Por fin subimos a un autobús para ir a la antigua casa de Campo de mi familia. Esta estaba a las afueras de la ciudad, cerca de la playa. Normalmente todas las zonas de playa de dónde vivíamos estaban muy construidas. Pero la zona en la que tenía mi casa, no lo estaba. La Escuela de los 5 Elementos se había encargado de que esa zona fuese protegida y privada. La naturaleza pura que había aquí, reforzaba nuestra energía y nos protegía.
Nada más subirnos al autobús. Ai me había sentado al fondo y se había puesto a mi lado. Aunque trató de aguantar despierto, al cabo de un par de minutos estaba con su brazo sobre mis hombros y su cabeza apoyada en la mía completamente dormido.
Rei se había sentado un asiento delante de mi y me miraba de reojo. Ai no lo hubiese dejado sentarse a mi lado. Siempre lo había culpado por lo mal que lo había pasado yo al separarme de él.
- Parece que no se va a alejar de ti - Sus palabras parecían tener algún extraño sentimiento encerrado que no conseguí descubrir- No sabía que vivíais juntos.
Le tomé la mano a Ai que aun dormía mientras se la acariciaba. Me hacía sonreír el escucharle hacer ruidos con la boca mientras dormía. Lo veía relajado, como era él antes de echarse a los hombros el tener que protegerme.
- Cuando dejé la Escuela. Yo lo pasé mal - Comencé a explicarle a Rei - El mismo día que la dejé, me atacaron. -Sabía que tenía que contarle la historia de lo que había pasado, ahora que también me protegía, debía saber de mi cuanto quisiera - Fue un espíritu. Fue la primera vez que invoqué esa espada. No nos hemos separado desde entonces.
- Ya veo. Tenéis que estar muy unidos. - Giró la cabeza hacia adelante mientras soltaba un suspiro casi inaudible.
- Los tres hemos estado siempre muy unidos -Miré a Ai y me apoyé en él.
- Ai nunca me va a perdonar el que te abandonara - Terminó admitiendo Rei - Yo prometí protegerte con mi vida, y al final ha sido Ai el único que ha podido hacerlo. Después de nuestro primer beso. Le prometí a él que nunca te haría daño. No creo que deje que vuelva a tu vida tan fácilmente.
La respuesta me había pillado por sorpresa. Así que contuve la respiración durante unos segundos para despues mirar por la ventana sujetando la mano de Ai.
Recordaba como había sido mi beso con Rei. Lo había pensado durante mucho tiempo, y no pensaba que eso fuera a cambiar. Después de todo, Rei había sido mi primer amor, pero ahora, si que había algo que había cambiado.
- Creo que lo que peor lleva es el cansancio - Negué volviendo a respirar - Es agotador enfrentarse a tantos obstáculos. Tener que cuidarme. A veces me planteo en volver a la Escuela solo para dejarle descansar y ser feliz. Estando pendiente de mi no sé si conseguirá ser feliz. Si yo vuelvo a la Escuela, el y yo no nos volveremos a ver, ese es el trato.
Rei miró a Ai con una sonrisa divertida. Terminó cerrando los ojos y pasándose una mano por la frente mirando otra vez hacia adelante. Parecía que había entendido algo que yo no.
- El es más fuerte e inteligente de lo que pensaba. - Terminó diciendo y volvió a suspirar - No he vuelto a estar con nadie más. Te enviaba ramos de flores todos los días Ritsu.
Respiré hondo mientras cerraba los ojos y echaba la cabeza hacia atrás. Cuando tenía quince años, Rei, Ai y yo eramos inseparables. Habían pasado ya cinco años de la muerte de mi hermano, y fue la familia de Ai quien se hizo cargo de mi, pero yo estaba en el internado de la Escuela. Aun así, Rei y yo nos escapábamos todas las tardes para ver a Ai, o le colábamos en la escuela. Eran lo mejor que tenía en mi vida. Estar con ellos me hacía sentir muy bien.
Una tarde, los tres nos quedamos en el cuarto de Ai. Sus padres habían salido y estábamos viendo una película acostados en su cama. Esa tarde, no había nada de distinto en nosotros. Yo estaba en el centro de ellos dos. Rei a mi derecha y Ai a mi izquierda.
Rei me acariciaba por la cintura y Ai por los hombros. Siempre habían sido tan cariñosos conmigo, que yo no me daba cuenta de nada. Siempre habían sido mis mejores amigos. Pero esa tarde, era distinta.
Rei le apartaba a veces la mano a Ai, y este también se lo hacia a Rei. Y yo lo tomaba como un juego inocente.
Ai paró la película y me despeinó. Se había levantado para ir al baño. Fue cuando Rei me miró a los ojos y me apoyó en su pecho. No era tampoco la primera vez que me dormía encima de alguno de ellos dos, así que cerré los ojos. Pero Rei entonces me cogió de la barbilla.
- Siempre te he amado Ritsu.
Con esas palabras, se acercó a mi cara y me dio mi primer beso.
No fue necesaria ninguna explicación más. Ai era mi mejor amigo, pero Rei, ahora era algo más. Desde ese día, mi relación con Rei cada vez era más intensa. Aunque no le dije nada a Ai, este pareció darse cuenta. Sin embargo, nunca dejó de ser cariñoso conmigo, nunca me dijo nada. Más tarde me confesó, que con mi sonrisa le valía para ser feliz.
- Eramos muy niños Rei - Le dije volviendo a la realidad - Dijimos muchas cosas, hicimos muchas cosas. - Presionaba los labios respirando hondo. Rei era mi primer amor. Aun siendo pequeño, aun recuerdo que me hacia tan feliz.
Ai se movió un poco y terminó chocando su cabeza con la mía. Haciéndome dar un pequeño quejido. Entonces se despertó y me vio pasándome una mano por la cabeza. Soltó una de sus suaves risas y besó donde estaba pasando mi mano.
Siempre hacia lo mismo, cuidarme, ser cariñoso. Ai era increíblemente bueno conmigo, y yo, solo quería que él fuese feliz.
Rei giró la cabeza al ver a Ai siendo cariñoso conmigo. Tenía muchas preguntas que hacerme, pero, empezaba a darse cuenta de que Ai y yo, jamás estábamos separados.
- Tengo la cabeza demasiado dura ¿verdad Ritsu? - Decía entre risas mientras me abrazaba.
- Casi tan dura como tus músculos - Le contestaba yo riendo y cerraba los ojos- ¿Has descansado bien Ai? Apenas hemos dormido, y ha habido un enfrentamiento - Era mi forma de hacerle saber, que notaba cuan agotado estaba después de las luchas.
Pero el siempre hacia como si no fuera para tanto. Ponía su sonrisa tierna. Me abrazaba y se quedaba pegado a mi.
Ai miraba a Rei delante nuestra y pegó su frente junto con la mía. Era capaz de notar como estaba preocupado. Pasaba una mano por mi mejilla y cerraba los ojos. Yo cerré los ojos también mientras me dejaba hacer, en esos momentos juntos, parecía que todo era bueno. Me hacía olvidar cosas, como que acababa de ser atacado.
- Ya estamos llegando tortolitos - Dijo Rei poniéndose en pie para salir del autobs.
Ai y yo nos separamos para levantarnos. Ai tomó mi mano mientras bajábamos del autobús. Habíamos cogido la maleta y ahora tendríamos que andar un par de minutos hasta llegar a mi casa.
Mi mano se aferró a la de Ai sin darme cuenta. Los recuerdos de ese lugar se agolpaban en mi mente. La pesadilla que hacía unas tres horas había revivido.
El corazón se me aceleraba, y trataba de respirar de forma pausada para controlar mis nervios. Tenía el impulso de salir corriendo. No paraba de pensar en mi hermano desplomado, sangrando. Recordaba el aroma a hierro de su sangre y lo salado de mis lagrimas al caer en mis labios.
Ai sujetó mi mano con fuerza y apoyó su frente en mi cabeza. Notaba mi pulso acelerado. Rei se había adelantado andando. Pero Ai estaba a mi lado mirando a los lados.
- Podemos volver si quieres - Dijo tratando de tranquilizarme. Entonces me abrazó acariciándome por la nuca con una de sus manos.
Negué con la cabeza mientras contenía la respiración. Si era verdad que iban a venir a atacarme, teníamos que estar en un sitio que nos diera algún tipo de ventaja. Tampoco quería que Ai siguiera llegando al máximo por mi.
- Ai - Le miré y le sujeté por el pecho de la camiseta con las dos manos- Quiero que me enseñes a defenderme. Quiero poder defenderme yo también.
- Ritsu, eso no es necesario - Me dijo acariciando mi mejilla - Mientras yo esté no voy a dejar que te pase nada malo.
Suspiré y miré a Rei que se había alejado un poco, pero esperaba en el camino con las manos cruzadas tras la nuca. Sabía que no quería que me manchara las manos, pero, tenía que entender, que no iba a permitir que le pasara nada malo.
- Ai, ¿y si te pasa algo? Yo quiero protegerte a ti también - Respiré hondo y cerré los ojos - Esta noche me di cuenta lo que hiciste -Le mire y le tome de la mano con las dos mías - Estabas dispuesto a sacrificarte al fuego por mi.
- Ritsu.
- Ai, si no me ayudas tú lo haré por mi cuenta - Termine mirando al suelo y apoyando la frente en su pecho - Jamás me perdonaría si te pasa algo. No puedo perderte a ti también Ai.
- No lo harás nunca.
Ai me volvió a coger en brazos, haciendo que yo le rodeara con mis piernas la cintura para sujetarme fuerte a el. Pasé los brazos por su cuello. Una de las manos de Ai sujetaba mi cintura y la otra la maleta mientras andaba.
Al llegar al lado de Rei, dejó la maleta en el suelo para que fuese él quien la llevara. Pues no estaba dispuesto a que me llevara a mi.
- No soy vuestro chico de los recados - Contestó Rei, que a regañadientes, tomó la maleta para llevarla.
- Gracias Rei - Le miré tratando de sonreír, a pesar de que, cada paso que se acercaba a mi casa, un sentimiento de desesperación se hacía más presente en mi interior.
Rei notaba que algo en mi estaba fallando, porque me miró frunciendo el ceño. Al mismo tiempo, Ai cada vez me abrazaba más fuerte. Supongo que porque pensaba lo doloroso que sería volver a aquel lugar para mi.
Era doloroso. Trataba de tener los ojos cerrados, pues cada paso que daba, se revolvía en mi interior. Hasta que finalmente llegamos a mi casa de campo.
Ai me dejó en el suelo frente a la puerta de la valla. Abrí los ojos y apoyé la espalda en el pecho de Ai. La casa había estado abandonada desde que murió Mitsu, nadie había ido allí. El césped había crecido de forma descontrolada. La tierra y los insectos habían aparecido por todos lados. Ni si quiera se habían recogido los restos de aquel fatídico día, todos los muebles hechos pedazos y la madera podrida estaba esparcida por el porche.
Mi interior se revolvió. Sabía que estaría mal, pero, jamás pensé que podría estar peor al día de cuando murió Mitsu.
Ai fue quien me abrazó por la cintura suspirando, trataba de reconfortarme pero, mi corazón no tenía consuelo en ese momento.
- Rei, ¿Esto ha sido buena idea? - Le preguntó mientras besaba en mi cabeza.
Rei se limitó a coger la cerradura oxidada mientras asentía con la cabeza. Dibujó con un carboncillo en el candado y este se iluminó hasta abrirse.
La puerta se abrió lentamente con un rugido de metal oxidado, y una brisa pasó por ella dándome en la cara. Cómo si el lugar hubiese estado esperando por mi regreso.
Miré a Rei de reojo, que se hizo a un lado dejándome paso. Ai acariciaba mi cintura aún, tenía miedo de que mi cuerpo me fallara en ese momento. Yo mismo estaba asustado de pasar, no sabía si lo que quería era entrar o salir corriendo. Pero mi interior se revolvía más y más. Sabía que tenía que pasar.
Tomé la mano de Ai con la mía y di un paso hacia el interior del jardín. Pero una ráfaga de viento me empujó hacia atrás contra el pecho de Ai otra vez.
Rei alzó la vista. Los tres encapuchados estaban sobre nosotros. Algunas gotas de sangre caían justo hacia el suelo, y bajo sus pies estaba el mismo circulo dibujado en el aire.
- Son ellos otra vez - Dijo Ai y me puso, como de costumbre, detrás de él.
- Esta vez son los de verdad - Dijo Rei mirando al suelo y entonces sonrió - Parece que tu espada consiguió herirlos.
Yo miré a los encapuchados. No conseguía verles la cara, pero estaba seguro de que había notado su energía antes, en algún momento.
- ¿Cómo es posible que le dañara? No estaban ahí, tu lo dijiste - Le contradijo Ai que se echaba hacia atrás - Ritsu invoca la espada otra vez.
Yo me concentré para invocarla mientras Rei se mantenía a un lado mirando la sangre del suelo. Estaba atento a algo que parecía que solo el sabía.
Yo trataba de hacer aparecer la espada, pero mi interior no dejaba de alborotarse, y no podía hacer nada, no me concentraba lo suficiente. Ai me echaba cada vez más hacia atrás. Los encapuchados no tardaron en lanzar otro hechizo que se lanzó contra nosotros como un rayo.
Ai alzó los brazos en cruz preparándose para el golpe. Pero este no se produjo. Rei corto el rayo con un golpe con su brazo y miró a los encapuchados.
- Tu espada Ragna, puede cortar el espacio, el tiempo y la magia. Sus poderes están muy debilitados. A menos que te maten, no podrán romper el efecto de tu espada - Terminó asintiendo Rei que se alzó con un salto y los derribó tirando al suelo a dos de ellos. Al tercero le cogió por la túnica y le hizo bajar hasta que estuvo en el suelo.
Le retiró la capucha hacia atrás. Era uno de los profesores de la Escuela, Tana. Profesor de la eterna conservación de la energía.
- Vaya profesor - Dijo Rei mientras le sujetaba de rodillas contra el suelo - Me parece que nos tiene que dar una explicación.
Ai no se contuvo ni un solo segundo. Había estado asustado. Por el fuego, por el rayo. Se lanzó contra el profesor y le golpeó con un puño en la cara. El profesor cayó de lado contra el suelo mientras Rei se hacía a un lado.
Ai soltó algunos golpes más contra el profesor. Mientras Rei miraba a los otros dos encapuchados. Estos eran solo dos alumnos de cuarto o quinto año. No muy habilidosos, pero con una fuerte energía.
Cuando pude reaccionar, me acerqué a Ai cogiéndole por un puño. No quería que golpeara más a aquel profesor.
- Ai para - Le dije acariciando sus nudillos que empezaban a estar rojos.
- Ha tratado de matarte - En sus ojos aparecía una pequeña chispa de odio- Estaba claro que no iba a perdonarlo tan fácilmente.
- Ritsu tiene razón - Intervino Rei - Lo necesitamos vivo para saber quien anda tras de sus poderes.
Ai refunfuño, pero cogió por el cuello de la túnica al profesor elevándolo. Su cara estaba bastante magullada, tenía el labio hinchado, la nariz rota y un ojo morado. Además de varios rasguños que estaban sangrando. Estaba claro que enfadar a Ai no había sido una buena idea. Pero esto no iba a terminar ahí.
- ¿Quién le envía profesor? - Había preguntado Rei después de atar a los dos alumnos - Esto no va a quedar aquí y hay dos salidas. O coopera, o muere.
- O coopera y muere - Gruñó Ai mientras le sujetaba en alto y golpeaba con la frente contra su boca haciéndole saltar un diente - ¿Cómo es capaz de atacar a Ritsu?
El profesor Tana, solo era capaz de toser escupiendo sangre. No habría la boca para otra cosa que no fuera eso. y la paciencia de Ai, que era casi inexistente, ya se había agotado.
- Profesor, conteste por favor - Dijo Rei en un tono neutral. Estaba siendo el chico frío que había aparecido por la ventana.
- Tenemos que evitar a toda costa que Ritsu - Decía con la voz entrecortada, tratando de sonar claro, pero la tos que le salía le impedía - Si no lo hacíamos nos iban a matar. Si Ritsu entra dentro, algo cambiará. La familia Tsuki no puede seguir manteniendo el poder.
Hacía años que nadie me llamaba por mi apellido. La familia Tsuki, y yo el único que queda con vida. Todo se estaba acabando. No entendía que habíamos hecho en mi familia para merecer un final tan drástico.
Durante muchos años, mi familia ha estado manteniendo la energía de esta zona, y de la naturaleza que nos rodeaba. Hacía ya un unos años que no se regeneraba la naturaleza. La humanidad ya se estaba dando cuenta de que los árboles cada vez crecían menos frondosos y los animales estaban más agresivos. Pero, yo no sabía hacer esos rituales, había dejado mis estudios.
Pero yo no iba a ser capaz de realizar esos rituales tan complicados nunca. Yo no era mi hermano. Y yo no, podría proteger a nadie si se descontrolaba.
- ¿Quién te lo ha ordenado? -Gruñía Ai sujetándolo con mas fuerza.
- Nos lo ha ordenado el co...
Pero su cuerpo exploto en sangre manchando a Ai y a Rei. Los dos alumnos explotaron en gritos. Hasta que lo único que quedó de ellos fue un charco de sangre en el suelo, y unas túnicas raídas flotando sobre este.
Abrí los ojos incrédulo, y un grito salió de mi interior mientras daba unos pasos hacia atrás.
Rei abrió los ojos sorprendido mientras miraba a todos los lados. Ai se acercó hacia a mi sujetándome pegado hacia él. El olor a sangre volvía a mi, ese olor a óxido y hierro. Ese olor que odiaba y que me revolvía el estómago.
- Ritsu ritsu... estoy aquí - Decía Ai mientras besaba en mi frente.
Yo volvía a llorar. Volvía a ese día en que estaba de rodillas frente a Mitsu. Manchado de sangre. Recordaba a Ai abrazándome ese día. Recordaba como lloraba y trataba de despertarlo desconsoladamente.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Estaba cantando la misma nana, mientras Rei me abrazaba y Ai tenía mis oídos tapados. Me veía a mi mismo mientras me abrazaban. Pero estaba flotando a mi lado. El ruido y los golpes eran muy fuerte en el exterior de mi casa.
Salí atravesando la puerta. En el exterior habían tres tornados azotando el lugar mientras mi hermano generaba una barrera de protección sobre el cuerpo de Sasha, y su otro compañero había desaparecido.
Todo los golpeaba, pero mi hermano estaba resistiendo con fuerza. Era el hombre más fuerte que había visto jamás. Más fuerte que Ai. Me estaba acercando a él, pues nada podía golpearme. Quería saber que era lo que estaba sucediendo.
Cuando estaba a su lado Mitsu pudo mirarme sonriendo.
- Ritsu, cuanto has crecido - Dijo mientras seguía reforzando su escudo, que parecía tener brechas- Espero que mi muerte no haya sido un bache demasiado grande para ti. Todos mis poderes te van a ser entregados. Pero eso no es un buen destino. Tienes que conseguir ser el líder de la Escuela, si no mi muerte habrá sido en vano. Ritsu - Me miraba a mi, pero yo no podía reaccionar. - Hoy es el día de mi asesinato, el ritual no ha salido mal. Pero han invocado a estos demonios para matarme y yo no puedo defenderme después del ritual. Sasha y Rei te protegerán. Confía en ellos y en Ai. Tienes un destino muy grande por delante. En casa encontrarás todo lo que necesites siempre. Es nuestro hogar y la familia Tsuki te estaremos protegiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario