuando nos conocimos - Dijo Rei mientras acariciaba por mi espalda - Si no hubiese desaparecido yo, quizás no tendrías esa armadura.
- Rei en serio - Le terminé mirando mientras mis ojos se inundaban de lágrimas que yo me esforzaba por contener - No quiero hablar de esto.
- ¿Por qué? - Llevó la mano hasta mi mejilla y con el dedo pulgar limpió una lágrima que se derramaba por ésta. Yo solo presionaba los labios y miraba hacia un lado.
- No me siento solo. Ai siempre ha estado cerca de mi - Susurré mientras parpadeaba un par de veces. Notaba como un nudo se había formado en mi garganta. Como si mi cuerpo reaccionara de forma negativa a lo que estaba contando.
- Ritsu, Ai no sabe lo que sientes - Fue lo que me contestó él - Después de dos años juntos, pensaba que él te conocería como te conocía yo en ese entonces. Tus partes sensibles y tus partes que te hacían cosquillas - Terminó sonriendo y acarició con un dedo tras de mi oreja. Ese sitio siempre me había hecho sentir extraño. Yo cerré los ojos y me aparté negando.
- Ai es solo mi amigo - Le aparté la mano y respiré hondo.
- ¿Y los amigos no tienen que saber cuando estas triste o contento? - Respiró hondo pero sonreía. Estaba consiguiendo que yo hablara y eso le hacía sentir bien. - A mi me contabas siempre como te sentías, y a Ai también se lo contabas. ¿Qué cambió?
- Ai sabe cuando estoy triste o contento - Miré a un lado y me hice hacia atrás apartándome de Rei.
- Ai no sabe nada. ¿A caso eres feliz? - Me cogió de la barbilla y me miró a los ojos directamente- ¿A caso no quieres alejar a Ai de ti ahora mismo?
- ¡¡SI!! - Le grité y le aparté la mano de un golpe. Comencé a llorar desconsoladamente mientras cerraba los puños. Me había puesto en pie mientras le miraba - Alejaos todos de mi. No quiero que os acerquéis ninguno de los dos a donde estoy yo. - Mi voz salía con más fuerza de la que pretendía. De mi al rededor empezó a circular algo que no entendía qué.
La casa pareció temblar mientras yo me echaba hacia atrás y Rei miraba a todos los lados. Parecía que no esperaba lo que estaba pasando. Rei se elevó en el aire y empezó a flotar hasta que salió de la casa y se cerró la puerta al echarle fuera.
Yo me quedé en el interior. Me senté en el sofá abrazando al cojín. No sabía que había pasado, pero tampoco me importaba. Ahora cada uno podría hacer su vida sin que yo, fuese una carga para ellos.
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Ai fue el que vio como Rei era expulsado de la casa. Esta le lanzó contra el suelo y cayó sentado de una forma algo brusca. Ai no pudo evitar reírse al verlo pero al mismo tiempo miró para la casa.
- ¿Qué ha pasado? - Dijo Ai mientras se acercaba a la puerta pasando al lado de Rei.
Puso la mano en el pomo de la puerta pero este no cedía. Era como si la casa entera se hubiese vuelto un muro de piedra. No se veía nada a través del cristal. La puerta no se movía aunque la golpeara y el pomo ni si quiera temblaba.
- Ritsu, ha encontrado la conexión con el alma de la casa - Dijo Rei mientras se incorporaba pasándose una mano por la nuca.
- Eso es genial ¿no? - Dijo Ai sonriendo y alzó la voz tratando de llamarme - Ritsu abre, tenemos que celebrarlo.
- No te esfuerces, no te va a oír - Corto Rei mientras negaba - Jamás pensé que sus sentimientos se hubiesen vuelto tan oscuros. Suspiró mirando hacia la casa. ¿Cómo no te has dado cuenta en todo este tiempo de lo solo que se sentía?
Ai se giró para mirarle y después volvió a golpear en la puerta con el puño tratando de llamarme.
- ¡Vamos Ritsu! - Trataba de reír aunque estaba preocupado - ¡Cocinaré Curry para ti!
- ¿No me estás oyendo? No te puede oír - Dijo Rei mirándole frunciendo el ceño- Tú sabías que algo estaba mal en su interior.
- Claro que lo sabía - Le miró Ai poniéndose serio al momento - ¿No me doy cuenta de como no quiere relacionarse con nadie? Le invitan a salir, me invitan a mi. Incluso evita comer junto con mi familia y llevo dos años tratando de que se abra sin lograrlo. ¿A quién se le ocurre presionarlo? - Volvió a golpear en la puerta con más fuerza. El puño se le estaba poniendo rojo por los golpes y trataba de sonreír otra vez - ¡¡Ritsu no seas malo!! ¡¡Que hace algo de frio!!
- ¿Por qué no me dijiste nada? ¿Por qué él no me dijo nada?
- ¿Por qué crees tú que se bloquea? - Susurraba poniendo la frente contra la puerta- Sé que piensa que si me alejo de él seré más feliz. Quizás sea verdad, que si pasaran varios años, por fin lograría olvidarle. Pero yo no quiero hacerlo. Estoy enamorado de él, y lo único por lo que me esfuerzo es para tratar de hacerle feliz. - Terminó con un suspiro mirando hacia la casa - ¿Qué pasará si no se abre él solo?
Rei se quedo mirando a la casa y negó despacio.
- No creo que podamos hacer nada, pero si conseguimos entrar. Me apartaré de él, está claro que no es la persona que yo conocía.
- Es lo que queda después de que tu le partieras lo que le quedaba de corazón.
jueves, 31 de mayo de 2018
martes, 29 de mayo de 2018
Invocadores de Espíritus - CAP 4
Habían pasado ya una semana desde nuestro confinamiento voluntario. Desde que habíamos llegado a mi casa en el campo, ni Ai ni yo habíamos podido salir.
Rei había sido muy tajante al respecto. No podíamos saber quien había matado a nuestros tres atacantes. Tanto el profesor como los alumnos habían estallado. No había quedado nada de ellos, y por tanto, tampoco una forma de descubrir quien los había mandado a matarme.
Al día siguiente de estar en la casa, nos habíamos dado cuenta de que no había comida dentro. Ai me ofreció que los dos fuésemos a comprar comida, y así nos diera el aire un poco. Pero Rei, se había negado en rotundo. No quería que ninguno saliéramos hasta saber si el peligro nos estaba esperando fuera.
Cómo Ai y yo no nos íbamos a separar, Rei fue el que salió a por provisiones. En verdad, yo pensaba que sería mucho más seguro si íbamos todos juntos. Pero Rei insistió en ir solo. También quería pasarse a informar a su hermana sobre el ataque que sufrimos. Si alguien cómo un profesor estaba en el asunto, el consejo debía saberlo.
Así que así estaba. Encerrado en la casa desde hacía ya siete días. Ni si quiera había vuelto a ver la luz del sol. Mi ánimo estaba por los suelos. Ni si quiera entrenaba con las mismas ganas de antes, y no podía hacer otra cosa que sentarme a ver como Ai entrenaba.
Eso mismo estaba haciendo. Estábamos los dos en la sala subterránea. Yo pensaba que era imposible, pero los músculos de Ai se habían desarrollado mucho más en estos siete días.
A veces me quedaba embobado mirándolo. Su atractivo era cada vez mayor. Cuando me abrazaba contra su pecho mis mejillas se sonrojaban, aunque trataba de disimularlo, a veces mi corazón se aceleraba y notaba la sonrisa tierna que ponía Ai al notar mi pulso.
Hoy, sin embargo, me abracé a las piernas mientras le miraba completamente embobado. Ai no notaba la falta de energía que notaba yo, así que después de un par de horas entrenando sin decir nada
Después de una hora entrenando, Ai se acercó a mi, con su torso bien definido por la tensión del entrenamiento y reluciente por el sudor. No podía dejar de mirarlo, sentía un nudo en la garganta y Ai parecía moverse a cámara lenta hasta que se puso delante de mi sonriendo.
Yo apenas había parpadeado durante todo su camino hasta mi. Cuando llego frente a mi, me puso una mano en el pelo y me lo alborotó.
- Ritsu, ¿estás bien?
Su sonrisa intentaba animarme, darme energía. Pero yo solo sonreí vagamente para corresponderle. No pronuncié palabra y al notar que mis mejillas se ponían rojas bajé la vista.
- Estás poco hablador hoy también ¿eh? - Se sentó a mi lado y cogió una toalla pasándosela por la cara. Después exhaló y cogió la botella de agua - Creo que estar aquí encerrado te está empezando a afectar.
- Creo que si -Terminé diciendo con un suspiro.
Ai estaba cada vez más desesperado de que yo aceptara las ordenes de Rei. Los dos sabíamos que corríamos peligro si salíamos, y Ai quería correr el riesgo. Yo no quería que él corriese peligro, no iba a salir, aunque las paredes cada vez se me caían más encima.
- Oh, me has contestado -Rió y me abrazó por la cintura haciendo que me acercara a él.
Me gustaba el contacto, tanto que me hacía sonreír. Ai se recostó en el tatami y me sentó sobre su abdomen. Me miraba a los ojos sonriendo mientras me acariciaba por las piernas. Era tan calido que solté una pequeña risa.
- ¿No vas a volver a hablar? - Subió una mano hasta mi mejilla acariciándola.
- Ai, es que - Terminé susurrando y sacudo la cabeza a uno y otro lado.
- Venga, salgamos un rato.
Ai me cogió en brazos poniéndose en pie. Estaba decidido a que saliéramos y esta vez, yo no quería impedírselo.
Subió por las escaleras de la habitación secreta hasta que salimos por el lado de la cama que habíamos movido a un lado. Después de todo, nadie podía entrar en la casa si yo no abría la puerta, y esa habitación no corría peligro.
Rei estaba seguro de que el nexo de la casa, de que toda la energía de mi familia estaba en algún lugar secreto de ese cuarto. Pero yo aun no era lo suficientemente bueno como para controlar la casa y que me mostrara sus secretos.
Rei decía que yo tenía que buscar en mi interior, estar en sintonia con mi energía interna, que aceptara los poderes de mi hermano, algo que para mi era imposible.
Siempre que intentaba hacerle caso, venían a mi mente los recuerdos de ese día. Volvía a notar el olor de hierro de la sangre de Mitsu, lo pringosa que era y la palidez de su piel fría.
Así que había decidido, dejar de intentarlo al quinto día. Ni Ai ni Rei habían intentado en insistirme en que lo hiciera. Pues siempre acababa llorando y evitaba que se me acercaran demasiado. Aunque eso, lo estaba haciendo ya de normal. Me sentía demasiado encerrado.
- Vamos a que te de un poco el aire. Estar aquí encerrado está pudiendo contigo. - Dijo Ai mientras me dejaba en pie al lado de la puerta. Cogió con una mano la ira de la persiana y empezó a subirla despacio.
Cuando esta estuvo arriba, el sol me dio de lleno en los ojos y tuve que apartar la mirada encandilado. La verdad, es que la intensidad de la luz natural, no podía compararse con la luz del sol. Estaba sonriendo simplemente por notar el sol.
Dí un paso hacia fuera de la casa y noté la brisa del viento acariciando mi cara. Sentía como mi cuerpo recuperaba energía. De pronto noté esa energía que me daba el estar fuera y no podía parar de sonreír.
Aunque ese sentimiento duró solo hasta que pude abrir los ojos. Cuando lo hice, por primera vez en ocho años tuve que enfrentarme al escenario que había estado evitando. Ni si quiera se habían arreglado los muebles rotos, ni se había terminado de limpiar la sangre del suelo. Esa gran cantidad de sangre.
Me quedé paralizado al momento. Supongo que no había pensado en salir lo suficiente. Las piernas no me respondían, los ojos se me habían abierto del todo como dos platos, y la respiración se me había congelado.
No sé cuanto tiempo estuve así. Ya notaba como la sangre se me agolpaba en la cabeza y me derrumbaba a un lado, cuando Ai me sujetó por los hombros. Evitó que me cayera al suelo cogiéndome en brazos.
Justo como pasó ese día. Mi mente lo estaba reviviendo de forma continua y no podía salir de ese bucle. Un vació había aparecido dentro de mi cuerpo y se estaba tragando todo mi ser. Los ojos se me quedaron en blanco y no podía oír las palabras de Ai, aunque notaba que este gritaba.
Solo podía notar su cuerpo pegado al mío. Mi alma se había aferrado al tacto de su piel y a su calor. Era lo único que me hacía aferrarme a la vida.
Recuerdo que no veía nada, mis ojos estaban vacíos. No oía tampoco nada, todo se había quedado mudo. Y de pronto. Ni si quiera podía sentir el cuerpo de Ai.
No sé el tiempo que estuve así, minutos, horas. No podría asegurarlo. Pero de pronto, empecé a notar otra vez su cuerpo pegado al mio.
Ai acariciaba mi frente y notaba como estaba pegado a mi. Notaba su pecho subir y bajar con cada respiración. Estaba acostado sobre el. Aun no podía ver nada, pero estaba seguro de que era su cuerpo.
Mi respiración volvió y entonces, noté su aroma a sudor. No era un olor agradable, pero, era parte de Ai, y hacía que yo quisiera abrir los ojos. Escuchar su voz y abrazarle.
De pronto pude escuchar murmullos de fondo. Aun no podía moverme, pero estaba seguro de que eran dos voces. Seguramente Ai y Rei estaban ahí.
- ¿Cómo se te ha ocurrido dejar que saliera? - Decía Rei claramente gritando, a pesar de que yo no lo podía distinguir bien. - ¿Sabes lo que podría haber ocurrido si hubiese habido alguien esperándoos?
- Él necesita salir también. Estando aquí dentro se está consumiendo - Le contestaba Ai pero con una voz más calmada mientras me acariciaba - Si no quieres que salgamos los dos solos, estate más por aquí. Pero no puede estar más tiempo encerrado, en vez de que lo asesinen, lo mataremos nosotros.
- Si fueras capaz de protegerlo cómo es debido, no haría falta de que yo estuviera cerca ¿no?
Ese comentario había hecho mucho daño. Noté como Ai contenía la respiración. Algo en su interior se removía. Sin embargo, no se apartó de mí. Solo me acarició por la frente otra vez y me besó en la mejilla.
- Ni si quiera sé que ve en ti. No puedes protegerlo bien, no tienes nuestros poderes. Eres un humano normal y corriente.
- ¿Qué ve en mi? - Le contestó Ai. Se notaba que estaba dolido - Que yo no le abandoné. Que yo fui capaz de dejarlo todo por él. A lo mejor, él esperaba lo mismo de ti.
Estaba claro que los dos estaban siendo dañinos. Esto no iba a hacer ningún bien. Pero yo aun no podía ni abrir los ojos. Solo podía ser un testigo mudo de la discusión que estaban teniendo.
Oí un golpe muy fuerte algo retirado de mi. Rei estaba golpeando algo. Ese comentario de Ai quizás le había dado en algún punto de su corazón que trataba de tener bien protegido.
- Esto no es como cuando eramos pequeños Ai - Dijo Rei. No sé lo que estaba haciendo, pero su tono de voz parecía amenazador - Esto no se resuelve con juegos o a suertes. Es la vida real. En esto no tienes una segunda oportunidad. Si fallas Ritsu puede morir.
-Eso ya lo sé Rei - Le contestó Ai - No tengo la intención de fallar en ningún momento. Daría mi vida por él.
Los dos se quedaron en silencio por un momento y yo, había dejado de intentar moverme. No quería hacer ninguna señal de que estaba consciente y de que les oía.
- ¿Por qué? - Dijo Rei al cabo de unos minutos. Su voz volvía a ser calmada y se notaba que estaba algo derrotado. Esperó otros segundos antes de seguir con su frase - ¿Por qué darías tu vida por él?
- ¿A caso tu no lo harías? -Fue la respuesta de Ai algo esquiva - ¿Por qué lo harías tú?
Rei pareció vacilar durante un instante. Supuse que estaba luchando en su interior entre las ganas que tenía de saber, y las ganas que tenía de ser él el que empezara a contar.
- Cuando eramos pequeños. Cuando le conocí - Empezó Rei a contar con un suspiro- Fue la primera vez que mi hermana acompañó a Mitsu en una invocación. Mi hermana siempre me estaba hablando de lo talentoso que era Mitsu. Siempre tenía un brillo especial en la mirada al hablar de él. Yo siempre pensaba que no sería para tanto. Pero cuando nos encontramos, me di cuenta de la paz que transmitía. Pude sentir en mi interior, como las palabras de mi hermana cobraban vida. Todo era real para mi.
>> Pero eso que sentía no venía de Mitsu. Había un chico detras justo de la pierna derecha de Mitsu. Ritsu estaba ahí. - Hablaba en un tono nostálgico. Era como si sonriera mirando a la nada, recordando como nos conocimos - Era tímido, asustadizo y a la vez, transmitía paz. Recuerdo ese momento con nitidez, aun después de tantos años.
>> Ritsu y yo nos quedamos a un lado. Yo no paraba de mirarle, el solo sonreía y miraba a un lado con timidez. Pero ninguno de los dos daba el paso para acercarnos. Cada uno estaba a un lado. Ritsu jugaba con un peluche de un gato sentado en el suelo, y yo lo miraba de reojo.
>> La invocación que hacían mi hermana y Mitsu estaba yendo muy bien. Pero eso no era lo que me interesaba. Yo notaba como todo estaba tranquilo gracias a Ritsu. En un momento, me armé de valor. Quería hablarle fuese como fuese. Me acerqué a él y le di un toquecito en el brazo con una de mis manos. Él se giró y me sonrió de oreja a oreja. Esa sonrisa que no volvió a poner desde que Mitsu murió. Con esa sonrisa, mi corazón estalló. Jamás se lo he dicho a nadie, pero en ese momento, me prometí que haría todo lo que fuera por volverlo a ver sonreír así.
>> Hace ocho años que no cumplo esa promesa.
Oí como suspiraba. Sentí como mi corazón se encogía en mi interior y mis labios se presionaron. No sé si Ai lo notó, pero creo que incluso suspiré.
- Cuándo le pedí salir y dijo que sí. Fue lo mejor que me pudo pasar. Pero aun así, ni aun estando junto a él. No conseguía que sonriera así otra vez. Sigue transmitiendo esa paz - Puso una mano en mi mejilla - Incluso cuando se queda inconsciente sigue transmitiendo esa energía tan pura. Pero, creo que su corazón jamás responderá como lo hacía con Mitsu.
- Creo que te equivocas - Le contestó Ai que me abrazaba más contra si mismo - Su corazón salió dañado cuándo murió Mitsu. Pero fuiste tú quien lo rompió. - Rei apartó la mano de mi mejilla al momento- Rei, ¿por qué crees que cuando estabais juntos, yo no me interponía?
Rei debía estar inseguro, porque pasaban los segundos y él no contestaba. Parecía que la respuesta le había congelado.
- Ritsu volvía a ser feliz poco a poco - Dijo Ai. Noté como apoyaba sus labios sobre mi frente- Se estaba reconstruyendo poco a poco. Yo lo veía feliz y eso me bastaba. Pero jamás te perdonaré que lo rompieras otra vez. - Terminó suspirando y alzó la vista. Supongo que estaba mirando a Rei - Ese mismo día, cuándo supo que no iba a volverte a ver. Él intentó quitarse la vida. Tú y yo eramos lo único que él tenía.
>>Yo tampoco se lo he dicho nunca. Traté de pasarlo por alto, y él no lo volvió a intentar. Fue uno de los motivos por el que no le voy a dejar solo más de 5 minutos. Si eso pasara, es porque algo va mal. Es nuestra norma.
>> Yo también estoy enamorado de Ritsu. Lo he estado todo este tiempo. Yo no noto esa energía que dices que transmite. Yo no noto que es eso que dices que tiene dentro. A mi eso es algo que no me importa. Yo desde pequeño he estado a su lado. Siempre he notado que es alguien dulce y cariñoso. Cuando era pequeño no lo notaba, pero hace ya unos años que me dí cuenta de su pureza. Ese bien que tiene dentro y que nadie parecer verlo. Quiero proteger lo que le queda de pureza. No quiero que se oscurezca esa luz que tiene.
Los dos, estaban haciendo que me encogiera. Jamás pensé que Ai pudiera sentir eso por mi. Ni si quiera pensaba que yo pudiera sentir eso por alguien. Me preguntaba si con esto le estaba haciendo daño a los dos. No sabía si eso que sentía Ai por mi era bueno o malo. Tampoco sabía bien si quería corresponderle, o si él o merecería alguien mejor que yo.
Sin darme cuenta, había empezado a hacer presión con los dedos de mi mano en el pecho de Ai. Supongo que esa frustración que sentía se manifestaba en mi cuerpo y lo hacía reaccionar.
También mis ojos se cerraron con algo más de fuerza y mi respiración se agitó. Ai, que fue el primero en notarlo, se incorporó mirándome y me besó en la frente. Se le notaba preocupado, su pulso se había acelerado y miró a Rei.
- Está pasando algo Rei. Se está tensando - Le dijo mientras me recostaba en la cama y me apartaba el pelo de la cara.
Rei se acercó a dónde estaba yo. Me examinaba de arriba abajo con curiosidad y puso una mano en mi mejilla también.
- Se está recuperando Ai, está yendo a mejor. - Sonrió y apartó la mano de mi cara - Mejor voy a traer algo dulce de comer.
Al salir de la habitación. Yo respiraba algo agitado aun. Sentía mi interior revoloteando y confuso. En ese momento, solo pensaba que si seguía así, jamás tendría que enfrentarme a la situación de tener que elegir entre ellos dos. No quería perder a ninguno de ellos.
- Ritsu - Susurraba Ai cerca de mi oído tratando de relajarme - Jamás te abandonaré. Yo siempre voy a estar a tu lado, ese es nuestro trato.
Sus palabras y su voz siempre estaban llenas de cariño y comprensión. Quería corresponderle, era tan bueno. Cuando me hablaba así, me sentía feliz.
Abrí los ojos y lo primero que vi fue su sonrisa. Me hizo sonrojar y desvíe la mirada. Pero Ai me tomó de las mejillas e hizo que le mirara.
- Te quiero Ritsu - Me besó fugazmente en los labios y luego se apartó acariciando mi pelo - Me has dado un buen susto.
Yo me quedé perplejo. No sabía como reaccionar ante su beso. Había sido en mis labios. Apenas había sido un segundo, pero había sido en mis labios. Noté la sangre agolpándose y palpitar en mis mejillas. Me estaba sonrojando más que en toda mi vida, pero, quería otro beso como ese.
- ¿Qu-qué ha pasado? -Conseguí decir mientras miraba a un lado.
- Bueno... - Me contestó Ai tratando de explicarme - Al parecer, hay algunas personas que saben que estamos aquí, y han tratado de envenenar el ambiente. Hasta que no seas capaz de controlar la energía de la casa, el alma -Hizo comillas al decir esta palabra- La casa tiene algunas partes negativas. Han potenciado la energía de la muerte de Mitsu para envenenarte y casi te perdemos.
- No fue eso - Negué mientras respiraba hondo- Es que lo vi todo, y colapsé - Susurré pasándome una mano por la frente- Vi hasta la mancha de sangre que dejó mi hermano.
- No
Cortó Ai de forma tajante y me cogió de las mejillas. Me miraba a los ojos muy serio. Mi corazón se aceleró al momento. Quería otro beso.
- Todo está arreglado y como nuevo Ritsu. Eso es lo que trato de decirte - Negaba y suspiró - Menos mal que Rei estaba cerca. Notó enseguida que te pasaba algo y el eliminó el veneno. Sino llega a ser por Rei...
- Noté tu cuerpo Ai -susurré mirando a un lado suspirando- Me aferraba a ti. No podía irme. No podía irme si podía tocarte. No podía irme porque no puedo estar alejado de ti.
Ai solo sonrió. Se volvió a recostar y yo me recosté sobre él sonriendo. Esto no era lo que estaba pensando. No había habido ningún beso más, pero, al menos estaba con Ai.
Rei había sido muy tajante al respecto. No podíamos saber quien había matado a nuestros tres atacantes. Tanto el profesor como los alumnos habían estallado. No había quedado nada de ellos, y por tanto, tampoco una forma de descubrir quien los había mandado a matarme.
Al día siguiente de estar en la casa, nos habíamos dado cuenta de que no había comida dentro. Ai me ofreció que los dos fuésemos a comprar comida, y así nos diera el aire un poco. Pero Rei, se había negado en rotundo. No quería que ninguno saliéramos hasta saber si el peligro nos estaba esperando fuera.
Cómo Ai y yo no nos íbamos a separar, Rei fue el que salió a por provisiones. En verdad, yo pensaba que sería mucho más seguro si íbamos todos juntos. Pero Rei insistió en ir solo. También quería pasarse a informar a su hermana sobre el ataque que sufrimos. Si alguien cómo un profesor estaba en el asunto, el consejo debía saberlo.
Así que así estaba. Encerrado en la casa desde hacía ya siete días. Ni si quiera había vuelto a ver la luz del sol. Mi ánimo estaba por los suelos. Ni si quiera entrenaba con las mismas ganas de antes, y no podía hacer otra cosa que sentarme a ver como Ai entrenaba.
Eso mismo estaba haciendo. Estábamos los dos en la sala subterránea. Yo pensaba que era imposible, pero los músculos de Ai se habían desarrollado mucho más en estos siete días.
A veces me quedaba embobado mirándolo. Su atractivo era cada vez mayor. Cuando me abrazaba contra su pecho mis mejillas se sonrojaban, aunque trataba de disimularlo, a veces mi corazón se aceleraba y notaba la sonrisa tierna que ponía Ai al notar mi pulso.
Hoy, sin embargo, me abracé a las piernas mientras le miraba completamente embobado. Ai no notaba la falta de energía que notaba yo, así que después de un par de horas entrenando sin decir nada
Después de una hora entrenando, Ai se acercó a mi, con su torso bien definido por la tensión del entrenamiento y reluciente por el sudor. No podía dejar de mirarlo, sentía un nudo en la garganta y Ai parecía moverse a cámara lenta hasta que se puso delante de mi sonriendo.
Yo apenas había parpadeado durante todo su camino hasta mi. Cuando llego frente a mi, me puso una mano en el pelo y me lo alborotó.
- Ritsu, ¿estás bien?
Su sonrisa intentaba animarme, darme energía. Pero yo solo sonreí vagamente para corresponderle. No pronuncié palabra y al notar que mis mejillas se ponían rojas bajé la vista.
- Estás poco hablador hoy también ¿eh? - Se sentó a mi lado y cogió una toalla pasándosela por la cara. Después exhaló y cogió la botella de agua - Creo que estar aquí encerrado te está empezando a afectar.
- Creo que si -Terminé diciendo con un suspiro.
Ai estaba cada vez más desesperado de que yo aceptara las ordenes de Rei. Los dos sabíamos que corríamos peligro si salíamos, y Ai quería correr el riesgo. Yo no quería que él corriese peligro, no iba a salir, aunque las paredes cada vez se me caían más encima.
- Oh, me has contestado -Rió y me abrazó por la cintura haciendo que me acercara a él.
Me gustaba el contacto, tanto que me hacía sonreír. Ai se recostó en el tatami y me sentó sobre su abdomen. Me miraba a los ojos sonriendo mientras me acariciaba por las piernas. Era tan calido que solté una pequeña risa.
- ¿No vas a volver a hablar? - Subió una mano hasta mi mejilla acariciándola.
- Ai, es que - Terminé susurrando y sacudo la cabeza a uno y otro lado.
- Venga, salgamos un rato.
Ai me cogió en brazos poniéndose en pie. Estaba decidido a que saliéramos y esta vez, yo no quería impedírselo.
Subió por las escaleras de la habitación secreta hasta que salimos por el lado de la cama que habíamos movido a un lado. Después de todo, nadie podía entrar en la casa si yo no abría la puerta, y esa habitación no corría peligro.
Rei estaba seguro de que el nexo de la casa, de que toda la energía de mi familia estaba en algún lugar secreto de ese cuarto. Pero yo aun no era lo suficientemente bueno como para controlar la casa y que me mostrara sus secretos.
Rei decía que yo tenía que buscar en mi interior, estar en sintonia con mi energía interna, que aceptara los poderes de mi hermano, algo que para mi era imposible.
Siempre que intentaba hacerle caso, venían a mi mente los recuerdos de ese día. Volvía a notar el olor de hierro de la sangre de Mitsu, lo pringosa que era y la palidez de su piel fría.
Así que había decidido, dejar de intentarlo al quinto día. Ni Ai ni Rei habían intentado en insistirme en que lo hiciera. Pues siempre acababa llorando y evitaba que se me acercaran demasiado. Aunque eso, lo estaba haciendo ya de normal. Me sentía demasiado encerrado.
- Vamos a que te de un poco el aire. Estar aquí encerrado está pudiendo contigo. - Dijo Ai mientras me dejaba en pie al lado de la puerta. Cogió con una mano la ira de la persiana y empezó a subirla despacio.
Cuando esta estuvo arriba, el sol me dio de lleno en los ojos y tuve que apartar la mirada encandilado. La verdad, es que la intensidad de la luz natural, no podía compararse con la luz del sol. Estaba sonriendo simplemente por notar el sol.
Dí un paso hacia fuera de la casa y noté la brisa del viento acariciando mi cara. Sentía como mi cuerpo recuperaba energía. De pronto noté esa energía que me daba el estar fuera y no podía parar de sonreír.
Aunque ese sentimiento duró solo hasta que pude abrir los ojos. Cuando lo hice, por primera vez en ocho años tuve que enfrentarme al escenario que había estado evitando. Ni si quiera se habían arreglado los muebles rotos, ni se había terminado de limpiar la sangre del suelo. Esa gran cantidad de sangre.
Me quedé paralizado al momento. Supongo que no había pensado en salir lo suficiente. Las piernas no me respondían, los ojos se me habían abierto del todo como dos platos, y la respiración se me había congelado.
No sé cuanto tiempo estuve así. Ya notaba como la sangre se me agolpaba en la cabeza y me derrumbaba a un lado, cuando Ai me sujetó por los hombros. Evitó que me cayera al suelo cogiéndome en brazos.
Justo como pasó ese día. Mi mente lo estaba reviviendo de forma continua y no podía salir de ese bucle. Un vació había aparecido dentro de mi cuerpo y se estaba tragando todo mi ser. Los ojos se me quedaron en blanco y no podía oír las palabras de Ai, aunque notaba que este gritaba.
Solo podía notar su cuerpo pegado al mío. Mi alma se había aferrado al tacto de su piel y a su calor. Era lo único que me hacía aferrarme a la vida.
Recuerdo que no veía nada, mis ojos estaban vacíos. No oía tampoco nada, todo se había quedado mudo. Y de pronto. Ni si quiera podía sentir el cuerpo de Ai.
No sé el tiempo que estuve así, minutos, horas. No podría asegurarlo. Pero de pronto, empecé a notar otra vez su cuerpo pegado al mio.
Ai acariciaba mi frente y notaba como estaba pegado a mi. Notaba su pecho subir y bajar con cada respiración. Estaba acostado sobre el. Aun no podía ver nada, pero estaba seguro de que era su cuerpo.
Mi respiración volvió y entonces, noté su aroma a sudor. No era un olor agradable, pero, era parte de Ai, y hacía que yo quisiera abrir los ojos. Escuchar su voz y abrazarle.
De pronto pude escuchar murmullos de fondo. Aun no podía moverme, pero estaba seguro de que eran dos voces. Seguramente Ai y Rei estaban ahí.
- ¿Cómo se te ha ocurrido dejar que saliera? - Decía Rei claramente gritando, a pesar de que yo no lo podía distinguir bien. - ¿Sabes lo que podría haber ocurrido si hubiese habido alguien esperándoos?
- Él necesita salir también. Estando aquí dentro se está consumiendo - Le contestaba Ai pero con una voz más calmada mientras me acariciaba - Si no quieres que salgamos los dos solos, estate más por aquí. Pero no puede estar más tiempo encerrado, en vez de que lo asesinen, lo mataremos nosotros.
- Si fueras capaz de protegerlo cómo es debido, no haría falta de que yo estuviera cerca ¿no?
Ese comentario había hecho mucho daño. Noté como Ai contenía la respiración. Algo en su interior se removía. Sin embargo, no se apartó de mí. Solo me acarició por la frente otra vez y me besó en la mejilla.
- Ni si quiera sé que ve en ti. No puedes protegerlo bien, no tienes nuestros poderes. Eres un humano normal y corriente.
- ¿Qué ve en mi? - Le contestó Ai. Se notaba que estaba dolido - Que yo no le abandoné. Que yo fui capaz de dejarlo todo por él. A lo mejor, él esperaba lo mismo de ti.
Estaba claro que los dos estaban siendo dañinos. Esto no iba a hacer ningún bien. Pero yo aun no podía ni abrir los ojos. Solo podía ser un testigo mudo de la discusión que estaban teniendo.
Oí un golpe muy fuerte algo retirado de mi. Rei estaba golpeando algo. Ese comentario de Ai quizás le había dado en algún punto de su corazón que trataba de tener bien protegido.
- Esto no es como cuando eramos pequeños Ai - Dijo Rei. No sé lo que estaba haciendo, pero su tono de voz parecía amenazador - Esto no se resuelve con juegos o a suertes. Es la vida real. En esto no tienes una segunda oportunidad. Si fallas Ritsu puede morir.
-Eso ya lo sé Rei - Le contestó Ai - No tengo la intención de fallar en ningún momento. Daría mi vida por él.
Los dos se quedaron en silencio por un momento y yo, había dejado de intentar moverme. No quería hacer ninguna señal de que estaba consciente y de que les oía.
- ¿Por qué? - Dijo Rei al cabo de unos minutos. Su voz volvía a ser calmada y se notaba que estaba algo derrotado. Esperó otros segundos antes de seguir con su frase - ¿Por qué darías tu vida por él?
- ¿A caso tu no lo harías? -Fue la respuesta de Ai algo esquiva - ¿Por qué lo harías tú?
Rei pareció vacilar durante un instante. Supuse que estaba luchando en su interior entre las ganas que tenía de saber, y las ganas que tenía de ser él el que empezara a contar.
- Cuando eramos pequeños. Cuando le conocí - Empezó Rei a contar con un suspiro- Fue la primera vez que mi hermana acompañó a Mitsu en una invocación. Mi hermana siempre me estaba hablando de lo talentoso que era Mitsu. Siempre tenía un brillo especial en la mirada al hablar de él. Yo siempre pensaba que no sería para tanto. Pero cuando nos encontramos, me di cuenta de la paz que transmitía. Pude sentir en mi interior, como las palabras de mi hermana cobraban vida. Todo era real para mi.
>> Pero eso que sentía no venía de Mitsu. Había un chico detras justo de la pierna derecha de Mitsu. Ritsu estaba ahí. - Hablaba en un tono nostálgico. Era como si sonriera mirando a la nada, recordando como nos conocimos - Era tímido, asustadizo y a la vez, transmitía paz. Recuerdo ese momento con nitidez, aun después de tantos años.
>> Ritsu y yo nos quedamos a un lado. Yo no paraba de mirarle, el solo sonreía y miraba a un lado con timidez. Pero ninguno de los dos daba el paso para acercarnos. Cada uno estaba a un lado. Ritsu jugaba con un peluche de un gato sentado en el suelo, y yo lo miraba de reojo.
>> La invocación que hacían mi hermana y Mitsu estaba yendo muy bien. Pero eso no era lo que me interesaba. Yo notaba como todo estaba tranquilo gracias a Ritsu. En un momento, me armé de valor. Quería hablarle fuese como fuese. Me acerqué a él y le di un toquecito en el brazo con una de mis manos. Él se giró y me sonrió de oreja a oreja. Esa sonrisa que no volvió a poner desde que Mitsu murió. Con esa sonrisa, mi corazón estalló. Jamás se lo he dicho a nadie, pero en ese momento, me prometí que haría todo lo que fuera por volverlo a ver sonreír así.
>> Hace ocho años que no cumplo esa promesa.
Oí como suspiraba. Sentí como mi corazón se encogía en mi interior y mis labios se presionaron. No sé si Ai lo notó, pero creo que incluso suspiré.
- Cuándo le pedí salir y dijo que sí. Fue lo mejor que me pudo pasar. Pero aun así, ni aun estando junto a él. No conseguía que sonriera así otra vez. Sigue transmitiendo esa paz - Puso una mano en mi mejilla - Incluso cuando se queda inconsciente sigue transmitiendo esa energía tan pura. Pero, creo que su corazón jamás responderá como lo hacía con Mitsu.
- Creo que te equivocas - Le contestó Ai que me abrazaba más contra si mismo - Su corazón salió dañado cuándo murió Mitsu. Pero fuiste tú quien lo rompió. - Rei apartó la mano de mi mejilla al momento- Rei, ¿por qué crees que cuando estabais juntos, yo no me interponía?
Rei debía estar inseguro, porque pasaban los segundos y él no contestaba. Parecía que la respuesta le había congelado.
- Ritsu volvía a ser feliz poco a poco - Dijo Ai. Noté como apoyaba sus labios sobre mi frente- Se estaba reconstruyendo poco a poco. Yo lo veía feliz y eso me bastaba. Pero jamás te perdonaré que lo rompieras otra vez. - Terminó suspirando y alzó la vista. Supongo que estaba mirando a Rei - Ese mismo día, cuándo supo que no iba a volverte a ver. Él intentó quitarse la vida. Tú y yo eramos lo único que él tenía.
>>Yo tampoco se lo he dicho nunca. Traté de pasarlo por alto, y él no lo volvió a intentar. Fue uno de los motivos por el que no le voy a dejar solo más de 5 minutos. Si eso pasara, es porque algo va mal. Es nuestra norma.
>> Yo también estoy enamorado de Ritsu. Lo he estado todo este tiempo. Yo no noto esa energía que dices que transmite. Yo no noto que es eso que dices que tiene dentro. A mi eso es algo que no me importa. Yo desde pequeño he estado a su lado. Siempre he notado que es alguien dulce y cariñoso. Cuando era pequeño no lo notaba, pero hace ya unos años que me dí cuenta de su pureza. Ese bien que tiene dentro y que nadie parecer verlo. Quiero proteger lo que le queda de pureza. No quiero que se oscurezca esa luz que tiene.
Los dos, estaban haciendo que me encogiera. Jamás pensé que Ai pudiera sentir eso por mi. Ni si quiera pensaba que yo pudiera sentir eso por alguien. Me preguntaba si con esto le estaba haciendo daño a los dos. No sabía si eso que sentía Ai por mi era bueno o malo. Tampoco sabía bien si quería corresponderle, o si él o merecería alguien mejor que yo.
Sin darme cuenta, había empezado a hacer presión con los dedos de mi mano en el pecho de Ai. Supongo que esa frustración que sentía se manifestaba en mi cuerpo y lo hacía reaccionar.
También mis ojos se cerraron con algo más de fuerza y mi respiración se agitó. Ai, que fue el primero en notarlo, se incorporó mirándome y me besó en la frente. Se le notaba preocupado, su pulso se había acelerado y miró a Rei.
- Está pasando algo Rei. Se está tensando - Le dijo mientras me recostaba en la cama y me apartaba el pelo de la cara.
Rei se acercó a dónde estaba yo. Me examinaba de arriba abajo con curiosidad y puso una mano en mi mejilla también.
- Se está recuperando Ai, está yendo a mejor. - Sonrió y apartó la mano de mi cara - Mejor voy a traer algo dulce de comer.
Al salir de la habitación. Yo respiraba algo agitado aun. Sentía mi interior revoloteando y confuso. En ese momento, solo pensaba que si seguía así, jamás tendría que enfrentarme a la situación de tener que elegir entre ellos dos. No quería perder a ninguno de ellos.
- Ritsu - Susurraba Ai cerca de mi oído tratando de relajarme - Jamás te abandonaré. Yo siempre voy a estar a tu lado, ese es nuestro trato.
Sus palabras y su voz siempre estaban llenas de cariño y comprensión. Quería corresponderle, era tan bueno. Cuando me hablaba así, me sentía feliz.
Abrí los ojos y lo primero que vi fue su sonrisa. Me hizo sonrojar y desvíe la mirada. Pero Ai me tomó de las mejillas e hizo que le mirara.
- Te quiero Ritsu - Me besó fugazmente en los labios y luego se apartó acariciando mi pelo - Me has dado un buen susto.
Yo me quedé perplejo. No sabía como reaccionar ante su beso. Había sido en mis labios. Apenas había sido un segundo, pero había sido en mis labios. Noté la sangre agolpándose y palpitar en mis mejillas. Me estaba sonrojando más que en toda mi vida, pero, quería otro beso como ese.
- ¿Qu-qué ha pasado? -Conseguí decir mientras miraba a un lado.
- Bueno... - Me contestó Ai tratando de explicarme - Al parecer, hay algunas personas que saben que estamos aquí, y han tratado de envenenar el ambiente. Hasta que no seas capaz de controlar la energía de la casa, el alma -Hizo comillas al decir esta palabra- La casa tiene algunas partes negativas. Han potenciado la energía de la muerte de Mitsu para envenenarte y casi te perdemos.
- No fue eso - Negué mientras respiraba hondo- Es que lo vi todo, y colapsé - Susurré pasándome una mano por la frente- Vi hasta la mancha de sangre que dejó mi hermano.
- No
Cortó Ai de forma tajante y me cogió de las mejillas. Me miraba a los ojos muy serio. Mi corazón se aceleró al momento. Quería otro beso.
- Todo está arreglado y como nuevo Ritsu. Eso es lo que trato de decirte - Negaba y suspiró - Menos mal que Rei estaba cerca. Notó enseguida que te pasaba algo y el eliminó el veneno. Sino llega a ser por Rei...
- Noté tu cuerpo Ai -susurré mirando a un lado suspirando- Me aferraba a ti. No podía irme. No podía irme si podía tocarte. No podía irme porque no puedo estar alejado de ti.
Ai solo sonrió. Se volvió a recostar y yo me recosté sobre él sonriendo. Esto no era lo que estaba pensando. No había habido ningún beso más, pero, al menos estaba con Ai.
lunes, 21 de mayo de 2018
Invocadores de Espíritus - Cap 3.
Desperté lentamente apoyando en su pecho. Pasé una mano por la frente incorporándome un poco sin mirar a mi lado.
- ¿Qué me ha pasado Ai? - Susurré y esperé, a que como siempre, me abrazara por el hombro y me besara en la mejilla.
- Ai está entrenando - Dijo entonces Rei.
Giré mi cabeza para verle. Rei estaba sin camiseta acostado a mi lado. Tenía una mano tras la nuca y la otra la había llevado a mi espalda. Me acariciaba mientras tenía una sonrisa en la cara. Parecía satisfecho.
- ¿Entrenando dónde? - Le miré abriendo los ojos mientras me mordía el labio inferior.
Estar con él me hacia sentir mejor. Como si el tiempo entre nosotros no hubiese pasado, aunque fuesen dos años, ahora estábamos los dos juntos otra vez. Pero, mi mente no dejaba de pensar en Ai.
- ¿Cuánto tiempo está entrenando? ¿Dónde está ? -Volví a insistir.
Pero Rei solo me acariciaba por la espalda sonriendo. Me tomó por el hombro y me hizo recostarme contra su pecho.
Me acarició la mejilla. Todo estaba empezando otra vez, como hace unos años. Los dos acostados en una cama mientras Ai estaba en otro sitio. Me tomó de la barbilla y me hizo mirarle a los ojos. Se estaba acercando hasta a mi pero, no llegó a besarme.
Me incorporé y levanté de la cama respirando hondo. Tenía que explicarle porque esto no podía ser. Tenía que explicarle el trato que tenía con Ai, y que, no podíamos estar alejados el uno del otro.
- Rei, ha pasado mucho tiempo - Le miré de reojo mordiéndome el labio inferior - Ai y yo.
- Sé que no sois novios - Se puso en pie y me acarició por la espalda - No es como si le estuvieras traicionando.
- Ai y yo tenemos un trato - Le corté apartándome - No puede estar más de cinco minutos lejos de mi. Ai, ¿dónde está?
Estábamos dentro de mi casa de campo. Todas las persianas y puertas estaban cerradas , no entraba la luz. Seguramente nadie sabría que estábamos ahí dentro. Además Aun no sabía dónde estaba Ai, eso me ponía algo nervioso. En este tiempo, el siempre me había protegido y ahora, me había acostumbrado a que su presencia me relajara.
Rei entonces terminó suspirando y se apartó de la cama. Cogió por el tablero del somier y tiró hacia arriba. Debajo de la cama dónde estábamos habían unas escaleras que yo nunca había visto.
Nunca había sabido que mi casa tuviera una especie de sótano o algo así. No entendía porque lo tenía, y como es que Rei si que lo sabía.
- ¿Qué es esto? ¿Vas a contestar algo de lo que te digo? - Terminé preguntando con un suspiro.
- ¿No tenías prisa por ver a Ai? - Me miró con una nota de frialdad en sus palabras.
Seguramente lo esquivo que había sido yo con él, le había dolido. No sabía si de verdad seguía sintiendo lo mismo por mi que por aquél entonces, pero, ¿qué pasaba con Ai?. Yo no podía traicionar todos los sacrificios, todo lo que había hecho por mi. En mi interior, sabía que Ai sentía algo por mi. Aun no me lo dijo cuando eramos pequeños, yo si noté que él trataba el tema de mi relación con Rei con cuidado.
Pero yo, estaba aun enamorado de Rei. Por eso, aunque siempre estábamos juntos, era Ai el que estaba esperando a que yo diera el paso. El jamás me iba a tocar de una forma que yo no le permitiera tocarme. Ni si quiera nos habíamos besado aun.
- Está ahí abajo. Ve a verle - Se fue de la habitación y yo respiraba hondo.
Rei estaba dolido. Ahora me iba a costar mucho más acercarme a Rei. Pero lo que realmente me preocupaba ahora, era porque Ai no estaba conmigo.
Estaba seguro de que habían pasado más de cinco minutos, y él no estaba junto a mi.
Bajé por las escaleras durante un par de minutos. Habían sido como dos pisos de bajada de escaleras. Apenas se veía nada, y yo apoyaba una de mis manos contra la pared para no caerme, hasta que llegué al final.
Frente a mi había una puerta. Por las rendijas se veía una luz blanca y dentro se oían algunos golpes. Pensaba que dentro estaría Ai. Pero no entendía, porque Ai se había alejado de mi.
Puse la mano en el pomo de la puerta y la abrí. En el interior era una habitación con paredes blancas y un tatami. En el centro estaba Ai, vestido con unos pantalones blancos algo anchos, sin camiseta o calzado. Tenía una espada en la mano y practicaba movimientos cada vez más ágiles. Nunca lo había visto así de rápido o fuerte.
El sudor caía por su pecho y abdomen desde toda su piel. El corazón se me acelero al verle así. No era la primera vez que lo veía entrenando. Pero en se momento, era distinto.
Ai se dio cuenta de que yo estaba ahí y paró su entrenamiento. Se acercó hasta a mi, mientras apartaba el pelo de la cabeza hacia atrás.
- Parece que ya te has despertado. ¿Cómo estás? - Dejó la espada en una de las paredes. Yo no me había fijado aún, pero estas estaban llenas de armas blancas de todo tipo.
- ¿Por qué no estabas ahí ? -Le dije mientras miraba hacia abajo. Presionaba mis labios y pasé la mano por el cuello.
Estaba algo nervioso. De pronto, le miraba y tenía ganas de acercarme a él por completo. No me había dado cuenta hasta ahora, después de haberle tenido lejos, de que yo lo quería volver a tener cerca.
- Bueno - Se puso delante de mi y see acariciaba por el pelo- Tenías que descansar y Rei quería un tiempo a solas contigo.
- ¿Desde cuándo haces caso a la ligera de lo que dice Rei? - Le mire mientras me cruzaba de brazos. En verdad quería demostrarle lo molesto que estaba siendo. Tanto tiempo molesto con Rei y ahora permitía que estuviera a solas conmigo - ¿Qué ha pasado con nuestro trato?
Ai suspiró y se acercó hasta mi. Me cogió con una mano por la mejilla acariciándome. Estaba siendo cariñoso otra vez, pero, yo sentía que era muy doloroso en ese momento.
- Ai, ¿qué pasa con nuestro trato? - Le golpeé con los puños en su pecho negando- Prometimos que no estarías más de cinco minutos alejado de mi. ¿Por qué lo has incumplido? Yo no lo incumplo nunca. Ai, no querías estar lejos de mi.
Ai me abrazó con fuerza contra su pecho por la espalda. Me pegó contra él. Nunca había pensado cuanto necesitaba ese abrazo.
- Lo siento. Pensé que tendrías muchas cosas de las que hablar con Rei ahora que podéis estar juntos otra vez.
Hablaba con cariño. Jamás podré olvidar como me besó en ese momento en la mejilla mientras acariciaba mi frente.
No era la primera vez que lo hacía. Era algo muy común, pero en ese momento. Estaba siendo como era él siempre conmigo, pero en ese momento, me sentí muy especial al estar con él.
- No vuelvas a dejarme solo más de cinco minutos. No importa con quien sea. Es nuestro trato - Susurré y me apoyé en su cuerpo - ¿Vale Ai?
Ai asintió despacio y me besó en la mejilla otra vez. Los dos nos quedamos en silencio durante un tiempo. No nos movimos pero estábamos juntos, y me sentí bien a su lado.
No se cuanto tiempo estuvimos así. Porque para ser sincero, para mi se paró el tiempo al estar recibiendo sus caricias. Pero después de esa eternidad instantánea. Te separaste de mi y me besaste en la frente. En ese momento, me hubiese gustado que me dijeras muchas cosas. Me hubiese gustado decirte yo a ti muchas cosas.
- ¿Quieres que te enseñe a usar una espada? - Pasó su mano otra vez por mi mejilla- Te verías muy sexy luchando, y así, podrías defenderme tu a mi.
Sonreí mirando hacia abajo algo sonrojado. Era la primera vez que me sentía lago avergonzado junto a Ai. Sabía cual era el motivo de mi sonrojo, sabía que era lo que estaba pasando. Ai había dicho que yo iba a estar sexy. Eso era lo único que había oído yo.
Sabía que había más motivos por los que tenía que entrenar. Sabía que yo también tendría que luchar en algún momento. Pero lo que me importaba a mi, era que le quiero cerca de mi.
- Te lo llevo pidiendo mucho tiempo Ai -Le miré sonriendo y estiré los brazos. - Por fin te he hecho entrar en razón ¿verdad?
Ai solo soltó una sonrisa y se acercó a una pared cogiendo, una espada que parecía de madera. Luego se acercó a mi para que yo la cogiera, también el cogió una igual y se puso a mi lado.
Hacía algunos movimientos y me pedía que los repitiera. Era divertido estar entrenando a su lado. Me recordaba cuando Rei y yo practicábamos invocaciones juntos. Pero esto era distinto.
Cuando entrenaba con Rei, era más serio. No nos reíamos. Todo tenía que salir a la perfección, teníamos que ser más fuertes. Él tenía que ser más fuerte que yo, siempre quería protegerme y siempre hacíamos lo que quería. Era cariñoso, serio y protector. Me hacía muy feliz.
Ai sin embargo, era el que gastaba algunas bromas conmigo mientras entrenábamos. Estaba claro que quería que me volviera más fuerte, pero lo hacía divertido y se me olvidaba lo serio de la situación.
Entre tanta risa. Volvimos a ser nosotros. Se me olvido el sitio en el que estábamos. Me olvidé del sueño que había tenido, y de porque mi familia había guardado una sala como esta. Estaba con mi mejor amigo, y no creía que nadie nos fuera a separar.
Rei acabó bajando a la sala. Pero yo no me dí cuenta de eso. Ai y yo seguimos entrenando hasta que Rei se acercó a una de las espadas y miró a Ai levantando la espada.
- Ai, entrena ahora conmigo - Rei parecía estar retando a Ai.
No entendía del todo esta situación. Pero Ai con una sonrisa elevó su propia espada contra él.
- Está bien Rei.
- Mira esto Ritsu - Dijo Rei mirándome a mi sonriendo - Yo soy mucho mejor para defenderte.
Con estas últimas palabras, una rivalidad que había estado oculta durante tantos años se desató. Los dos empezaron una lucha con las espadas. No paraban de golpear y lanzar estocadas el uno contra el otro.
La sonrisa que había mostrado Ai al principio se había desvanecido después de los dos primeros golpes. Parecía que ahora lo estaba dando todo para vencer a Rei, que no se estaba quedando atrás. Al principio parecía que tenía claro que Rei iba a ganar, pero ahora no lo tenía tan claro. Estaban luchando.
- Chicos podéis parar ya. Estáis igualados.
Intentaba pararlos sonriendo. Pero ellos no me estaban haciendo caso a mi. Estaban igualados en técnica y velocidad, pero no sabía en que momento uno iba a cometer un fallo e iba a ganar el otro.
Hasta que ese momento llegó. Después de tantas horas entrenando, Ai estaba más cansado que Rei, y terminó siendo algo más lento. Rei aprovechó ese descuido para hacer saltar la espada de Ai por los aires. Entonces pegó la punta de esta a su cuello con una sonrisa triunfal.
- Sabía que no eras tan bueno como yo.
Ai le miró cabreado y apartó con una mano la espada de su cuello. Se acercó hacia mi y me abrazó apoyando la frente sobre la mía.
- Lo siento. No he sido tan bueno como él.
- Por tu bien Ritsu - Se puso Rei a mi lado pero me miraba serio - Es mejor que te entrene yo. Por algo le he ganado.
Yo suspiré mirando a Ai. No quería que se sintiera mal y presionaba los labios acariciándole por la espalda.
- Rei, pero ya sabes del trato que tengo con Ai. No pasa nada si sigue entrenándome él. Estabais completamente igualados.
El estar hablando de esto, me trajo hacia la luz todo lo que tenía que pensar. Cómo habíamos entrado en casa, el sueño que había tenido, la sala y la armería.
- Rei, ¿cómo sabías de esta habitación? ¿Cómo hemos entrado a mi casa? - Le tomé de la mano a Ai para entonces mirar a Rei - ¿Por qué yo no sabía nada?
Rei suspiró algo frustrado. Después de haber estado esforzándose tanto para conseguir un rato a solas conmigo, yo no solo le había rechazado, si no que también había cambiado de tema.
- Bueno.
Ai se puso a mi espalda mientras apoyaba una mano en mi hombro. Parecía que el sabía algo que yo todavía no sabía. Suspiró y me abrazó.
- Ritsu, mi hermana había estado en este cuarto antes. Entramos en la casa porque tiene protección de sangre. Solo se puede entrar dentro si un miembro de la familia nos abre, así que usamos tu sangre para entrar. Mi hermana me dijo que teníamos que entrar en esta sala y buscar algo especial, algo que emana la energía de toda la casa, pero no lo hemos encontrado.
- En la casa encontrarás todo lo que necesitas - Susurré entonces acordándome de las palabras de Mitsu.
- ¿Qué estas diciendo Ritsu? - Dijo Ai a mi espalda abrazándome.
- Cuando me quedé dormido, volví otra vez a esa noche - Susurré mientras le miraba de reojo- Mi hermano me dijo que tengo que hacerme cargo de la Escuela, y que en esta casa encontraría todo lo que necesitara.
- ¿Qué me ha pasado Ai? - Susurré y esperé, a que como siempre, me abrazara por el hombro y me besara en la mejilla.
- Ai está entrenando - Dijo entonces Rei.
Giré mi cabeza para verle. Rei estaba sin camiseta acostado a mi lado. Tenía una mano tras la nuca y la otra la había llevado a mi espalda. Me acariciaba mientras tenía una sonrisa en la cara. Parecía satisfecho.
- ¿Entrenando dónde? - Le miré abriendo los ojos mientras me mordía el labio inferior.
Estar con él me hacia sentir mejor. Como si el tiempo entre nosotros no hubiese pasado, aunque fuesen dos años, ahora estábamos los dos juntos otra vez. Pero, mi mente no dejaba de pensar en Ai.
- ¿Cuánto tiempo está entrenando? ¿Dónde está ? -Volví a insistir.
Pero Rei solo me acariciaba por la espalda sonriendo. Me tomó por el hombro y me hizo recostarme contra su pecho.
Me acarició la mejilla. Todo estaba empezando otra vez, como hace unos años. Los dos acostados en una cama mientras Ai estaba en otro sitio. Me tomó de la barbilla y me hizo mirarle a los ojos. Se estaba acercando hasta a mi pero, no llegó a besarme.
Me incorporé y levanté de la cama respirando hondo. Tenía que explicarle porque esto no podía ser. Tenía que explicarle el trato que tenía con Ai, y que, no podíamos estar alejados el uno del otro.
- Rei, ha pasado mucho tiempo - Le miré de reojo mordiéndome el labio inferior - Ai y yo.
- Sé que no sois novios - Se puso en pie y me acarició por la espalda - No es como si le estuvieras traicionando.
- Ai y yo tenemos un trato - Le corté apartándome - No puede estar más de cinco minutos lejos de mi. Ai, ¿dónde está?
Estábamos dentro de mi casa de campo. Todas las persianas y puertas estaban cerradas , no entraba la luz. Seguramente nadie sabría que estábamos ahí dentro. Además Aun no sabía dónde estaba Ai, eso me ponía algo nervioso. En este tiempo, el siempre me había protegido y ahora, me había acostumbrado a que su presencia me relajara.
Rei entonces terminó suspirando y se apartó de la cama. Cogió por el tablero del somier y tiró hacia arriba. Debajo de la cama dónde estábamos habían unas escaleras que yo nunca había visto.
Nunca había sabido que mi casa tuviera una especie de sótano o algo así. No entendía porque lo tenía, y como es que Rei si que lo sabía.
- ¿Qué es esto? ¿Vas a contestar algo de lo que te digo? - Terminé preguntando con un suspiro.
- ¿No tenías prisa por ver a Ai? - Me miró con una nota de frialdad en sus palabras.
Seguramente lo esquivo que había sido yo con él, le había dolido. No sabía si de verdad seguía sintiendo lo mismo por mi que por aquél entonces, pero, ¿qué pasaba con Ai?. Yo no podía traicionar todos los sacrificios, todo lo que había hecho por mi. En mi interior, sabía que Ai sentía algo por mi. Aun no me lo dijo cuando eramos pequeños, yo si noté que él trataba el tema de mi relación con Rei con cuidado.
Pero yo, estaba aun enamorado de Rei. Por eso, aunque siempre estábamos juntos, era Ai el que estaba esperando a que yo diera el paso. El jamás me iba a tocar de una forma que yo no le permitiera tocarme. Ni si quiera nos habíamos besado aun.
- Está ahí abajo. Ve a verle - Se fue de la habitación y yo respiraba hondo.
Rei estaba dolido. Ahora me iba a costar mucho más acercarme a Rei. Pero lo que realmente me preocupaba ahora, era porque Ai no estaba conmigo.
Estaba seguro de que habían pasado más de cinco minutos, y él no estaba junto a mi.
Bajé por las escaleras durante un par de minutos. Habían sido como dos pisos de bajada de escaleras. Apenas se veía nada, y yo apoyaba una de mis manos contra la pared para no caerme, hasta que llegué al final.
Frente a mi había una puerta. Por las rendijas se veía una luz blanca y dentro se oían algunos golpes. Pensaba que dentro estaría Ai. Pero no entendía, porque Ai se había alejado de mi.
Puse la mano en el pomo de la puerta y la abrí. En el interior era una habitación con paredes blancas y un tatami. En el centro estaba Ai, vestido con unos pantalones blancos algo anchos, sin camiseta o calzado. Tenía una espada en la mano y practicaba movimientos cada vez más ágiles. Nunca lo había visto así de rápido o fuerte.
El sudor caía por su pecho y abdomen desde toda su piel. El corazón se me acelero al verle así. No era la primera vez que lo veía entrenando. Pero en se momento, era distinto.
Ai se dio cuenta de que yo estaba ahí y paró su entrenamiento. Se acercó hasta a mi, mientras apartaba el pelo de la cabeza hacia atrás.
- Parece que ya te has despertado. ¿Cómo estás? - Dejó la espada en una de las paredes. Yo no me había fijado aún, pero estas estaban llenas de armas blancas de todo tipo.
- ¿Por qué no estabas ahí ? -Le dije mientras miraba hacia abajo. Presionaba mis labios y pasé la mano por el cuello.
Estaba algo nervioso. De pronto, le miraba y tenía ganas de acercarme a él por completo. No me había dado cuenta hasta ahora, después de haberle tenido lejos, de que yo lo quería volver a tener cerca.
- Bueno - Se puso delante de mi y see acariciaba por el pelo- Tenías que descansar y Rei quería un tiempo a solas contigo.
- ¿Desde cuándo haces caso a la ligera de lo que dice Rei? - Le mire mientras me cruzaba de brazos. En verdad quería demostrarle lo molesto que estaba siendo. Tanto tiempo molesto con Rei y ahora permitía que estuviera a solas conmigo - ¿Qué ha pasado con nuestro trato?
Ai suspiró y se acercó hasta mi. Me cogió con una mano por la mejilla acariciándome. Estaba siendo cariñoso otra vez, pero, yo sentía que era muy doloroso en ese momento.
- Ai, ¿qué pasa con nuestro trato? - Le golpeé con los puños en su pecho negando- Prometimos que no estarías más de cinco minutos alejado de mi. ¿Por qué lo has incumplido? Yo no lo incumplo nunca. Ai, no querías estar lejos de mi.
Ai me abrazó con fuerza contra su pecho por la espalda. Me pegó contra él. Nunca había pensado cuanto necesitaba ese abrazo.
- Lo siento. Pensé que tendrías muchas cosas de las que hablar con Rei ahora que podéis estar juntos otra vez.
Hablaba con cariño. Jamás podré olvidar como me besó en ese momento en la mejilla mientras acariciaba mi frente.
No era la primera vez que lo hacía. Era algo muy común, pero en ese momento. Estaba siendo como era él siempre conmigo, pero en ese momento, me sentí muy especial al estar con él.
- No vuelvas a dejarme solo más de cinco minutos. No importa con quien sea. Es nuestro trato - Susurré y me apoyé en su cuerpo - ¿Vale Ai?
Ai asintió despacio y me besó en la mejilla otra vez. Los dos nos quedamos en silencio durante un tiempo. No nos movimos pero estábamos juntos, y me sentí bien a su lado.
No se cuanto tiempo estuvimos así. Porque para ser sincero, para mi se paró el tiempo al estar recibiendo sus caricias. Pero después de esa eternidad instantánea. Te separaste de mi y me besaste en la frente. En ese momento, me hubiese gustado que me dijeras muchas cosas. Me hubiese gustado decirte yo a ti muchas cosas.
- ¿Quieres que te enseñe a usar una espada? - Pasó su mano otra vez por mi mejilla- Te verías muy sexy luchando, y así, podrías defenderme tu a mi.
Sonreí mirando hacia abajo algo sonrojado. Era la primera vez que me sentía lago avergonzado junto a Ai. Sabía cual era el motivo de mi sonrojo, sabía que era lo que estaba pasando. Ai había dicho que yo iba a estar sexy. Eso era lo único que había oído yo.
Sabía que había más motivos por los que tenía que entrenar. Sabía que yo también tendría que luchar en algún momento. Pero lo que me importaba a mi, era que le quiero cerca de mi.
- Te lo llevo pidiendo mucho tiempo Ai -Le miré sonriendo y estiré los brazos. - Por fin te he hecho entrar en razón ¿verdad?
Ai solo soltó una sonrisa y se acercó a una pared cogiendo, una espada que parecía de madera. Luego se acercó a mi para que yo la cogiera, también el cogió una igual y se puso a mi lado.
Hacía algunos movimientos y me pedía que los repitiera. Era divertido estar entrenando a su lado. Me recordaba cuando Rei y yo practicábamos invocaciones juntos. Pero esto era distinto.
Cuando entrenaba con Rei, era más serio. No nos reíamos. Todo tenía que salir a la perfección, teníamos que ser más fuertes. Él tenía que ser más fuerte que yo, siempre quería protegerme y siempre hacíamos lo que quería. Era cariñoso, serio y protector. Me hacía muy feliz.
Ai sin embargo, era el que gastaba algunas bromas conmigo mientras entrenábamos. Estaba claro que quería que me volviera más fuerte, pero lo hacía divertido y se me olvidaba lo serio de la situación.
Entre tanta risa. Volvimos a ser nosotros. Se me olvido el sitio en el que estábamos. Me olvidé del sueño que había tenido, y de porque mi familia había guardado una sala como esta. Estaba con mi mejor amigo, y no creía que nadie nos fuera a separar.
Rei acabó bajando a la sala. Pero yo no me dí cuenta de eso. Ai y yo seguimos entrenando hasta que Rei se acercó a una de las espadas y miró a Ai levantando la espada.
- Ai, entrena ahora conmigo - Rei parecía estar retando a Ai.
No entendía del todo esta situación. Pero Ai con una sonrisa elevó su propia espada contra él.
- Está bien Rei.
- Mira esto Ritsu - Dijo Rei mirándome a mi sonriendo - Yo soy mucho mejor para defenderte.
Con estas últimas palabras, una rivalidad que había estado oculta durante tantos años se desató. Los dos empezaron una lucha con las espadas. No paraban de golpear y lanzar estocadas el uno contra el otro.
La sonrisa que había mostrado Ai al principio se había desvanecido después de los dos primeros golpes. Parecía que ahora lo estaba dando todo para vencer a Rei, que no se estaba quedando atrás. Al principio parecía que tenía claro que Rei iba a ganar, pero ahora no lo tenía tan claro. Estaban luchando.
- Chicos podéis parar ya. Estáis igualados.
Intentaba pararlos sonriendo. Pero ellos no me estaban haciendo caso a mi. Estaban igualados en técnica y velocidad, pero no sabía en que momento uno iba a cometer un fallo e iba a ganar el otro.
Hasta que ese momento llegó. Después de tantas horas entrenando, Ai estaba más cansado que Rei, y terminó siendo algo más lento. Rei aprovechó ese descuido para hacer saltar la espada de Ai por los aires. Entonces pegó la punta de esta a su cuello con una sonrisa triunfal.
- Sabía que no eras tan bueno como yo.
Ai le miró cabreado y apartó con una mano la espada de su cuello. Se acercó hacia mi y me abrazó apoyando la frente sobre la mía.
- Lo siento. No he sido tan bueno como él.
- Por tu bien Ritsu - Se puso Rei a mi lado pero me miraba serio - Es mejor que te entrene yo. Por algo le he ganado.
Yo suspiré mirando a Ai. No quería que se sintiera mal y presionaba los labios acariciándole por la espalda.
- Rei, pero ya sabes del trato que tengo con Ai. No pasa nada si sigue entrenándome él. Estabais completamente igualados.
El estar hablando de esto, me trajo hacia la luz todo lo que tenía que pensar. Cómo habíamos entrado en casa, el sueño que había tenido, la sala y la armería.
- Rei, ¿cómo sabías de esta habitación? ¿Cómo hemos entrado a mi casa? - Le tomé de la mano a Ai para entonces mirar a Rei - ¿Por qué yo no sabía nada?
Rei suspiró algo frustrado. Después de haber estado esforzándose tanto para conseguir un rato a solas conmigo, yo no solo le había rechazado, si no que también había cambiado de tema.
- Bueno.
Ai se puso a mi espalda mientras apoyaba una mano en mi hombro. Parecía que el sabía algo que yo todavía no sabía. Suspiró y me abrazó.
- Ritsu, mi hermana había estado en este cuarto antes. Entramos en la casa porque tiene protección de sangre. Solo se puede entrar dentro si un miembro de la familia nos abre, así que usamos tu sangre para entrar. Mi hermana me dijo que teníamos que entrar en esta sala y buscar algo especial, algo que emana la energía de toda la casa, pero no lo hemos encontrado.
- En la casa encontrarás todo lo que necesitas - Susurré entonces acordándome de las palabras de Mitsu.
- ¿Qué estas diciendo Ritsu? - Dijo Ai a mi espalda abrazándome.
- Cuando me quedé dormido, volví otra vez a esa noche - Susurré mientras le miraba de reojo- Mi hermano me dijo que tengo que hacerme cargo de la Escuela, y que en esta casa encontraría todo lo que necesitara.
Invocadores de Espíritus - Cap 2
Por fin subimos a un autobús para ir a la antigua casa de Campo de mi familia. Esta estaba a las afueras de la ciudad, cerca de la playa. Normalmente todas las zonas de playa de dónde vivíamos estaban muy construidas. Pero la zona en la que tenía mi casa, no lo estaba. La Escuela de los 5 Elementos se había encargado de que esa zona fuese protegida y privada. La naturaleza pura que había aquí, reforzaba nuestra energía y nos protegía.
Nada más subirnos al autobús. Ai me había sentado al fondo y se había puesto a mi lado. Aunque trató de aguantar despierto, al cabo de un par de minutos estaba con su brazo sobre mis hombros y su cabeza apoyada en la mía completamente dormido.
Rei se había sentado un asiento delante de mi y me miraba de reojo. Ai no lo hubiese dejado sentarse a mi lado. Siempre lo había culpado por lo mal que lo había pasado yo al separarme de él.
- Parece que no se va a alejar de ti - Sus palabras parecían tener algún extraño sentimiento encerrado que no conseguí descubrir- No sabía que vivíais juntos.
Le tomé la mano a Ai que aun dormía mientras se la acariciaba. Me hacía sonreír el escucharle hacer ruidos con la boca mientras dormía. Lo veía relajado, como era él antes de echarse a los hombros el tener que protegerme.
- Cuando dejé la Escuela. Yo lo pasé mal - Comencé a explicarle a Rei - El mismo día que la dejé, me atacaron. -Sabía que tenía que contarle la historia de lo que había pasado, ahora que también me protegía, debía saber de mi cuanto quisiera - Fue un espíritu. Fue la primera vez que invoqué esa espada. No nos hemos separado desde entonces.
- Ya veo. Tenéis que estar muy unidos. - Giró la cabeza hacia adelante mientras soltaba un suspiro casi inaudible.
- Los tres hemos estado siempre muy unidos -Miré a Ai y me apoyé en él.
- Ai nunca me va a perdonar el que te abandonara - Terminó admitiendo Rei - Yo prometí protegerte con mi vida, y al final ha sido Ai el único que ha podido hacerlo. Después de nuestro primer beso. Le prometí a él que nunca te haría daño. No creo que deje que vuelva a tu vida tan fácilmente.
La respuesta me había pillado por sorpresa. Así que contuve la respiración durante unos segundos para despues mirar por la ventana sujetando la mano de Ai.
Recordaba como había sido mi beso con Rei. Lo había pensado durante mucho tiempo, y no pensaba que eso fuera a cambiar. Después de todo, Rei había sido mi primer amor, pero ahora, si que había algo que había cambiado.
- Creo que lo que peor lleva es el cansancio - Negué volviendo a respirar - Es agotador enfrentarse a tantos obstáculos. Tener que cuidarme. A veces me planteo en volver a la Escuela solo para dejarle descansar y ser feliz. Estando pendiente de mi no sé si conseguirá ser feliz. Si yo vuelvo a la Escuela, el y yo no nos volveremos a ver, ese es el trato.
Rei miró a Ai con una sonrisa divertida. Terminó cerrando los ojos y pasándose una mano por la frente mirando otra vez hacia adelante. Parecía que había entendido algo que yo no.
- El es más fuerte e inteligente de lo que pensaba. - Terminó diciendo y volvió a suspirar - No he vuelto a estar con nadie más. Te enviaba ramos de flores todos los días Ritsu.
Respiré hondo mientras cerraba los ojos y echaba la cabeza hacia atrás. Cuando tenía quince años, Rei, Ai y yo eramos inseparables. Habían pasado ya cinco años de la muerte de mi hermano, y fue la familia de Ai quien se hizo cargo de mi, pero yo estaba en el internado de la Escuela. Aun así, Rei y yo nos escapábamos todas las tardes para ver a Ai, o le colábamos en la escuela. Eran lo mejor que tenía en mi vida. Estar con ellos me hacía sentir muy bien.
Una tarde, los tres nos quedamos en el cuarto de Ai. Sus padres habían salido y estábamos viendo una película acostados en su cama. Esa tarde, no había nada de distinto en nosotros. Yo estaba en el centro de ellos dos. Rei a mi derecha y Ai a mi izquierda.
Rei me acariciaba por la cintura y Ai por los hombros. Siempre habían sido tan cariñosos conmigo, que yo no me daba cuenta de nada. Siempre habían sido mis mejores amigos. Pero esa tarde, era distinta.
Rei le apartaba a veces la mano a Ai, y este también se lo hacia a Rei. Y yo lo tomaba como un juego inocente.
Ai paró la película y me despeinó. Se había levantado para ir al baño. Fue cuando Rei me miró a los ojos y me apoyó en su pecho. No era tampoco la primera vez que me dormía encima de alguno de ellos dos, así que cerré los ojos. Pero Rei entonces me cogió de la barbilla.
- Siempre te he amado Ritsu.
Con esas palabras, se acercó a mi cara y me dio mi primer beso.
No fue necesaria ninguna explicación más. Ai era mi mejor amigo, pero Rei, ahora era algo más. Desde ese día, mi relación con Rei cada vez era más intensa. Aunque no le dije nada a Ai, este pareció darse cuenta. Sin embargo, nunca dejó de ser cariñoso conmigo, nunca me dijo nada. Más tarde me confesó, que con mi sonrisa le valía para ser feliz.
- Eramos muy niños Rei - Le dije volviendo a la realidad - Dijimos muchas cosas, hicimos muchas cosas. - Presionaba los labios respirando hondo. Rei era mi primer amor. Aun siendo pequeño, aun recuerdo que me hacia tan feliz.
Ai se movió un poco y terminó chocando su cabeza con la mía. Haciéndome dar un pequeño quejido. Entonces se despertó y me vio pasándome una mano por la cabeza. Soltó una de sus suaves risas y besó donde estaba pasando mi mano.
Siempre hacia lo mismo, cuidarme, ser cariñoso. Ai era increíblemente bueno conmigo, y yo, solo quería que él fuese feliz.
Rei giró la cabeza al ver a Ai siendo cariñoso conmigo. Tenía muchas preguntas que hacerme, pero, empezaba a darse cuenta de que Ai y yo, jamás estábamos separados.
- Tengo la cabeza demasiado dura ¿verdad Ritsu? - Decía entre risas mientras me abrazaba.
- Casi tan dura como tus músculos - Le contestaba yo riendo y cerraba los ojos- ¿Has descansado bien Ai? Apenas hemos dormido, y ha habido un enfrentamiento - Era mi forma de hacerle saber, que notaba cuan agotado estaba después de las luchas.
Pero el siempre hacia como si no fuera para tanto. Ponía su sonrisa tierna. Me abrazaba y se quedaba pegado a mi.
Ai miraba a Rei delante nuestra y pegó su frente junto con la mía. Era capaz de notar como estaba preocupado. Pasaba una mano por mi mejilla y cerraba los ojos. Yo cerré los ojos también mientras me dejaba hacer, en esos momentos juntos, parecía que todo era bueno. Me hacía olvidar cosas, como que acababa de ser atacado.
- Ya estamos llegando tortolitos - Dijo Rei poniéndose en pie para salir del autobs.
Ai y yo nos separamos para levantarnos. Ai tomó mi mano mientras bajábamos del autobús. Habíamos cogido la maleta y ahora tendríamos que andar un par de minutos hasta llegar a mi casa.
Mi mano se aferró a la de Ai sin darme cuenta. Los recuerdos de ese lugar se agolpaban en mi mente. La pesadilla que hacía unas tres horas había revivido.
El corazón se me aceleraba, y trataba de respirar de forma pausada para controlar mis nervios. Tenía el impulso de salir corriendo. No paraba de pensar en mi hermano desplomado, sangrando. Recordaba el aroma a hierro de su sangre y lo salado de mis lagrimas al caer en mis labios.
Ai sujetó mi mano con fuerza y apoyó su frente en mi cabeza. Notaba mi pulso acelerado. Rei se había adelantado andando. Pero Ai estaba a mi lado mirando a los lados.
- Podemos volver si quieres - Dijo tratando de tranquilizarme. Entonces me abrazó acariciándome por la nuca con una de sus manos.
Negué con la cabeza mientras contenía la respiración. Si era verdad que iban a venir a atacarme, teníamos que estar en un sitio que nos diera algún tipo de ventaja. Tampoco quería que Ai siguiera llegando al máximo por mi.
- Ai - Le miré y le sujeté por el pecho de la camiseta con las dos manos- Quiero que me enseñes a defenderme. Quiero poder defenderme yo también.
- Ritsu, eso no es necesario - Me dijo acariciando mi mejilla - Mientras yo esté no voy a dejar que te pase nada malo.
Suspiré y miré a Rei que se había alejado un poco, pero esperaba en el camino con las manos cruzadas tras la nuca. Sabía que no quería que me manchara las manos, pero, tenía que entender, que no iba a permitir que le pasara nada malo.
- Ai, ¿y si te pasa algo? Yo quiero protegerte a ti también - Respiré hondo y cerré los ojos - Esta noche me di cuenta lo que hiciste -Le mire y le tome de la mano con las dos mías - Estabas dispuesto a sacrificarte al fuego por mi.
- Ritsu.
- Ai, si no me ayudas tú lo haré por mi cuenta - Termine mirando al suelo y apoyando la frente en su pecho - Jamás me perdonaría si te pasa algo. No puedo perderte a ti también Ai.
- No lo harás nunca.
Ai me volvió a coger en brazos, haciendo que yo le rodeara con mis piernas la cintura para sujetarme fuerte a el. Pasé los brazos por su cuello. Una de las manos de Ai sujetaba mi cintura y la otra la maleta mientras andaba.
Al llegar al lado de Rei, dejó la maleta en el suelo para que fuese él quien la llevara. Pues no estaba dispuesto a que me llevara a mi.
- No soy vuestro chico de los recados - Contestó Rei, que a regañadientes, tomó la maleta para llevarla.
- Gracias Rei - Le miré tratando de sonreír, a pesar de que, cada paso que se acercaba a mi casa, un sentimiento de desesperación se hacía más presente en mi interior.
Rei notaba que algo en mi estaba fallando, porque me miró frunciendo el ceño. Al mismo tiempo, Ai cada vez me abrazaba más fuerte. Supongo que porque pensaba lo doloroso que sería volver a aquel lugar para mi.
Era doloroso. Trataba de tener los ojos cerrados, pues cada paso que daba, se revolvía en mi interior. Hasta que finalmente llegamos a mi casa de campo.
Ai me dejó en el suelo frente a la puerta de la valla. Abrí los ojos y apoyé la espalda en el pecho de Ai. La casa había estado abandonada desde que murió Mitsu, nadie había ido allí. El césped había crecido de forma descontrolada. La tierra y los insectos habían aparecido por todos lados. Ni si quiera se habían recogido los restos de aquel fatídico día, todos los muebles hechos pedazos y la madera podrida estaba esparcida por el porche.
Mi interior se revolvió. Sabía que estaría mal, pero, jamás pensé que podría estar peor al día de cuando murió Mitsu.
Ai fue quien me abrazó por la cintura suspirando, trataba de reconfortarme pero, mi corazón no tenía consuelo en ese momento.
- Rei, ¿Esto ha sido buena idea? - Le preguntó mientras besaba en mi cabeza.
Rei se limitó a coger la cerradura oxidada mientras asentía con la cabeza. Dibujó con un carboncillo en el candado y este se iluminó hasta abrirse.
La puerta se abrió lentamente con un rugido de metal oxidado, y una brisa pasó por ella dándome en la cara. Cómo si el lugar hubiese estado esperando por mi regreso.
Miré a Rei de reojo, que se hizo a un lado dejándome paso. Ai acariciaba mi cintura aún, tenía miedo de que mi cuerpo me fallara en ese momento. Yo mismo estaba asustado de pasar, no sabía si lo que quería era entrar o salir corriendo. Pero mi interior se revolvía más y más. Sabía que tenía que pasar.
Tomé la mano de Ai con la mía y di un paso hacia el interior del jardín. Pero una ráfaga de viento me empujó hacia atrás contra el pecho de Ai otra vez.
Rei alzó la vista. Los tres encapuchados estaban sobre nosotros. Algunas gotas de sangre caían justo hacia el suelo, y bajo sus pies estaba el mismo circulo dibujado en el aire.
- Son ellos otra vez - Dijo Ai y me puso, como de costumbre, detrás de él.
- Esta vez son los de verdad - Dijo Rei mirando al suelo y entonces sonrió - Parece que tu espada consiguió herirlos.
Yo miré a los encapuchados. No conseguía verles la cara, pero estaba seguro de que había notado su energía antes, en algún momento.
- ¿Cómo es posible que le dañara? No estaban ahí, tu lo dijiste - Le contradijo Ai que se echaba hacia atrás - Ritsu invoca la espada otra vez.
Yo me concentré para invocarla mientras Rei se mantenía a un lado mirando la sangre del suelo. Estaba atento a algo que parecía que solo el sabía.
Yo trataba de hacer aparecer la espada, pero mi interior no dejaba de alborotarse, y no podía hacer nada, no me concentraba lo suficiente. Ai me echaba cada vez más hacia atrás. Los encapuchados no tardaron en lanzar otro hechizo que se lanzó contra nosotros como un rayo.
Ai alzó los brazos en cruz preparándose para el golpe. Pero este no se produjo. Rei corto el rayo con un golpe con su brazo y miró a los encapuchados.
- Tu espada Ragna, puede cortar el espacio, el tiempo y la magia. Sus poderes están muy debilitados. A menos que te maten, no podrán romper el efecto de tu espada - Terminó asintiendo Rei que se alzó con un salto y los derribó tirando al suelo a dos de ellos. Al tercero le cogió por la túnica y le hizo bajar hasta que estuvo en el suelo.
Le retiró la capucha hacia atrás. Era uno de los profesores de la Escuela, Tana. Profesor de la eterna conservación de la energía.
- Vaya profesor - Dijo Rei mientras le sujetaba de rodillas contra el suelo - Me parece que nos tiene que dar una explicación.
Ai no se contuvo ni un solo segundo. Había estado asustado. Por el fuego, por el rayo. Se lanzó contra el profesor y le golpeó con un puño en la cara. El profesor cayó de lado contra el suelo mientras Rei se hacía a un lado.
Ai soltó algunos golpes más contra el profesor. Mientras Rei miraba a los otros dos encapuchados. Estos eran solo dos alumnos de cuarto o quinto año. No muy habilidosos, pero con una fuerte energía.
Cuando pude reaccionar, me acerqué a Ai cogiéndole por un puño. No quería que golpeara más a aquel profesor.
- Ai para - Le dije acariciando sus nudillos que empezaban a estar rojos.
- Ha tratado de matarte - En sus ojos aparecía una pequeña chispa de odio- Estaba claro que no iba a perdonarlo tan fácilmente.
- Ritsu tiene razón - Intervino Rei - Lo necesitamos vivo para saber quien anda tras de sus poderes.
Ai refunfuño, pero cogió por el cuello de la túnica al profesor elevándolo. Su cara estaba bastante magullada, tenía el labio hinchado, la nariz rota y un ojo morado. Además de varios rasguños que estaban sangrando. Estaba claro que enfadar a Ai no había sido una buena idea. Pero esto no iba a terminar ahí.
- ¿Quién le envía profesor? - Había preguntado Rei después de atar a los dos alumnos - Esto no va a quedar aquí y hay dos salidas. O coopera, o muere.
- O coopera y muere - Gruñó Ai mientras le sujetaba en alto y golpeaba con la frente contra su boca haciéndole saltar un diente - ¿Cómo es capaz de atacar a Ritsu?
El profesor Tana, solo era capaz de toser escupiendo sangre. No habría la boca para otra cosa que no fuera eso. y la paciencia de Ai, que era casi inexistente, ya se había agotado.
- Profesor, conteste por favor - Dijo Rei en un tono neutral. Estaba siendo el chico frío que había aparecido por la ventana.
- Tenemos que evitar a toda costa que Ritsu - Decía con la voz entrecortada, tratando de sonar claro, pero la tos que le salía le impedía - Si no lo hacíamos nos iban a matar. Si Ritsu entra dentro, algo cambiará. La familia Tsuki no puede seguir manteniendo el poder.
Hacía años que nadie me llamaba por mi apellido. La familia Tsuki, y yo el único que queda con vida. Todo se estaba acabando. No entendía que habíamos hecho en mi familia para merecer un final tan drástico.
Durante muchos años, mi familia ha estado manteniendo la energía de esta zona, y de la naturaleza que nos rodeaba. Hacía ya un unos años que no se regeneraba la naturaleza. La humanidad ya se estaba dando cuenta de que los árboles cada vez crecían menos frondosos y los animales estaban más agresivos. Pero, yo no sabía hacer esos rituales, había dejado mis estudios.
Pero yo no iba a ser capaz de realizar esos rituales tan complicados nunca. Yo no era mi hermano. Y yo no, podría proteger a nadie si se descontrolaba.
- ¿Quién te lo ha ordenado? -Gruñía Ai sujetándolo con mas fuerza.
- Nos lo ha ordenado el co...
Pero su cuerpo exploto en sangre manchando a Ai y a Rei. Los dos alumnos explotaron en gritos. Hasta que lo único que quedó de ellos fue un charco de sangre en el suelo, y unas túnicas raídas flotando sobre este.
Abrí los ojos incrédulo, y un grito salió de mi interior mientras daba unos pasos hacia atrás.
Rei abrió los ojos sorprendido mientras miraba a todos los lados. Ai se acercó hacia a mi sujetándome pegado hacia él. El olor a sangre volvía a mi, ese olor a óxido y hierro. Ese olor que odiaba y que me revolvía el estómago.
- Ritsu ritsu... estoy aquí - Decía Ai mientras besaba en mi frente.
Yo volvía a llorar. Volvía a ese día en que estaba de rodillas frente a Mitsu. Manchado de sangre. Recordaba a Ai abrazándome ese día. Recordaba como lloraba y trataba de despertarlo desconsoladamente.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Estaba cantando la misma nana, mientras Rei me abrazaba y Ai tenía mis oídos tapados. Me veía a mi mismo mientras me abrazaban. Pero estaba flotando a mi lado. El ruido y los golpes eran muy fuerte en el exterior de mi casa.
Salí atravesando la puerta. En el exterior habían tres tornados azotando el lugar mientras mi hermano generaba una barrera de protección sobre el cuerpo de Sasha, y su otro compañero había desaparecido.
Todo los golpeaba, pero mi hermano estaba resistiendo con fuerza. Era el hombre más fuerte que había visto jamás. Más fuerte que Ai. Me estaba acercando a él, pues nada podía golpearme. Quería saber que era lo que estaba sucediendo.
Cuando estaba a su lado Mitsu pudo mirarme sonriendo.
- Ritsu, cuanto has crecido - Dijo mientras seguía reforzando su escudo, que parecía tener brechas- Espero que mi muerte no haya sido un bache demasiado grande para ti. Todos mis poderes te van a ser entregados. Pero eso no es un buen destino. Tienes que conseguir ser el líder de la Escuela, si no mi muerte habrá sido en vano. Ritsu - Me miraba a mi, pero yo no podía reaccionar. - Hoy es el día de mi asesinato, el ritual no ha salido mal. Pero han invocado a estos demonios para matarme y yo no puedo defenderme después del ritual. Sasha y Rei te protegerán. Confía en ellos y en Ai. Tienes un destino muy grande por delante. En casa encontrarás todo lo que necesites siempre. Es nuestro hogar y la familia Tsuki te estaremos protegiendo.
Nada más subirnos al autobús. Ai me había sentado al fondo y se había puesto a mi lado. Aunque trató de aguantar despierto, al cabo de un par de minutos estaba con su brazo sobre mis hombros y su cabeza apoyada en la mía completamente dormido.
Rei se había sentado un asiento delante de mi y me miraba de reojo. Ai no lo hubiese dejado sentarse a mi lado. Siempre lo había culpado por lo mal que lo había pasado yo al separarme de él.
- Parece que no se va a alejar de ti - Sus palabras parecían tener algún extraño sentimiento encerrado que no conseguí descubrir- No sabía que vivíais juntos.
Le tomé la mano a Ai que aun dormía mientras se la acariciaba. Me hacía sonreír el escucharle hacer ruidos con la boca mientras dormía. Lo veía relajado, como era él antes de echarse a los hombros el tener que protegerme.
- Cuando dejé la Escuela. Yo lo pasé mal - Comencé a explicarle a Rei - El mismo día que la dejé, me atacaron. -Sabía que tenía que contarle la historia de lo que había pasado, ahora que también me protegía, debía saber de mi cuanto quisiera - Fue un espíritu. Fue la primera vez que invoqué esa espada. No nos hemos separado desde entonces.
- Ya veo. Tenéis que estar muy unidos. - Giró la cabeza hacia adelante mientras soltaba un suspiro casi inaudible.
- Los tres hemos estado siempre muy unidos -Miré a Ai y me apoyé en él.
- Ai nunca me va a perdonar el que te abandonara - Terminó admitiendo Rei - Yo prometí protegerte con mi vida, y al final ha sido Ai el único que ha podido hacerlo. Después de nuestro primer beso. Le prometí a él que nunca te haría daño. No creo que deje que vuelva a tu vida tan fácilmente.
La respuesta me había pillado por sorpresa. Así que contuve la respiración durante unos segundos para despues mirar por la ventana sujetando la mano de Ai.
Recordaba como había sido mi beso con Rei. Lo había pensado durante mucho tiempo, y no pensaba que eso fuera a cambiar. Después de todo, Rei había sido mi primer amor, pero ahora, si que había algo que había cambiado.
- Creo que lo que peor lleva es el cansancio - Negué volviendo a respirar - Es agotador enfrentarse a tantos obstáculos. Tener que cuidarme. A veces me planteo en volver a la Escuela solo para dejarle descansar y ser feliz. Estando pendiente de mi no sé si conseguirá ser feliz. Si yo vuelvo a la Escuela, el y yo no nos volveremos a ver, ese es el trato.
Rei miró a Ai con una sonrisa divertida. Terminó cerrando los ojos y pasándose una mano por la frente mirando otra vez hacia adelante. Parecía que había entendido algo que yo no.
- El es más fuerte e inteligente de lo que pensaba. - Terminó diciendo y volvió a suspirar - No he vuelto a estar con nadie más. Te enviaba ramos de flores todos los días Ritsu.
Respiré hondo mientras cerraba los ojos y echaba la cabeza hacia atrás. Cuando tenía quince años, Rei, Ai y yo eramos inseparables. Habían pasado ya cinco años de la muerte de mi hermano, y fue la familia de Ai quien se hizo cargo de mi, pero yo estaba en el internado de la Escuela. Aun así, Rei y yo nos escapábamos todas las tardes para ver a Ai, o le colábamos en la escuela. Eran lo mejor que tenía en mi vida. Estar con ellos me hacía sentir muy bien.
Una tarde, los tres nos quedamos en el cuarto de Ai. Sus padres habían salido y estábamos viendo una película acostados en su cama. Esa tarde, no había nada de distinto en nosotros. Yo estaba en el centro de ellos dos. Rei a mi derecha y Ai a mi izquierda.
Rei me acariciaba por la cintura y Ai por los hombros. Siempre habían sido tan cariñosos conmigo, que yo no me daba cuenta de nada. Siempre habían sido mis mejores amigos. Pero esa tarde, era distinta.
Rei le apartaba a veces la mano a Ai, y este también se lo hacia a Rei. Y yo lo tomaba como un juego inocente.
Ai paró la película y me despeinó. Se había levantado para ir al baño. Fue cuando Rei me miró a los ojos y me apoyó en su pecho. No era tampoco la primera vez que me dormía encima de alguno de ellos dos, así que cerré los ojos. Pero Rei entonces me cogió de la barbilla.
- Siempre te he amado Ritsu.
Con esas palabras, se acercó a mi cara y me dio mi primer beso.
No fue necesaria ninguna explicación más. Ai era mi mejor amigo, pero Rei, ahora era algo más. Desde ese día, mi relación con Rei cada vez era más intensa. Aunque no le dije nada a Ai, este pareció darse cuenta. Sin embargo, nunca dejó de ser cariñoso conmigo, nunca me dijo nada. Más tarde me confesó, que con mi sonrisa le valía para ser feliz.
- Eramos muy niños Rei - Le dije volviendo a la realidad - Dijimos muchas cosas, hicimos muchas cosas. - Presionaba los labios respirando hondo. Rei era mi primer amor. Aun siendo pequeño, aun recuerdo que me hacia tan feliz.
Ai se movió un poco y terminó chocando su cabeza con la mía. Haciéndome dar un pequeño quejido. Entonces se despertó y me vio pasándome una mano por la cabeza. Soltó una de sus suaves risas y besó donde estaba pasando mi mano.
Siempre hacia lo mismo, cuidarme, ser cariñoso. Ai era increíblemente bueno conmigo, y yo, solo quería que él fuese feliz.
Rei giró la cabeza al ver a Ai siendo cariñoso conmigo. Tenía muchas preguntas que hacerme, pero, empezaba a darse cuenta de que Ai y yo, jamás estábamos separados.
- Tengo la cabeza demasiado dura ¿verdad Ritsu? - Decía entre risas mientras me abrazaba.
- Casi tan dura como tus músculos - Le contestaba yo riendo y cerraba los ojos- ¿Has descansado bien Ai? Apenas hemos dormido, y ha habido un enfrentamiento - Era mi forma de hacerle saber, que notaba cuan agotado estaba después de las luchas.
Pero el siempre hacia como si no fuera para tanto. Ponía su sonrisa tierna. Me abrazaba y se quedaba pegado a mi.
Ai miraba a Rei delante nuestra y pegó su frente junto con la mía. Era capaz de notar como estaba preocupado. Pasaba una mano por mi mejilla y cerraba los ojos. Yo cerré los ojos también mientras me dejaba hacer, en esos momentos juntos, parecía que todo era bueno. Me hacía olvidar cosas, como que acababa de ser atacado.
- Ya estamos llegando tortolitos - Dijo Rei poniéndose en pie para salir del autobs.
Ai y yo nos separamos para levantarnos. Ai tomó mi mano mientras bajábamos del autobús. Habíamos cogido la maleta y ahora tendríamos que andar un par de minutos hasta llegar a mi casa.
Mi mano se aferró a la de Ai sin darme cuenta. Los recuerdos de ese lugar se agolpaban en mi mente. La pesadilla que hacía unas tres horas había revivido.
El corazón se me aceleraba, y trataba de respirar de forma pausada para controlar mis nervios. Tenía el impulso de salir corriendo. No paraba de pensar en mi hermano desplomado, sangrando. Recordaba el aroma a hierro de su sangre y lo salado de mis lagrimas al caer en mis labios.
Ai sujetó mi mano con fuerza y apoyó su frente en mi cabeza. Notaba mi pulso acelerado. Rei se había adelantado andando. Pero Ai estaba a mi lado mirando a los lados.
- Podemos volver si quieres - Dijo tratando de tranquilizarme. Entonces me abrazó acariciándome por la nuca con una de sus manos.
Negué con la cabeza mientras contenía la respiración. Si era verdad que iban a venir a atacarme, teníamos que estar en un sitio que nos diera algún tipo de ventaja. Tampoco quería que Ai siguiera llegando al máximo por mi.
- Ai - Le miré y le sujeté por el pecho de la camiseta con las dos manos- Quiero que me enseñes a defenderme. Quiero poder defenderme yo también.
- Ritsu, eso no es necesario - Me dijo acariciando mi mejilla - Mientras yo esté no voy a dejar que te pase nada malo.
Suspiré y miré a Rei que se había alejado un poco, pero esperaba en el camino con las manos cruzadas tras la nuca. Sabía que no quería que me manchara las manos, pero, tenía que entender, que no iba a permitir que le pasara nada malo.
- Ai, ¿y si te pasa algo? Yo quiero protegerte a ti también - Respiré hondo y cerré los ojos - Esta noche me di cuenta lo que hiciste -Le mire y le tome de la mano con las dos mías - Estabas dispuesto a sacrificarte al fuego por mi.
- Ritsu.
- Ai, si no me ayudas tú lo haré por mi cuenta - Termine mirando al suelo y apoyando la frente en su pecho - Jamás me perdonaría si te pasa algo. No puedo perderte a ti también Ai.
- No lo harás nunca.
Ai me volvió a coger en brazos, haciendo que yo le rodeara con mis piernas la cintura para sujetarme fuerte a el. Pasé los brazos por su cuello. Una de las manos de Ai sujetaba mi cintura y la otra la maleta mientras andaba.
Al llegar al lado de Rei, dejó la maleta en el suelo para que fuese él quien la llevara. Pues no estaba dispuesto a que me llevara a mi.
- No soy vuestro chico de los recados - Contestó Rei, que a regañadientes, tomó la maleta para llevarla.
- Gracias Rei - Le miré tratando de sonreír, a pesar de que, cada paso que se acercaba a mi casa, un sentimiento de desesperación se hacía más presente en mi interior.
Rei notaba que algo en mi estaba fallando, porque me miró frunciendo el ceño. Al mismo tiempo, Ai cada vez me abrazaba más fuerte. Supongo que porque pensaba lo doloroso que sería volver a aquel lugar para mi.
Era doloroso. Trataba de tener los ojos cerrados, pues cada paso que daba, se revolvía en mi interior. Hasta que finalmente llegamos a mi casa de campo.
Ai me dejó en el suelo frente a la puerta de la valla. Abrí los ojos y apoyé la espalda en el pecho de Ai. La casa había estado abandonada desde que murió Mitsu, nadie había ido allí. El césped había crecido de forma descontrolada. La tierra y los insectos habían aparecido por todos lados. Ni si quiera se habían recogido los restos de aquel fatídico día, todos los muebles hechos pedazos y la madera podrida estaba esparcida por el porche.
Mi interior se revolvió. Sabía que estaría mal, pero, jamás pensé que podría estar peor al día de cuando murió Mitsu.
Ai fue quien me abrazó por la cintura suspirando, trataba de reconfortarme pero, mi corazón no tenía consuelo en ese momento.
- Rei, ¿Esto ha sido buena idea? - Le preguntó mientras besaba en mi cabeza.
Rei se limitó a coger la cerradura oxidada mientras asentía con la cabeza. Dibujó con un carboncillo en el candado y este se iluminó hasta abrirse.
La puerta se abrió lentamente con un rugido de metal oxidado, y una brisa pasó por ella dándome en la cara. Cómo si el lugar hubiese estado esperando por mi regreso.
Miré a Rei de reojo, que se hizo a un lado dejándome paso. Ai acariciaba mi cintura aún, tenía miedo de que mi cuerpo me fallara en ese momento. Yo mismo estaba asustado de pasar, no sabía si lo que quería era entrar o salir corriendo. Pero mi interior se revolvía más y más. Sabía que tenía que pasar.
Tomé la mano de Ai con la mía y di un paso hacia el interior del jardín. Pero una ráfaga de viento me empujó hacia atrás contra el pecho de Ai otra vez.
Rei alzó la vista. Los tres encapuchados estaban sobre nosotros. Algunas gotas de sangre caían justo hacia el suelo, y bajo sus pies estaba el mismo circulo dibujado en el aire.
- Son ellos otra vez - Dijo Ai y me puso, como de costumbre, detrás de él.
- Esta vez son los de verdad - Dijo Rei mirando al suelo y entonces sonrió - Parece que tu espada consiguió herirlos.
Yo miré a los encapuchados. No conseguía verles la cara, pero estaba seguro de que había notado su energía antes, en algún momento.
- ¿Cómo es posible que le dañara? No estaban ahí, tu lo dijiste - Le contradijo Ai que se echaba hacia atrás - Ritsu invoca la espada otra vez.
Yo me concentré para invocarla mientras Rei se mantenía a un lado mirando la sangre del suelo. Estaba atento a algo que parecía que solo el sabía.
Yo trataba de hacer aparecer la espada, pero mi interior no dejaba de alborotarse, y no podía hacer nada, no me concentraba lo suficiente. Ai me echaba cada vez más hacia atrás. Los encapuchados no tardaron en lanzar otro hechizo que se lanzó contra nosotros como un rayo.
Ai alzó los brazos en cruz preparándose para el golpe. Pero este no se produjo. Rei corto el rayo con un golpe con su brazo y miró a los encapuchados.
- Tu espada Ragna, puede cortar el espacio, el tiempo y la magia. Sus poderes están muy debilitados. A menos que te maten, no podrán romper el efecto de tu espada - Terminó asintiendo Rei que se alzó con un salto y los derribó tirando al suelo a dos de ellos. Al tercero le cogió por la túnica y le hizo bajar hasta que estuvo en el suelo.
Le retiró la capucha hacia atrás. Era uno de los profesores de la Escuela, Tana. Profesor de la eterna conservación de la energía.
- Vaya profesor - Dijo Rei mientras le sujetaba de rodillas contra el suelo - Me parece que nos tiene que dar una explicación.
Ai no se contuvo ni un solo segundo. Había estado asustado. Por el fuego, por el rayo. Se lanzó contra el profesor y le golpeó con un puño en la cara. El profesor cayó de lado contra el suelo mientras Rei se hacía a un lado.
Ai soltó algunos golpes más contra el profesor. Mientras Rei miraba a los otros dos encapuchados. Estos eran solo dos alumnos de cuarto o quinto año. No muy habilidosos, pero con una fuerte energía.
Cuando pude reaccionar, me acerqué a Ai cogiéndole por un puño. No quería que golpeara más a aquel profesor.
- Ai para - Le dije acariciando sus nudillos que empezaban a estar rojos.
- Ha tratado de matarte - En sus ojos aparecía una pequeña chispa de odio- Estaba claro que no iba a perdonarlo tan fácilmente.
- Ritsu tiene razón - Intervino Rei - Lo necesitamos vivo para saber quien anda tras de sus poderes.
Ai refunfuño, pero cogió por el cuello de la túnica al profesor elevándolo. Su cara estaba bastante magullada, tenía el labio hinchado, la nariz rota y un ojo morado. Además de varios rasguños que estaban sangrando. Estaba claro que enfadar a Ai no había sido una buena idea. Pero esto no iba a terminar ahí.
- ¿Quién le envía profesor? - Había preguntado Rei después de atar a los dos alumnos - Esto no va a quedar aquí y hay dos salidas. O coopera, o muere.
- O coopera y muere - Gruñó Ai mientras le sujetaba en alto y golpeaba con la frente contra su boca haciéndole saltar un diente - ¿Cómo es capaz de atacar a Ritsu?
El profesor Tana, solo era capaz de toser escupiendo sangre. No habría la boca para otra cosa que no fuera eso. y la paciencia de Ai, que era casi inexistente, ya se había agotado.
- Profesor, conteste por favor - Dijo Rei en un tono neutral. Estaba siendo el chico frío que había aparecido por la ventana.
- Tenemos que evitar a toda costa que Ritsu - Decía con la voz entrecortada, tratando de sonar claro, pero la tos que le salía le impedía - Si no lo hacíamos nos iban a matar. Si Ritsu entra dentro, algo cambiará. La familia Tsuki no puede seguir manteniendo el poder.
Hacía años que nadie me llamaba por mi apellido. La familia Tsuki, y yo el único que queda con vida. Todo se estaba acabando. No entendía que habíamos hecho en mi familia para merecer un final tan drástico.
Durante muchos años, mi familia ha estado manteniendo la energía de esta zona, y de la naturaleza que nos rodeaba. Hacía ya un unos años que no se regeneraba la naturaleza. La humanidad ya se estaba dando cuenta de que los árboles cada vez crecían menos frondosos y los animales estaban más agresivos. Pero, yo no sabía hacer esos rituales, había dejado mis estudios.
Pero yo no iba a ser capaz de realizar esos rituales tan complicados nunca. Yo no era mi hermano. Y yo no, podría proteger a nadie si se descontrolaba.
- ¿Quién te lo ha ordenado? -Gruñía Ai sujetándolo con mas fuerza.
- Nos lo ha ordenado el co...
Pero su cuerpo exploto en sangre manchando a Ai y a Rei. Los dos alumnos explotaron en gritos. Hasta que lo único que quedó de ellos fue un charco de sangre en el suelo, y unas túnicas raídas flotando sobre este.
Abrí los ojos incrédulo, y un grito salió de mi interior mientras daba unos pasos hacia atrás.
Rei abrió los ojos sorprendido mientras miraba a todos los lados. Ai se acercó hacia a mi sujetándome pegado hacia él. El olor a sangre volvía a mi, ese olor a óxido y hierro. Ese olor que odiaba y que me revolvía el estómago.
- Ritsu ritsu... estoy aquí - Decía Ai mientras besaba en mi frente.
Yo volvía a llorar. Volvía a ese día en que estaba de rodillas frente a Mitsu. Manchado de sangre. Recordaba a Ai abrazándome ese día. Recordaba como lloraba y trataba de despertarlo desconsoladamente.
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Estaba cantando la misma nana, mientras Rei me abrazaba y Ai tenía mis oídos tapados. Me veía a mi mismo mientras me abrazaban. Pero estaba flotando a mi lado. El ruido y los golpes eran muy fuerte en el exterior de mi casa.
Salí atravesando la puerta. En el exterior habían tres tornados azotando el lugar mientras mi hermano generaba una barrera de protección sobre el cuerpo de Sasha, y su otro compañero había desaparecido.
Todo los golpeaba, pero mi hermano estaba resistiendo con fuerza. Era el hombre más fuerte que había visto jamás. Más fuerte que Ai. Me estaba acercando a él, pues nada podía golpearme. Quería saber que era lo que estaba sucediendo.
Cuando estaba a su lado Mitsu pudo mirarme sonriendo.
- Ritsu, cuanto has crecido - Dijo mientras seguía reforzando su escudo, que parecía tener brechas- Espero que mi muerte no haya sido un bache demasiado grande para ti. Todos mis poderes te van a ser entregados. Pero eso no es un buen destino. Tienes que conseguir ser el líder de la Escuela, si no mi muerte habrá sido en vano. Ritsu - Me miraba a mi, pero yo no podía reaccionar. - Hoy es el día de mi asesinato, el ritual no ha salido mal. Pero han invocado a estos demonios para matarme y yo no puedo defenderme después del ritual. Sasha y Rei te protegerán. Confía en ellos y en Ai. Tienes un destino muy grande por delante. En casa encontrarás todo lo que necesites siempre. Es nuestro hogar y la familia Tsuki te estaremos protegiendo.
domingo, 20 de mayo de 2018
| DIY: MALETÍN MAQUILLAJE [BLACKPINK] - BLAQUI |
Buenas chic@s.
Cómo explico en el vídeo que voy a subir ahora mismo en esta entrada. Hace unos días, pregunté por mi instagram y twitter personal, si estaría bien hacer un vídeo DIY de un maletín de maquillaje.
La respuesta fue un aplastante SI. Lo que hice fue, coger un maletin, hacer secciones con cartón y forrarlo por dentro para poder introducir el maquillaje de una forma ordenada, para cuando tenga que maquillarme yo o maquillar a otras personas.
Así que os dejo por aquí mi video. Esperando que os guste tanto verlo, como yo disfruté haciéndolo.
Cómo explico en el vídeo que voy a subir ahora mismo en esta entrada. Hace unos días, pregunté por mi instagram y twitter personal, si estaría bien hacer un vídeo DIY de un maletín de maquillaje.
La respuesta fue un aplastante SI. Lo que hice fue, coger un maletin, hacer secciones con cartón y forrarlo por dentro para poder introducir el maquillaje de una forma ordenada, para cuando tenga que maquillarme yo o maquillar a otras personas.
Así que os dejo por aquí mi video. Esperando que os guste tanto verlo, como yo disfruté haciéndolo.
Invocadores de Espíritus - Capítulo 1.
Otra vez tenía 10 años. Estaba con mi hermano en nuestra casa de campo, rodeados de naturaleza y con un sol en lo alto. Nuestra casa era algo sencilla, de arena y piedras bien acopladas que daban unos muros muy gruesos y resistentes. Teníamos un porche lleno de arboles y recubierto de un césped verde intenso.
Yo estaba sentado en el césped. Jugaba con mi gameboy color, mientras mi hermano, con dos de sus compañeros psíquicos hacían un circulo de invocación de lluvia.
Yo no les prestaba atención. A mi lado estaba Rei, que era el hermano menor de Sasha, una de las invocadoras al lado de mi hermano. Y con nosotros estaba Ai, mi amigo desde la infancia.
De pronto, perdí una vida y le pasé la gameboy color a Ai. El cielo se empezó a nublar rápido. Las nubes surgían del circulo de invocación, y recuerdo encogerme de hombros. Otro logro de mi hermano. En esa época pensaba que no había nada que él no pudiera hacer.
Seguí atento a como jugaba Ai, hasta que en un momento Rei me cogió de la muñeca y señalo hacia nuestros hermanos. Las nubes surgían demasiado rápido y un viento agitaba las túnicas negras que se usaban durante las invocaciones.
- Ritsu - Dijo entonces Rei- Algo va mal.
Yo miré hasta mi hermano y me puse en pie. El alzó una mano hacia nosotros sin mirarnos, tratando de concentrarse aun en la invocación.
Ai también dejó de prestar atención al juego. Los tres nos habíamos puesto en pie. Rei me había colocado detrás de él mientras me sujetaba aun por la muñeca.
- ¡Entrad en la casa! - Gritó entonces Sasha mirándonos de reojo.
Rei asintió al momento y tiró de mi hacia la casa mientras Ai nos seguía de cerca. Cuando entramos Rei cerró la puerta y bajó la persiana de esta dejándonos en la oscuridad.
- ¿Qué está pasando Rei? - Le decía con la voz algo temblorosa y débil. Estaba asustado.
- No pasa nada Ritsu - Me abrazó pegando mi cara contra su pecho mientras acariciaba mi pelo.
Entonces, empezaron a oírse crujidos, cosas arrastrándose por el suelo y golpes muy fuertes. Parecía que la casa misma iba a venirse abajo. Fue entonces cuando Rei se acercó a mi oído.
- Ritsu, ¿por qué no cantas algo? - Lo dijo con una voz muy tranquila y puso sus dos manos en mis oídos.
Yo solo asentí con los ojos cerrados apoyándome en su pecho. Empecé a cantar una nana que mi madre me cantaba cuando era mucho más pequeño. Ai acariciaba mi espalda mientras yo trataba de estar más distraído.
Para cuando hube terminado la canción. Rei acarició mi pelo destapando mis oídos. El caos que parecía haber fuera de la casa pareció haber desaparecido. Ya no se oía nada.
- ¿Qué ha pasado? -Dijo entonces Ai mirando a Rei.
- No lo sé - Contestó y me besó en la frente- Ritsu, iré a ver que ha pasado. Ai cuidará de ti ¿vale?
Ai puso sus manos en mis hombros mientras movía la cabeza hacia arriba y abajo. Pero yo seguía mirando a los ojos de Rei mientras negaba.
- Quiero ir contigo.
Rei miró a Ai, y este me sujetó con algo de fuerza abrazandome al final desde mi espalda.
- Espera aquí.
Rei subió la persiana y salió corriendo fuera, mientras yo me quedaba pegado a Ai, que me sujetaba de forma protectora.
Estar entre los brazos de Ai no era nada desagradable. Pero algo me decía que tenía que estar con Rei. Miré a Ai de reojo y le besé en la mejilla. Sabía que ese era su punto débil. Cada vez que lo hacía el se llevaba una mano a la mejilla, y así fue. Aproveché ese momento para salir tras de Rei que estaba levantando a su hermana del suelo, que estaba bajo una pila de muebles.
Todos los muebles del porche habían estado esparcidos por todos lados, algunos agrupados, otros simplemente hechos pedazos. Abrí mucho los ojos y me acerqué a Rei ayudando a Sasha que tenía toda la cara magullada. Su capa estaba rasgada, por la frente le caía algo de sangre que manchaba sus mejillas pálidas.
- Ritsu, te dije que esperaras - Dijo Rei que me miraba con los ojos muy abiertos.
- Rei quiero ayudarte, hay que llamar a una ambulancia para tu hermana - Le dije algo alterado mientras su hermana se sujetaba a mi.
- Ritsu vuelve dentro - Decía Rei mientras negaba- Yo me ocuparé.
Le miré algo asustado sin entender a que se refería. Su hermana no decía nada, solo lloraba. Pero yo suponía que era por el dolor.
Ai llegó por la espalda y me puso las manos en los ojos tapandome. No entendía porque hacía eso. Ya había visto el destrozo y ahora lo importante era ayudarlos a todos.
- Ai, vamos quita - Dije tratando de destaparme los ojos con una mano.
- Ritsu no - Dijo entonces Ai en mi oído - Vamos dentro, por favor - El besó mi mejilla tratando de tranquilizarme, pero conseguía el efecto contrario. Ahora quería ver que estaba pasando.
Con una mano le cogí las dos suyas y tiré de estas hasta que pude ver. Parpadee un par de veces. Ahora si me estaba dando cuenta de lo que pasaba. Todo estaba lleno de sangre, y caí en la cuenta.
- ¿Dónde está Mitsu? - Me aparté de Ai y Sasha mirando por todos lados, tratando de encontrar a mi hermano - ¿¡MITSU!?¿¡MITSU!?¿¡MITSU!?
Me había puesto a mover algunas cosas tratando de buscarlo, pero por todos lados solo había sangre y más sangre. Ai se había acercado a dónde yo estaba pero no decía nada. De mis ojos caían lágrimas hasta que, al apartar una mesa vi su cuerpo.
Ai me abrazó por la espalda tapándome los ojos otra vez. Pero yo le empujé hacia atrás y me tiré contra su cuerpo moviendo lo con las manos.
- Mitsu despierta - Decía mientras algunas lágrimas caían de mis ojos - Mitsu... vamos Mitsu, no me gusta esta broma - Decía una y otra vez arrodillado. Las manos se me habían manchado de sangre, la ropa también, pero no me importaba. Y el no se movía.
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Desperté sobresaltado. Me incorporé al momento mientras tenía el pelo rizado y mojado de sudor. La camiseta que llevaba parecía haber salido de la lavadora de lo húmeda que estaba. Respiraba muy agitado mientras me ponía una mano en el pelo jadeando.
- ¿Otra vez has soñado con ese día? -Dijo Ai mientras se incorporaba en la cama y ponía una mano en mi hombro acariciándome - Últimamente sueñas mucho con eso.
- ¿Qué hora es? -Me limité a decir quitando le importancia a mi pesadilla.
Ai alargó la mano hasta mi mesilla y cogió su móvil mirando la hora. Terminó resoplando. Sabia que cuando soñaba con lo mismo no podía volver a dormir, fuese la hora que fuese.
- Son las 5 de la mañana Ritsu - Me abrazó pegándome a su cuerpo - Vamos a tratar de dormir un poco más.
Yo negué con la cabeza. Sabía que iba a ser imposible. Ahora si cerraba los ojos iba a volver a ver el cuerpo de mi hermano ahí tirado. Aun que habían pasado ya 8 años, yo era incapaz de olvidar ese momento. Últimamente, había sido mucho peor.
- Al menos, quedémonos un rato más en la cama ¿vale?
Se recostó y apoyó mi mejilla en su pecho mientras me acariciaba el pelo. Ai siempre había estado cuidando de mi. Me protegía, me cuidaba y siempre podía contar con él. Era mi mejor amigo. Durante estos años, yo no había notado cambios en él. Seguía siendo rubio, con su cabello liso medio largo, sus mismos ojos azules, cariñosos y divertidos. Si que es verdad que había crecido, y ahora medía cerca del metro noventa, sus biceps, pectorales y piernas eran mucho más fuertes. Pero, para mi seguía siendo Ai.
Pero Ai, si que decía que yo había cambiado mucho. Aunque no sabía si se refería a mi aspecto en verdad. Yo creía que si que había cambiado. El color de pelo me cambió ese mismo día, paso de ser castaño, a ser de un negro intenso. Aunque nadie sabe porque pasó eso. Mi piel ahora estaba siempre pálida, no importaba si el sol me daba o no. Y mis ojos cambiaban mucho de color. Se ponían verdes, marrones, azules, sin saber porque.
Yo no había crecido tanto como Ai, me quedé en mi metro setenta, y mis musculos no se habían desarrollado tanto. Pero eso era porque yo no iba al gimnasio todos los días como él. Mejor dicho, si que iba, pero yo me dedicaba a leer mientras Ai entrenaba. No le gustaba que me separara de él, y él único ejercicio que hacía yo era salir a correr.
- Ai, puedes dormir un ratito más - Dije yo mientras ponía una mano en su abdomen - Yo iré a tomar una ducha y me pondré a estudiar. Dentro de poco tenemos los exámenes finales.
- Si dices eso me haces sentirme culpable por no estudiar - Dice mientras acaricia mi espalda.
- Ya sabes que a ti te cuesta menos aprobar que a mi - Trato de sonreír, y olvidar mi pesadilla. Al menos, de convencer a Ai de que esto no estaba pensando en ello.
Pero Ai me conocía demasiado bien. Sabía que yo no me iba a olvidar de esto tan fácilmente. También estaba preocupado, últimamente apenas conseguía dormir cinco o seis horas. Siempre acababa teniendo esa misma pesadilla.
- ¿Crees que ellos están haciendo que tengas esa pesadilla?
- No lo creo. - Termino susurrando y respiro hondo.
- No han parado de intentar reclutarte otra vez desde que dejaste la asociación. A lo mejor es un intento desesperado de que vuelvas - Susurra mientras miraba hacia el techo. Había puesto su otra mano tras la nuca mientras me abrazaba otra vez contra si mismo.
La Asociación de invocadores donde había estado mi hermano, la Escuela de los Cinco Elementos. Cuando pasó el incidente. Yo quería saber más al respecto, y había aprovechado para ir a la biblioteca de ese sitio junto con Rei, pues los dos eramos de nivel avanzado a investigar. Pero nunca encontramos nada.
Al pasar las pruebas para el nivel de invocador. El líder de la asociación puso gran interés en mi. Todos esperaban que mi hermano fuese el nuevo líder al terminar su preparación. Era el invocador más poderoso que había existido en la asociación desde hacía doscientos años. Pero, en la prueba, yo había superado a Mitsu.
Todos empezaron a decir que yo debía volverme el nuevo líder al terminar. Pero yo no quería eso. Así que dejé la Asociación, y dejé de prepararme como psíquico.
- Yo no voy a volver allí.
- No puedes volver allí - Dijo Ai muy serio, pero terminó por reír. - Si fueras, yo no podría protegerte, y ese no era el trato.
- Lo sé. -Dije sumándome a su risa.
Al dejar la escuela. Yo iba a ser un blanco fácil para los cazadores de psíquicos, para malos espíritus que querrían absorber mi poder, y para otros psíquicos que quisieran lo mismo. Por eso Ai, me había hecho jurar, que no me apartaría en ningún momento más de cinco minutos de él. Si esto pasaba, yo debería volver a la escuela, ser el nuevo líder y no volver a verle.
Jamás estaría dispuesto a eso. A ninguna de esas tres cosas, por eso, jamás volví a separarme de él.
Al principio fue algo incomodo. Teniamos que ponernos de acuerdo en todo. Lo que comer, lo que estudiar, ir a los mismos sitios, etc. Había sido una odisea. Además, cuando discutíamos, también teníamos que estar juntos, y no era de las mejores soluciones. Pero, conseguimos acostumbrarnos bien el uno al otro. En cualquier caso, desde que a Rei le prohibieron acercarse a mi, Ai había sido mi único mejor amigo.
Cuando pensaba en Rei me ponía muy triste siempre. Fue el único motivo por el que me costó dejar la escuela. Dejarle a él.
Después de ese incidente. Rei y Ai lo habían sido todo para mi, pero Rei, siempre había sido especial para mi. Pero cuando dejé la Escuela a los 16 años, le prohibieron a todos los alumnos avanzados el contacto conmigo. Y para él no fue una excepción.
Ya hacía dos años que no lo había vuelto a ver. Aunque sabía que era él, el que me dejaba los ramos de flores en la puerta de casa todos los días. La tarjeta siempre tenía una R dibujada.
- Quizás si que deberíamos levantarnos ya - Dijo Ai incorporándose - Estoy notando algo.
- ¿Eh? - Dije entonces mirándole. Con este tiempo, Ai había desarrollado un sexto sentido, que identificaba cuando había alguien emitiendo energía psíquica cerca. Le hacía estar muy alerta - ¿Qué ha pasado?
- Rei está cerca.
Me puse en pie al oír el nombre de Rei. Era una mezcla de impaciencia y nostalgia. Quizás por fin podría acercarse otra vez a mi. Me preguntaba como sería Rei ahora. Me preguntaba si me abrazaría como lo hacía en ese entonces o si, se quedaría a mi lado como lo hacía Ai. Quería que se quedara.
- ¿Dónde está?
Entonces, en la ventana sonaron unos golpecitos, como si alguien estuviera llamando. Yo me acerqué para apartar las cortinas. Pero Ai se puso delante de mi y abrió las cortinas. Al otro lado había un chico de pelo oscuro, tenía los ojos verdes y facciones muy marcadas y masculinas. Era Rei, aunque ya no quedaba ni rastro de ese chico cariñoso y protector que había sido.
Lo veía a través del cristal desde el lado de Ai. Quien miraba a Rei serio a través del cristal. Rei se dedicó a sonreír mirándonos a los dos. Yo aparté a Ai con suavidad a un lado y abrí la ventana. Por fin podía ver a Rei.
De pronto, ya no me acordaba de la pesadilla, ni me acordaba de nada de lo que había estado pensando. Solo pensaba, que por fin, veía a Rei.
- Rei - Dije sonriendo mientras le dejaba paso. Aun no me había percatado de que estaba volando para llegar al primer piso donde estaba el cuarto de Ai y mio. - ¿Qué haces aquí? Pasa.
- Gracias Ritsu - Dijo e hizo una reverencia subiendose al marco de la ventana y después sentarse en este.
- Hola Rei - Dijo Ai con sequedad. Después de que Rei me abandonara, Ai dijo que jamás le perdonaría. Cuando eran pequeños, los dos juraron que siempre cuidarían de mi, y Rei había fallado a su promesa.
- Hola Ai - Contestó Rei con su misma sonrisa - Ha pasado mucho tiempo desde la última vez ¿no?
- Mucho tiempo que Ritsu no te ha visto. Pero los dos sabemos que tu si lo has visto a él.
Ai cortó con una mirada mientras pasaba un brazo por mis hombros. Rei entonces se puso serio. Se dio cuenta en se moment ode que Ai no llevaba camiseta. De que había cosas de los dos en la habitación y de que yo estaba sudado.
- ¿Interrumpo algo? - Dijo mirandome a mi mientras alzaba una de sus cejas.
- ¿Interrumpir? ¿A las cinco y media de la madrugada ? - Soltó Ai mientras reía y me pegaba más a su cuerpo - Terminamos hace un rato - Trató de soltar con una sonrisa picara.
Rei se puso mucho más serio. Los ojos se le entrecerraron de ira y apoyó los brazos en una de sus rodillas.
- No digas tonterías Ai -Dije yo al darme cuenta de la tensión que había entre ellos dos - ¿Por qué estas aquí Rei? Pensé que jamás volvería a verte.
Aparté un poco el brazo de Ai y me acerqué a Rei para abrazarle, pero él me paró en seco con una mano, sin dejar que me acercara a él.
- He venido para avisaros de que estás en peligro - Me miró a los ojos y luego a los de Ai - Y que esta vez, a tu guardaespaldas le va a costar un poco más protegerte. Así que, yo me encargaré.
Ai frunció el ceño y volvió a echarme hacia atrás. Se puso frente a Rei y me ocultó a su espalda. Miraba a Rei con los ojos entrecerrados. Parecía estar irradiando calor por cada parte de su piel.
- ¿Ahora vienes a protegerlo? - Sacudió la cabeza a un lado- Pase lo que pase, no necesitamos tu ayuda. Conmigo basta para protegerle, como ha bastado estos dos años. Que tu solo has estado para enviarle esas florecitas. Pero cuando tiene pesadillas soy yo el que esta ahí, y cuando está triste yo me encargo de animarle. Tu le tienes más lealtad a esa Escuela que solo quiere explotarlo que a él.
- ¿Pesadillas? - Dijo Rei y me miró entonces a mi - ¿Qué tipo de pesadillas?
Yo respiré hondo. Nunca me había gustado hablar de ese sueño. Sin embargo, ya las tenía desde antes de alejarme de Rei.
- La de siempre - Se encoge de hombros y le miré otra vez - Últimamente la tengo a diario.
Rei presionó los labios durante un instante y luego miró a Ai. Parecía que había cosas que quería decirle, sin embargo, se mantenía callado.
- Descubrí más sobre lo que pasó ese día - Dijo entonces Rei y saltó del marco de la ventana al interior y cerró el cristal a su espalda.
Cerró las cortinas sin pedir permiso y nos hizo a un lado mientras se arrodillaba en el suelo empezando a dibujar con un carboncillo en el suelo. Ai y yo nos dimos cuenta de que era un circulo de invocación. Pronunció unas palabras y la habitación quedó a oscuras. Era un sencillo hechizo que creaba un espacio distorsionado en el cual no se podía espiar.
- ¿Qué está pasando? -Dijo Ai que no sabía mucho sobre los diferentes hechizos - Rei como le hagas daño a Ritsu te mataré - Su voz sonaba más agresiva que de costumbre. Yo no estaba acostumbrado a oírle de esa forma. A mi me trataba siempre con ternura y cariño, y ahora era tan distinto.
Rei le miraba serio mientras terminaba el hechizo y después se acercó hacia mi. Me tomó por los hombros y me abrazó. Yo no entendía nada. Antes me había parado en seco cuando lo iba a hacer yo. Ahora me abrazaba él.
A mi me daba igual no entenderlo. Por fin, otra vez podía sentir como me abrazaba. Era Rei, el Rei que yo recordaba otra vez. Cerré los ojos correspondiendo su abrazo mientras contenía la respiración. Ai sin embargo, miraba a un lado presionando los dientes con fuerza.
- Escúchame Ritsu - Dijo y me tomó de las mejillas mirándome a los ojos - Alguien de la Escuela está detrás de la muerte de Mitsu. Planeaban absorber los poderes de tu hermano, por eso provocaron su muerte. Pero algo salió mal, y los poderos fueron a parar dentro de tu cuerpo. Ahora creo que van a por ti y estás indefenso.
Yo me aparté de Rei cuando estaba hablando. ¿Qué yo había absorbido los poderes de mi hermano? Era algo que me repugnaba.
- Si quieren mis poderes yo se los daré - Dije apartándome por completo de él - No los quiero.
- ¿Qué estás diciendo ? -Dijo Rei dando un paso hacia mi - ¿Entiendes lo que estás diciendo?
- Entiendo que por estos poderes mi hermano está muerto. Por estos poderes tu y yo nos hemos alejado. No los quiero.
Estaba empezando a sentir la frustración del destino en mi piel. Primero había sido mi padre el que murió por la casta de sus poderes, luego mi hermano, y ahora el ciclo se cerraría conmigo. Ai se acercó a mi y me abrazó contra su pecho mientras miraba a Rei.
- Es mejor que esperes para hablar de esto - Ai volvió a hablar con su tono cariñoso mientras apoyaba mi cabeza en su pecho - Cuando tiene estas pesadillas pasa un tiempo muy sensible. Los dos sabemos que no quiere morir.
Rei suspiró algo desesperado por la situación. Esos días anteriores, se había estado enterando de los diferentes planes secretos que había en la Escuela. Su hermana Sasha, que ahora era miembro del consejo de la Escuela había sido quien le había mandado a visitar a Ritsu. Tenía que protegerle, Ritsu debía ser el siguiente director de la Escuela, o sería el fin para muchas personas. Si los poderes de Ritsu caían en malas manos, no sabían que podría pasar.
Rei durante esos dos años. No había parado de pensar en Ritsu. Pero acercarse a él de forma directa sería ponerlo en peligro. Sin embargo, ahi estaba, dispuesto a darlo todo para protegerlo.
- Ritsu - Trató de llamarme Rei mientras se acercaba a nosotros - Ai - Le dijo también a él al ponerse a nuestro lado - Sé que estos dos años parece que nos han alejado. Pero sigo preocupándome por vosotros.
- ¿Por nosotros? - Ai sonó algo incrédulo mientras alzaba una ceja - ¿Te preocupabas por mi?
- ¿A caso no eramos amigos los tres? - Contestó Rei y puso una mano en mi espalda - Siempre hemos protegido a Ritsu juntos. Volvamos a hacerlo, aunque nadie pueda enterarse de esto.
Me giré para mirarlo. Mis ojos se habían aguado un poco. Ahora entendía porque había invocado ese espacio para nosotros y porque antes no me había abrazado, alguien estaba vigilándolo. Estaba pensando que si se muestra como una debilidad, podrían usarlo para llegar a mi.
- ¿Quién te está vigilando?
- No lo sé - Contestó a mi pregunta encogiéndose de hombros- Ritsu, si no me acerqué a ti antes, era para no ponerte en más peligros.
Durante estos dos años. Ai había tenido que aprender a defenderme. No siempre había sido fácil. Pero gracias a su entrenamiento y a una espada Ragna, había tenido éxito siempre.
La primera vez que invoqué la espada Ragna, la había empuñado yo. Fue en nuestro primer encuentro con un espíritu. Ai era muy bueno en los enfrentamientos cuerpo a cuerpo, pero, los espíritus siempre juegan sucio. Y era difícil enfrentar a alguien que desaparece y que puede atravesar tus golpes.
En ese primer enfrentamiento, Ai acabó muy mal herido. Yo no quería volver a usar mis poderes, y él no iba a permitir que ningún ser de este mundo me hiciera daño. Por eso, sin importar cuantas veces le golpeara, el siempre se interponía entre el espíritu y yo.
Yo le sujeté por la espalda y cerré los ojos durante un instante, mientras ese espíritu se acercaba más a nosotros. Estaba empezando a desaparecer. Sabía que iba a golpear otra vez a Ai, así que le hice a un lado y empecé a implorar al cielo y al infierno por un arma que pudiera detenerlo. Así, en mis manos apareció la espada Ragna, una espada que había sido creada por la Diosa eterna de las pesadillas. La que se dice que puede cortar hasta el tiempo y el espacio.
El espíritu ya había desaparecido. Pero Ai cogió mis manos y cortó en el aire a mi lado. Se oyó un alarido y apareció el espíritu partido por la mitad desvaneciéndose. Desde entonces, esa había sido su arma.
- Mi hermana ha sido la que me ha enviado a protegerte de forma oficial - Dijo y sacó de uno de sus bolsillos una carta - Estás recibiendo protección de la Escuela para que en algún momento, puedas volver y ser el líder.
Ai tomó la carta y la empezó a leer en voz alta.
- Estimado Ritsu - Hizo una pausa para mirarnos a los dos- Soy Sasha, miembro del consejo y una antigua amiga tuya. Yo estaba presente en la invocación que tan mal salió ese día y que causó la muerte de nuestro querido Mitsu. Digo querido, y no es una palabra vacía, puesto que, si no llega a ser por él, yo no seguiría con vida. Escribo esto con motivo de tu inminente peligro que ha llegado a oídas del consejo de la escuela. Te envío a Rei, antiguo amigo, mi hermano, y tu posible protector, para que cuide de ti en la medida de lo posible. Acepta esta ayuda, y plantéate el regresar a la Escuela, dónde yo misma podré protegerte, como Mitsu habría querido.
Ai cogió la carta y la partió por la mitad mientras miraba a Rei sacudiendo la cabeza. Yo simplemente negué con la cabeza. No iba a volver allí. No iba a usurpar el puesto que le correspondía a mi hermano.
- Esa es la carta oficial - Rei dijo mientras negaba - La verdad, es que estas mucho más seguro fuera de la Escuela. Así que, he pensado que vayamos los tres a tu antigua casa de campo un tiempo.
- ¿Pero qué estás diciendo? - Rei sacudió la cabeza a uno y otro lado negando- Es imposible que Ritsu vaya allí, no la ha pisado en ocho años.
- Es un punto de máximo poder para Ritsu, si alguien trata de atacarle, ahí es donde más seguro va a estar. Es más fácil que le protejamos ahí - Miró a Ai mientras sacudía la cabeza - Esa casa nos protegió ese día. Ritsu confía en mi.
Seguí apoyando en Ai con los ojos entrecerrados mientras suspiraba. Sin saber realmente que debía hacer. Confiaba en Rei, y quería que Rei estuviera con nosotros. Mire a Ai un segundo a los ojos tratando, de encontrar ahí la respuesta.
Ai solo me miró con una sonrisa y asintió. Entonces entendí lo que quería decir.
- Está bien, iremos - Contestó Ai asintiendo - Pero solo unos días. Y si algo le hace daño, jamás te perdonaré.
En ese momento, las paredes del espacio que Rei había creado empezaron a desquebrajarse, y aparecimos otra vez en la habitación. Los cristales de la ventana estallaron, Ai giró para poner su espalda protegiéndome y que nada fuese capaz de golpearme.
- ¿Estás bien Ritsu? -Dijo Ai mientras yo solo asentía.
El espacio que Rei había creado, no solo aislaba el mundo exterior de nosotros, si no a nosotros del exterior. Ninguno nos dimos cuenta del ataque que se había originado.
- Estoy bien - Asentí un par de veces mientras le miraba algo tembloroso.
Fue Rei quién tomo la iniciativa de ir hacia la ventana. En la calle había tres personas cubiertos con la túnica de la escuela de invocación y sobre un circulo de hechizos. Estaban empezando una invocación de fuego.
Rei presionó los labios y miró hacia Ai.
- Tenéis que salir de aquí ya. Yo me encargaré.
Ai asintió mientras se ponía una camiseta y me cargaba en brazos. Teníamos una maleta preparada para casos de emergencia como este debajo de la cama. La cogió también y salió corriendo de la habitación escaleras abajo.
Oímos una explosión y de la habitación empezaron a salir llamas que incansables nos perseguían. Mientras yo, con los ojos abiertos me quedaba inmóvil.
- Ritsu vamos - Gritaba Ai mientras corría escaleras abajo cargando conmigo - Intenta frenarlas Ritsu.
Pero yo no podía reaccionar. No podía ser que ese fuego viniese de la habitación dónde estaba Rei. No podía ser que Rei hubiese muerto también.
Las llamas cada vez estaban más cerca de nosotros. Ai trataba de correr lo más rápido que podía, pero no era suficiente. El fuego ya nos estaba alcanzando.
- ¡¡RITSU!! -Gritó y entonces me lanzó hacia adelante junto con la maleta y el se paró para tratar detener el fuego con su cuerpo.
Pero esto no sucedió. Al momento de soltarme, el fuego iba a alcanzar su cuerpo y calcinarlo al momento. Pero le pasó por el lado sin rozarle si quiera. Las llamas empezaron a tomar forma y estas se materializaron como un dragón serpenteante.
- ¡¡RITSU!! -Volvió a gritar Ai que estaba al lado del cuerpo del dragón que cada vez se acercaba más a mi - La espada.
Yo miraba como la boca del dragón se entre abría dejando a la vista unos dientes resplandecientes de fuego y afilados. De su nariz salía un humo negro espeso y me echaba hacia atrás asustado, mientras él dragón se acercaba cada vez más.
Ai esquivó el cuerpo de fuego del dragón y llegó hasta a mi. Me cogió en brazos otra vez mirándome la pierna. Pues al lanzarme la había magullado un poco. Se sentía culpable, pero no era momento para eso.
- Ritsu, tienes que reaccionar - Nos puso detrás de una pared y el dragón lanzó una bocanada de fuego en nuestra dirección. Me besó en la mejilla y me acarició con una mano haciendo que le mirase a los ojos - La espada Ritsu, tengo que protegerte.
Yo asentí un momento y cerré los ojos concentrándome en mis manos para invocar la espada Ragna.
El dragón se iba acercando, se podían oír sus jadeos y el abrir y cerrar de sus fauces. Ai me sujetaba con fuerza mientras miraba al lado por el que se oía acercar a la bestia. Estaba nervioso porque esta invocación nunca sabía lo que iba a tardar. Todo dependía de mi estado emocional, y ahora mismo no estaba en muy buenas condiciones.
El dragón hizo el pequeño giro y ya nos tenía a un par de metros. Ai se giro, interponiendo otra vez su cuerpo entre el peligro y yo. Pero la espada apareció entre mis manos justo cuando el dragón empezó a escupir fuego.
Ai reaccionó con rapidez y cortó el chorro de fuego con la espada. Me dejó en el suelo a su espalda y se encaró al dragón.
Cuando Ai usaba la espada, yo pensaba que era invencible. Se movía con rapidez, elegancia y certeza. Una lucha no había durado más de 5 minutos después de invocar la espada. Y esta no fue diferente.
En un par de estocadas, el dragón desapareció. Me tomó de la mano y fue hacia la maleta sin soltar la espada de su otra mano. Fuí yo quien cargó ahora con la maleta y juntos salimos a la calle.
Los tres encapuchados seguían en su circulo de invocación. Rei desde el cielo era el que los estaba atacando con rayos de unas nubes que había generado. La verdad es que esos tres no debían de ser muy poderosos, pues en un enfrentamiento de ellos contra Rei, parecía que Rei no tenía ni que esforzarse en mantenerlos a raya. Aunque también, era posible que la invocación del dragón les hubiese costado mucha energía.
En cualquier caso, Ai me dejó a un lado pegado en la pared y se lanzó, espada en mano contra los encapuchados. De un barrido lateral cortó el circulo de hechizos y a ellos por la mitad, que desaparecieron al instante.
Era la primera vez que esto le pasaba contra unos psíquicos. Nunca se habían desvanecido en el aire, y menos contra él. Sangraban y se lamentaban, pero nunca desaparecían.
- ¿Qué ha pasado? - Preguntó Ai sosteniendo aun la espada en la mano.
Rei descendió hasta ponerse a su lado y miró por el circulo que estaba desvaneciéndose también.
- No estaban aquí, era solo una proyección - Dijo entonces negando- Si han sido capaz de hacer todo esto a distancia. Deben ser muy fuertes - Gruño algo desalentado.
No pudo frenar el dragón aunque quiso. Y su estrategia entonces, había sido distraerlos para que no pudieran controlar bien a su creación.
- Esa espada - Dijo mirándola algo sorprendido y le coge la muñeca a Ai de forma algo brusca.
Ai se quedó sorprendido con la facilidad que le había movido el brazo. Estaba claro que Rei era fuerte, pero el no se quedaba atrás, y que fuera capaz de moverlo le hacía daño en su orgullo.
Rei sin embargo, no estaba atento a eso. Miraba la espada sorprendido.
- ¿Cómo eres capaz de empuñarla? Deberías desvanecerte solo con tocarla. Es un hechizo muy poderoso para controlarlo alguien que no tiene poderes - Miró entonces a Ai frunciendo el ceño - Y Ritsu ¿Cómo has sabido hacer este circulo de invocación? Es de un nivel muy avanzado.
Yo negué despacio mientras seguía con mi espalda pegada al muro. La espada fue desapareciendo poco a poco y Ai se soltó del agarre de Rei.
- No la invoqué con ningún circulo. Aparece solo pensando en las palabras adecuadas - Digo mientras miro a un lado.
- Ahora entiendo porque eres tan poderoso - Dijo entonces Rei algo serio.
Ai volvió a acercarse a mi y me cogió en brazos mirando a Rei de reojo. Yo me abracé a su cuello algo cansado suspirando.
- Rei, me parece que tendremos que ir ahora a la casa de Campo. ¿O hay otro sitio donde podamos descansar?
Rei se limitó a negar con la cabeza mientras Ai empezaba a andar sujetándome en brazos. Se notaba que también estaba cansado. Siempre lo estaba después de un combate, pero siempre quería protegerme más después de uno, y no descansaba.
- Entonces te toca llevar la maleta - Le dijo tratando de sonar divertido. Siempre lo hacia para que me relajara. Cosa que iba a ser muy difícil. Más ahora, que vamos al sitio dónde todo empezó y terminó para mi.
Rei cogió la maleta, empezando a andar al lado de Ai. Parecía de acuerdo con lo que había dicho, aunque, en su cara se hacía notar lo poco que le gustaba que le dieran ordenes.
Yo estaba sentado en el césped. Jugaba con mi gameboy color, mientras mi hermano, con dos de sus compañeros psíquicos hacían un circulo de invocación de lluvia.
Yo no les prestaba atención. A mi lado estaba Rei, que era el hermano menor de Sasha, una de las invocadoras al lado de mi hermano. Y con nosotros estaba Ai, mi amigo desde la infancia.
De pronto, perdí una vida y le pasé la gameboy color a Ai. El cielo se empezó a nublar rápido. Las nubes surgían del circulo de invocación, y recuerdo encogerme de hombros. Otro logro de mi hermano. En esa época pensaba que no había nada que él no pudiera hacer.
Seguí atento a como jugaba Ai, hasta que en un momento Rei me cogió de la muñeca y señalo hacia nuestros hermanos. Las nubes surgían demasiado rápido y un viento agitaba las túnicas negras que se usaban durante las invocaciones.
- Ritsu - Dijo entonces Rei- Algo va mal.
Yo miré hasta mi hermano y me puse en pie. El alzó una mano hacia nosotros sin mirarnos, tratando de concentrarse aun en la invocación.
Ai también dejó de prestar atención al juego. Los tres nos habíamos puesto en pie. Rei me había colocado detrás de él mientras me sujetaba aun por la muñeca.
- ¡Entrad en la casa! - Gritó entonces Sasha mirándonos de reojo.
Rei asintió al momento y tiró de mi hacia la casa mientras Ai nos seguía de cerca. Cuando entramos Rei cerró la puerta y bajó la persiana de esta dejándonos en la oscuridad.
- ¿Qué está pasando Rei? - Le decía con la voz algo temblorosa y débil. Estaba asustado.
- No pasa nada Ritsu - Me abrazó pegando mi cara contra su pecho mientras acariciaba mi pelo.
Entonces, empezaron a oírse crujidos, cosas arrastrándose por el suelo y golpes muy fuertes. Parecía que la casa misma iba a venirse abajo. Fue entonces cuando Rei se acercó a mi oído.
- Ritsu, ¿por qué no cantas algo? - Lo dijo con una voz muy tranquila y puso sus dos manos en mis oídos.
Yo solo asentí con los ojos cerrados apoyándome en su pecho. Empecé a cantar una nana que mi madre me cantaba cuando era mucho más pequeño. Ai acariciaba mi espalda mientras yo trataba de estar más distraído.
Para cuando hube terminado la canción. Rei acarició mi pelo destapando mis oídos. El caos que parecía haber fuera de la casa pareció haber desaparecido. Ya no se oía nada.
- ¿Qué ha pasado? -Dijo entonces Ai mirando a Rei.
- No lo sé - Contestó y me besó en la frente- Ritsu, iré a ver que ha pasado. Ai cuidará de ti ¿vale?
Ai puso sus manos en mis hombros mientras movía la cabeza hacia arriba y abajo. Pero yo seguía mirando a los ojos de Rei mientras negaba.
- Quiero ir contigo.
Rei miró a Ai, y este me sujetó con algo de fuerza abrazandome al final desde mi espalda.
- Espera aquí.
Rei subió la persiana y salió corriendo fuera, mientras yo me quedaba pegado a Ai, que me sujetaba de forma protectora.
Estar entre los brazos de Ai no era nada desagradable. Pero algo me decía que tenía que estar con Rei. Miré a Ai de reojo y le besé en la mejilla. Sabía que ese era su punto débil. Cada vez que lo hacía el se llevaba una mano a la mejilla, y así fue. Aproveché ese momento para salir tras de Rei que estaba levantando a su hermana del suelo, que estaba bajo una pila de muebles.
Todos los muebles del porche habían estado esparcidos por todos lados, algunos agrupados, otros simplemente hechos pedazos. Abrí mucho los ojos y me acerqué a Rei ayudando a Sasha que tenía toda la cara magullada. Su capa estaba rasgada, por la frente le caía algo de sangre que manchaba sus mejillas pálidas.
- Ritsu, te dije que esperaras - Dijo Rei que me miraba con los ojos muy abiertos.
- Rei quiero ayudarte, hay que llamar a una ambulancia para tu hermana - Le dije algo alterado mientras su hermana se sujetaba a mi.
- Ritsu vuelve dentro - Decía Rei mientras negaba- Yo me ocuparé.
Le miré algo asustado sin entender a que se refería. Su hermana no decía nada, solo lloraba. Pero yo suponía que era por el dolor.
Ai llegó por la espalda y me puso las manos en los ojos tapandome. No entendía porque hacía eso. Ya había visto el destrozo y ahora lo importante era ayudarlos a todos.
- Ai, vamos quita - Dije tratando de destaparme los ojos con una mano.
- Ritsu no - Dijo entonces Ai en mi oído - Vamos dentro, por favor - El besó mi mejilla tratando de tranquilizarme, pero conseguía el efecto contrario. Ahora quería ver que estaba pasando.
Con una mano le cogí las dos suyas y tiré de estas hasta que pude ver. Parpadee un par de veces. Ahora si me estaba dando cuenta de lo que pasaba. Todo estaba lleno de sangre, y caí en la cuenta.
- ¿Dónde está Mitsu? - Me aparté de Ai y Sasha mirando por todos lados, tratando de encontrar a mi hermano - ¿¡MITSU!?¿¡MITSU!?¿¡MITSU!?
Me había puesto a mover algunas cosas tratando de buscarlo, pero por todos lados solo había sangre y más sangre. Ai se había acercado a dónde yo estaba pero no decía nada. De mis ojos caían lágrimas hasta que, al apartar una mesa vi su cuerpo.
Ai me abrazó por la espalda tapándome los ojos otra vez. Pero yo le empujé hacia atrás y me tiré contra su cuerpo moviendo lo con las manos.
- Mitsu despierta - Decía mientras algunas lágrimas caían de mis ojos - Mitsu... vamos Mitsu, no me gusta esta broma - Decía una y otra vez arrodillado. Las manos se me habían manchado de sangre, la ropa también, pero no me importaba. Y el no se movía.
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Desperté sobresaltado. Me incorporé al momento mientras tenía el pelo rizado y mojado de sudor. La camiseta que llevaba parecía haber salido de la lavadora de lo húmeda que estaba. Respiraba muy agitado mientras me ponía una mano en el pelo jadeando.
- ¿Otra vez has soñado con ese día? -Dijo Ai mientras se incorporaba en la cama y ponía una mano en mi hombro acariciándome - Últimamente sueñas mucho con eso.
- ¿Qué hora es? -Me limité a decir quitando le importancia a mi pesadilla.
Ai alargó la mano hasta mi mesilla y cogió su móvil mirando la hora. Terminó resoplando. Sabia que cuando soñaba con lo mismo no podía volver a dormir, fuese la hora que fuese.
- Son las 5 de la mañana Ritsu - Me abrazó pegándome a su cuerpo - Vamos a tratar de dormir un poco más.
Yo negué con la cabeza. Sabía que iba a ser imposible. Ahora si cerraba los ojos iba a volver a ver el cuerpo de mi hermano ahí tirado. Aun que habían pasado ya 8 años, yo era incapaz de olvidar ese momento. Últimamente, había sido mucho peor.
- Al menos, quedémonos un rato más en la cama ¿vale?
Se recostó y apoyó mi mejilla en su pecho mientras me acariciaba el pelo. Ai siempre había estado cuidando de mi. Me protegía, me cuidaba y siempre podía contar con él. Era mi mejor amigo. Durante estos años, yo no había notado cambios en él. Seguía siendo rubio, con su cabello liso medio largo, sus mismos ojos azules, cariñosos y divertidos. Si que es verdad que había crecido, y ahora medía cerca del metro noventa, sus biceps, pectorales y piernas eran mucho más fuertes. Pero, para mi seguía siendo Ai.
Pero Ai, si que decía que yo había cambiado mucho. Aunque no sabía si se refería a mi aspecto en verdad. Yo creía que si que había cambiado. El color de pelo me cambió ese mismo día, paso de ser castaño, a ser de un negro intenso. Aunque nadie sabe porque pasó eso. Mi piel ahora estaba siempre pálida, no importaba si el sol me daba o no. Y mis ojos cambiaban mucho de color. Se ponían verdes, marrones, azules, sin saber porque.
Yo no había crecido tanto como Ai, me quedé en mi metro setenta, y mis musculos no se habían desarrollado tanto. Pero eso era porque yo no iba al gimnasio todos los días como él. Mejor dicho, si que iba, pero yo me dedicaba a leer mientras Ai entrenaba. No le gustaba que me separara de él, y él único ejercicio que hacía yo era salir a correr.
- Ai, puedes dormir un ratito más - Dije yo mientras ponía una mano en su abdomen - Yo iré a tomar una ducha y me pondré a estudiar. Dentro de poco tenemos los exámenes finales.
- Si dices eso me haces sentirme culpable por no estudiar - Dice mientras acaricia mi espalda.
- Ya sabes que a ti te cuesta menos aprobar que a mi - Trato de sonreír, y olvidar mi pesadilla. Al menos, de convencer a Ai de que esto no estaba pensando en ello.
Pero Ai me conocía demasiado bien. Sabía que yo no me iba a olvidar de esto tan fácilmente. También estaba preocupado, últimamente apenas conseguía dormir cinco o seis horas. Siempre acababa teniendo esa misma pesadilla.
- ¿Crees que ellos están haciendo que tengas esa pesadilla?
- No lo creo. - Termino susurrando y respiro hondo.
- No han parado de intentar reclutarte otra vez desde que dejaste la asociación. A lo mejor es un intento desesperado de que vuelvas - Susurra mientras miraba hacia el techo. Había puesto su otra mano tras la nuca mientras me abrazaba otra vez contra si mismo.
La Asociación de invocadores donde había estado mi hermano, la Escuela de los Cinco Elementos. Cuando pasó el incidente. Yo quería saber más al respecto, y había aprovechado para ir a la biblioteca de ese sitio junto con Rei, pues los dos eramos de nivel avanzado a investigar. Pero nunca encontramos nada.
Al pasar las pruebas para el nivel de invocador. El líder de la asociación puso gran interés en mi. Todos esperaban que mi hermano fuese el nuevo líder al terminar su preparación. Era el invocador más poderoso que había existido en la asociación desde hacía doscientos años. Pero, en la prueba, yo había superado a Mitsu.
Todos empezaron a decir que yo debía volverme el nuevo líder al terminar. Pero yo no quería eso. Así que dejé la Asociación, y dejé de prepararme como psíquico.
- Yo no voy a volver allí.
- No puedes volver allí - Dijo Ai muy serio, pero terminó por reír. - Si fueras, yo no podría protegerte, y ese no era el trato.
- Lo sé. -Dije sumándome a su risa.
Al dejar la escuela. Yo iba a ser un blanco fácil para los cazadores de psíquicos, para malos espíritus que querrían absorber mi poder, y para otros psíquicos que quisieran lo mismo. Por eso Ai, me había hecho jurar, que no me apartaría en ningún momento más de cinco minutos de él. Si esto pasaba, yo debería volver a la escuela, ser el nuevo líder y no volver a verle.
Jamás estaría dispuesto a eso. A ninguna de esas tres cosas, por eso, jamás volví a separarme de él.
Al principio fue algo incomodo. Teniamos que ponernos de acuerdo en todo. Lo que comer, lo que estudiar, ir a los mismos sitios, etc. Había sido una odisea. Además, cuando discutíamos, también teníamos que estar juntos, y no era de las mejores soluciones. Pero, conseguimos acostumbrarnos bien el uno al otro. En cualquier caso, desde que a Rei le prohibieron acercarse a mi, Ai había sido mi único mejor amigo.
Cuando pensaba en Rei me ponía muy triste siempre. Fue el único motivo por el que me costó dejar la escuela. Dejarle a él.
Después de ese incidente. Rei y Ai lo habían sido todo para mi, pero Rei, siempre había sido especial para mi. Pero cuando dejé la Escuela a los 16 años, le prohibieron a todos los alumnos avanzados el contacto conmigo. Y para él no fue una excepción.
Ya hacía dos años que no lo había vuelto a ver. Aunque sabía que era él, el que me dejaba los ramos de flores en la puerta de casa todos los días. La tarjeta siempre tenía una R dibujada.
- Quizás si que deberíamos levantarnos ya - Dijo Ai incorporándose - Estoy notando algo.
- ¿Eh? - Dije entonces mirándole. Con este tiempo, Ai había desarrollado un sexto sentido, que identificaba cuando había alguien emitiendo energía psíquica cerca. Le hacía estar muy alerta - ¿Qué ha pasado?
- Rei está cerca.
Me puse en pie al oír el nombre de Rei. Era una mezcla de impaciencia y nostalgia. Quizás por fin podría acercarse otra vez a mi. Me preguntaba como sería Rei ahora. Me preguntaba si me abrazaría como lo hacía en ese entonces o si, se quedaría a mi lado como lo hacía Ai. Quería que se quedara.
- ¿Dónde está?
Entonces, en la ventana sonaron unos golpecitos, como si alguien estuviera llamando. Yo me acerqué para apartar las cortinas. Pero Ai se puso delante de mi y abrió las cortinas. Al otro lado había un chico de pelo oscuro, tenía los ojos verdes y facciones muy marcadas y masculinas. Era Rei, aunque ya no quedaba ni rastro de ese chico cariñoso y protector que había sido.
Lo veía a través del cristal desde el lado de Ai. Quien miraba a Rei serio a través del cristal. Rei se dedicó a sonreír mirándonos a los dos. Yo aparté a Ai con suavidad a un lado y abrí la ventana. Por fin podía ver a Rei.
De pronto, ya no me acordaba de la pesadilla, ni me acordaba de nada de lo que había estado pensando. Solo pensaba, que por fin, veía a Rei.
- Rei - Dije sonriendo mientras le dejaba paso. Aun no me había percatado de que estaba volando para llegar al primer piso donde estaba el cuarto de Ai y mio. - ¿Qué haces aquí? Pasa.
- Gracias Ritsu - Dijo e hizo una reverencia subiendose al marco de la ventana y después sentarse en este.
- Hola Rei - Dijo Ai con sequedad. Después de que Rei me abandonara, Ai dijo que jamás le perdonaría. Cuando eran pequeños, los dos juraron que siempre cuidarían de mi, y Rei había fallado a su promesa.
- Hola Ai - Contestó Rei con su misma sonrisa - Ha pasado mucho tiempo desde la última vez ¿no?
- Mucho tiempo que Ritsu no te ha visto. Pero los dos sabemos que tu si lo has visto a él.
Ai cortó con una mirada mientras pasaba un brazo por mis hombros. Rei entonces se puso serio. Se dio cuenta en se moment ode que Ai no llevaba camiseta. De que había cosas de los dos en la habitación y de que yo estaba sudado.
- ¿Interrumpo algo? - Dijo mirandome a mi mientras alzaba una de sus cejas.
- ¿Interrumpir? ¿A las cinco y media de la madrugada ? - Soltó Ai mientras reía y me pegaba más a su cuerpo - Terminamos hace un rato - Trató de soltar con una sonrisa picara.
Rei se puso mucho más serio. Los ojos se le entrecerraron de ira y apoyó los brazos en una de sus rodillas.
- No digas tonterías Ai -Dije yo al darme cuenta de la tensión que había entre ellos dos - ¿Por qué estas aquí Rei? Pensé que jamás volvería a verte.
Aparté un poco el brazo de Ai y me acerqué a Rei para abrazarle, pero él me paró en seco con una mano, sin dejar que me acercara a él.
- He venido para avisaros de que estás en peligro - Me miró a los ojos y luego a los de Ai - Y que esta vez, a tu guardaespaldas le va a costar un poco más protegerte. Así que, yo me encargaré.
Ai frunció el ceño y volvió a echarme hacia atrás. Se puso frente a Rei y me ocultó a su espalda. Miraba a Rei con los ojos entrecerrados. Parecía estar irradiando calor por cada parte de su piel.
- ¿Ahora vienes a protegerlo? - Sacudió la cabeza a un lado- Pase lo que pase, no necesitamos tu ayuda. Conmigo basta para protegerle, como ha bastado estos dos años. Que tu solo has estado para enviarle esas florecitas. Pero cuando tiene pesadillas soy yo el que esta ahí, y cuando está triste yo me encargo de animarle. Tu le tienes más lealtad a esa Escuela que solo quiere explotarlo que a él.
- ¿Pesadillas? - Dijo Rei y me miró entonces a mi - ¿Qué tipo de pesadillas?
Yo respiré hondo. Nunca me había gustado hablar de ese sueño. Sin embargo, ya las tenía desde antes de alejarme de Rei.
- La de siempre - Se encoge de hombros y le miré otra vez - Últimamente la tengo a diario.
Rei presionó los labios durante un instante y luego miró a Ai. Parecía que había cosas que quería decirle, sin embargo, se mantenía callado.
- Descubrí más sobre lo que pasó ese día - Dijo entonces Rei y saltó del marco de la ventana al interior y cerró el cristal a su espalda.
Cerró las cortinas sin pedir permiso y nos hizo a un lado mientras se arrodillaba en el suelo empezando a dibujar con un carboncillo en el suelo. Ai y yo nos dimos cuenta de que era un circulo de invocación. Pronunció unas palabras y la habitación quedó a oscuras. Era un sencillo hechizo que creaba un espacio distorsionado en el cual no se podía espiar.
- ¿Qué está pasando? -Dijo Ai que no sabía mucho sobre los diferentes hechizos - Rei como le hagas daño a Ritsu te mataré - Su voz sonaba más agresiva que de costumbre. Yo no estaba acostumbrado a oírle de esa forma. A mi me trataba siempre con ternura y cariño, y ahora era tan distinto.
Rei le miraba serio mientras terminaba el hechizo y después se acercó hacia mi. Me tomó por los hombros y me abrazó. Yo no entendía nada. Antes me había parado en seco cuando lo iba a hacer yo. Ahora me abrazaba él.
A mi me daba igual no entenderlo. Por fin, otra vez podía sentir como me abrazaba. Era Rei, el Rei que yo recordaba otra vez. Cerré los ojos correspondiendo su abrazo mientras contenía la respiración. Ai sin embargo, miraba a un lado presionando los dientes con fuerza.
- Escúchame Ritsu - Dijo y me tomó de las mejillas mirándome a los ojos - Alguien de la Escuela está detrás de la muerte de Mitsu. Planeaban absorber los poderes de tu hermano, por eso provocaron su muerte. Pero algo salió mal, y los poderos fueron a parar dentro de tu cuerpo. Ahora creo que van a por ti y estás indefenso.
Yo me aparté de Rei cuando estaba hablando. ¿Qué yo había absorbido los poderes de mi hermano? Era algo que me repugnaba.
- Si quieren mis poderes yo se los daré - Dije apartándome por completo de él - No los quiero.
- ¿Qué estás diciendo ? -Dijo Rei dando un paso hacia mi - ¿Entiendes lo que estás diciendo?
- Entiendo que por estos poderes mi hermano está muerto. Por estos poderes tu y yo nos hemos alejado. No los quiero.
Estaba empezando a sentir la frustración del destino en mi piel. Primero había sido mi padre el que murió por la casta de sus poderes, luego mi hermano, y ahora el ciclo se cerraría conmigo. Ai se acercó a mi y me abrazó contra su pecho mientras miraba a Rei.
- Es mejor que esperes para hablar de esto - Ai volvió a hablar con su tono cariñoso mientras apoyaba mi cabeza en su pecho - Cuando tiene estas pesadillas pasa un tiempo muy sensible. Los dos sabemos que no quiere morir.
Rei suspiró algo desesperado por la situación. Esos días anteriores, se había estado enterando de los diferentes planes secretos que había en la Escuela. Su hermana Sasha, que ahora era miembro del consejo de la Escuela había sido quien le había mandado a visitar a Ritsu. Tenía que protegerle, Ritsu debía ser el siguiente director de la Escuela, o sería el fin para muchas personas. Si los poderes de Ritsu caían en malas manos, no sabían que podría pasar.
Rei durante esos dos años. No había parado de pensar en Ritsu. Pero acercarse a él de forma directa sería ponerlo en peligro. Sin embargo, ahi estaba, dispuesto a darlo todo para protegerlo.
- Ritsu - Trató de llamarme Rei mientras se acercaba a nosotros - Ai - Le dijo también a él al ponerse a nuestro lado - Sé que estos dos años parece que nos han alejado. Pero sigo preocupándome por vosotros.
- ¿Por nosotros? - Ai sonó algo incrédulo mientras alzaba una ceja - ¿Te preocupabas por mi?
- ¿A caso no eramos amigos los tres? - Contestó Rei y puso una mano en mi espalda - Siempre hemos protegido a Ritsu juntos. Volvamos a hacerlo, aunque nadie pueda enterarse de esto.
Me giré para mirarlo. Mis ojos se habían aguado un poco. Ahora entendía porque había invocado ese espacio para nosotros y porque antes no me había abrazado, alguien estaba vigilándolo. Estaba pensando que si se muestra como una debilidad, podrían usarlo para llegar a mi.
- ¿Quién te está vigilando?
- No lo sé - Contestó a mi pregunta encogiéndose de hombros- Ritsu, si no me acerqué a ti antes, era para no ponerte en más peligros.
Durante estos dos años. Ai había tenido que aprender a defenderme. No siempre había sido fácil. Pero gracias a su entrenamiento y a una espada Ragna, había tenido éxito siempre.
La primera vez que invoqué la espada Ragna, la había empuñado yo. Fue en nuestro primer encuentro con un espíritu. Ai era muy bueno en los enfrentamientos cuerpo a cuerpo, pero, los espíritus siempre juegan sucio. Y era difícil enfrentar a alguien que desaparece y que puede atravesar tus golpes.
En ese primer enfrentamiento, Ai acabó muy mal herido. Yo no quería volver a usar mis poderes, y él no iba a permitir que ningún ser de este mundo me hiciera daño. Por eso, sin importar cuantas veces le golpeara, el siempre se interponía entre el espíritu y yo.
Yo le sujeté por la espalda y cerré los ojos durante un instante, mientras ese espíritu se acercaba más a nosotros. Estaba empezando a desaparecer. Sabía que iba a golpear otra vez a Ai, así que le hice a un lado y empecé a implorar al cielo y al infierno por un arma que pudiera detenerlo. Así, en mis manos apareció la espada Ragna, una espada que había sido creada por la Diosa eterna de las pesadillas. La que se dice que puede cortar hasta el tiempo y el espacio.
El espíritu ya había desaparecido. Pero Ai cogió mis manos y cortó en el aire a mi lado. Se oyó un alarido y apareció el espíritu partido por la mitad desvaneciéndose. Desde entonces, esa había sido su arma.
- Mi hermana ha sido la que me ha enviado a protegerte de forma oficial - Dijo y sacó de uno de sus bolsillos una carta - Estás recibiendo protección de la Escuela para que en algún momento, puedas volver y ser el líder.
Ai tomó la carta y la empezó a leer en voz alta.
- Estimado Ritsu - Hizo una pausa para mirarnos a los dos- Soy Sasha, miembro del consejo y una antigua amiga tuya. Yo estaba presente en la invocación que tan mal salió ese día y que causó la muerte de nuestro querido Mitsu. Digo querido, y no es una palabra vacía, puesto que, si no llega a ser por él, yo no seguiría con vida. Escribo esto con motivo de tu inminente peligro que ha llegado a oídas del consejo de la escuela. Te envío a Rei, antiguo amigo, mi hermano, y tu posible protector, para que cuide de ti en la medida de lo posible. Acepta esta ayuda, y plantéate el regresar a la Escuela, dónde yo misma podré protegerte, como Mitsu habría querido.
Ai cogió la carta y la partió por la mitad mientras miraba a Rei sacudiendo la cabeza. Yo simplemente negué con la cabeza. No iba a volver allí. No iba a usurpar el puesto que le correspondía a mi hermano.
- Esa es la carta oficial - Rei dijo mientras negaba - La verdad, es que estas mucho más seguro fuera de la Escuela. Así que, he pensado que vayamos los tres a tu antigua casa de campo un tiempo.
- ¿Pero qué estás diciendo? - Rei sacudió la cabeza a uno y otro lado negando- Es imposible que Ritsu vaya allí, no la ha pisado en ocho años.
- Es un punto de máximo poder para Ritsu, si alguien trata de atacarle, ahí es donde más seguro va a estar. Es más fácil que le protejamos ahí - Miró a Ai mientras sacudía la cabeza - Esa casa nos protegió ese día. Ritsu confía en mi.
Seguí apoyando en Ai con los ojos entrecerrados mientras suspiraba. Sin saber realmente que debía hacer. Confiaba en Rei, y quería que Rei estuviera con nosotros. Mire a Ai un segundo a los ojos tratando, de encontrar ahí la respuesta.
Ai solo me miró con una sonrisa y asintió. Entonces entendí lo que quería decir.
- Está bien, iremos - Contestó Ai asintiendo - Pero solo unos días. Y si algo le hace daño, jamás te perdonaré.
En ese momento, las paredes del espacio que Rei había creado empezaron a desquebrajarse, y aparecimos otra vez en la habitación. Los cristales de la ventana estallaron, Ai giró para poner su espalda protegiéndome y que nada fuese capaz de golpearme.
- ¿Estás bien Ritsu? -Dijo Ai mientras yo solo asentía.
El espacio que Rei había creado, no solo aislaba el mundo exterior de nosotros, si no a nosotros del exterior. Ninguno nos dimos cuenta del ataque que se había originado.
- Estoy bien - Asentí un par de veces mientras le miraba algo tembloroso.
Fue Rei quién tomo la iniciativa de ir hacia la ventana. En la calle había tres personas cubiertos con la túnica de la escuela de invocación y sobre un circulo de hechizos. Estaban empezando una invocación de fuego.
Rei presionó los labios y miró hacia Ai.
- Tenéis que salir de aquí ya. Yo me encargaré.
Ai asintió mientras se ponía una camiseta y me cargaba en brazos. Teníamos una maleta preparada para casos de emergencia como este debajo de la cama. La cogió también y salió corriendo de la habitación escaleras abajo.
Oímos una explosión y de la habitación empezaron a salir llamas que incansables nos perseguían. Mientras yo, con los ojos abiertos me quedaba inmóvil.
- Ritsu vamos - Gritaba Ai mientras corría escaleras abajo cargando conmigo - Intenta frenarlas Ritsu.
Pero yo no podía reaccionar. No podía ser que ese fuego viniese de la habitación dónde estaba Rei. No podía ser que Rei hubiese muerto también.
Las llamas cada vez estaban más cerca de nosotros. Ai trataba de correr lo más rápido que podía, pero no era suficiente. El fuego ya nos estaba alcanzando.
- ¡¡RITSU!! -Gritó y entonces me lanzó hacia adelante junto con la maleta y el se paró para tratar detener el fuego con su cuerpo.
Pero esto no sucedió. Al momento de soltarme, el fuego iba a alcanzar su cuerpo y calcinarlo al momento. Pero le pasó por el lado sin rozarle si quiera. Las llamas empezaron a tomar forma y estas se materializaron como un dragón serpenteante.
- ¡¡RITSU!! -Volvió a gritar Ai que estaba al lado del cuerpo del dragón que cada vez se acercaba más a mi - La espada.
Yo miraba como la boca del dragón se entre abría dejando a la vista unos dientes resplandecientes de fuego y afilados. De su nariz salía un humo negro espeso y me echaba hacia atrás asustado, mientras él dragón se acercaba cada vez más.
Ai esquivó el cuerpo de fuego del dragón y llegó hasta a mi. Me cogió en brazos otra vez mirándome la pierna. Pues al lanzarme la había magullado un poco. Se sentía culpable, pero no era momento para eso.
- Ritsu, tienes que reaccionar - Nos puso detrás de una pared y el dragón lanzó una bocanada de fuego en nuestra dirección. Me besó en la mejilla y me acarició con una mano haciendo que le mirase a los ojos - La espada Ritsu, tengo que protegerte.
Yo asentí un momento y cerré los ojos concentrándome en mis manos para invocar la espada Ragna.
El dragón se iba acercando, se podían oír sus jadeos y el abrir y cerrar de sus fauces. Ai me sujetaba con fuerza mientras miraba al lado por el que se oía acercar a la bestia. Estaba nervioso porque esta invocación nunca sabía lo que iba a tardar. Todo dependía de mi estado emocional, y ahora mismo no estaba en muy buenas condiciones.
El dragón hizo el pequeño giro y ya nos tenía a un par de metros. Ai se giro, interponiendo otra vez su cuerpo entre el peligro y yo. Pero la espada apareció entre mis manos justo cuando el dragón empezó a escupir fuego.
Ai reaccionó con rapidez y cortó el chorro de fuego con la espada. Me dejó en el suelo a su espalda y se encaró al dragón.
Cuando Ai usaba la espada, yo pensaba que era invencible. Se movía con rapidez, elegancia y certeza. Una lucha no había durado más de 5 minutos después de invocar la espada. Y esta no fue diferente.
En un par de estocadas, el dragón desapareció. Me tomó de la mano y fue hacia la maleta sin soltar la espada de su otra mano. Fuí yo quien cargó ahora con la maleta y juntos salimos a la calle.
Los tres encapuchados seguían en su circulo de invocación. Rei desde el cielo era el que los estaba atacando con rayos de unas nubes que había generado. La verdad es que esos tres no debían de ser muy poderosos, pues en un enfrentamiento de ellos contra Rei, parecía que Rei no tenía ni que esforzarse en mantenerlos a raya. Aunque también, era posible que la invocación del dragón les hubiese costado mucha energía.
En cualquier caso, Ai me dejó a un lado pegado en la pared y se lanzó, espada en mano contra los encapuchados. De un barrido lateral cortó el circulo de hechizos y a ellos por la mitad, que desaparecieron al instante.
Era la primera vez que esto le pasaba contra unos psíquicos. Nunca se habían desvanecido en el aire, y menos contra él. Sangraban y se lamentaban, pero nunca desaparecían.
- ¿Qué ha pasado? - Preguntó Ai sosteniendo aun la espada en la mano.
Rei descendió hasta ponerse a su lado y miró por el circulo que estaba desvaneciéndose también.
- No estaban aquí, era solo una proyección - Dijo entonces negando- Si han sido capaz de hacer todo esto a distancia. Deben ser muy fuertes - Gruño algo desalentado.
No pudo frenar el dragón aunque quiso. Y su estrategia entonces, había sido distraerlos para que no pudieran controlar bien a su creación.
- Esa espada - Dijo mirándola algo sorprendido y le coge la muñeca a Ai de forma algo brusca.
Ai se quedó sorprendido con la facilidad que le había movido el brazo. Estaba claro que Rei era fuerte, pero el no se quedaba atrás, y que fuera capaz de moverlo le hacía daño en su orgullo.
Rei sin embargo, no estaba atento a eso. Miraba la espada sorprendido.
- ¿Cómo eres capaz de empuñarla? Deberías desvanecerte solo con tocarla. Es un hechizo muy poderoso para controlarlo alguien que no tiene poderes - Miró entonces a Ai frunciendo el ceño - Y Ritsu ¿Cómo has sabido hacer este circulo de invocación? Es de un nivel muy avanzado.
Yo negué despacio mientras seguía con mi espalda pegada al muro. La espada fue desapareciendo poco a poco y Ai se soltó del agarre de Rei.
- No la invoqué con ningún circulo. Aparece solo pensando en las palabras adecuadas - Digo mientras miro a un lado.
- Ahora entiendo porque eres tan poderoso - Dijo entonces Rei algo serio.
Ai volvió a acercarse a mi y me cogió en brazos mirando a Rei de reojo. Yo me abracé a su cuello algo cansado suspirando.
- Rei, me parece que tendremos que ir ahora a la casa de Campo. ¿O hay otro sitio donde podamos descansar?
Rei se limitó a negar con la cabeza mientras Ai empezaba a andar sujetándome en brazos. Se notaba que también estaba cansado. Siempre lo estaba después de un combate, pero siempre quería protegerme más después de uno, y no descansaba.
- Entonces te toca llevar la maleta - Le dijo tratando de sonar divertido. Siempre lo hacia para que me relajara. Cosa que iba a ser muy difícil. Más ahora, que vamos al sitio dónde todo empezó y terminó para mi.
Rei cogió la maleta, empezando a andar al lado de Ai. Parecía de acuerdo con lo que había dicho, aunque, en su cara se hacía notar lo poco que le gustaba que le dieran ordenes.
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