Otra vez tenía 10 años. Estaba con mi hermano en nuestra casa de campo, rodeados de naturaleza y con un sol en lo alto. Nuestra casa era algo sencilla, de arena y piedras bien acopladas que daban unos muros muy gruesos y resistentes. Teníamos un porche lleno de arboles y recubierto de un césped verde intenso.
Yo estaba sentado en el césped. Jugaba con mi gameboy color, mientras mi hermano, con dos de sus compañeros psíquicos hacían un circulo de invocación de lluvia.
Yo no les prestaba atención. A mi lado estaba Rei, que era el hermano menor de Sasha, una de las invocadoras al lado de mi hermano. Y con nosotros estaba Ai, mi amigo desde la infancia.
De pronto, perdí una vida y le pasé la gameboy color a Ai. El cielo se empezó a nublar rápido. Las nubes surgían del circulo de invocación, y recuerdo encogerme de hombros. Otro logro de mi hermano. En esa época pensaba que no había nada que él no pudiera hacer.
Seguí atento a como jugaba Ai, hasta que en un momento Rei me cogió de la muñeca y señalo hacia nuestros hermanos. Las nubes surgían demasiado rápido y un viento agitaba las túnicas negras que se usaban durante las invocaciones.
- Ritsu - Dijo entonces Rei- Algo va mal.
Yo miré hasta mi hermano y me puse en pie. El alzó una mano hacia nosotros sin mirarnos, tratando de concentrarse aun en la invocación.
Ai también dejó de prestar atención al juego. Los tres nos habíamos puesto en pie. Rei me había colocado detrás de él mientras me sujetaba aun por la muñeca.
- ¡Entrad en la casa! - Gritó entonces Sasha mirándonos de reojo.
Rei asintió al momento y tiró de mi hacia la casa mientras Ai nos seguía de cerca. Cuando entramos Rei cerró la puerta y bajó la persiana de esta dejándonos en la oscuridad.
- ¿Qué está pasando Rei? - Le decía con la voz algo temblorosa y débil. Estaba asustado.
- No pasa nada Ritsu - Me abrazó pegando mi cara contra su pecho mientras acariciaba mi pelo.
Entonces, empezaron a oírse crujidos, cosas arrastrándose por el suelo y golpes muy fuertes. Parecía que la casa misma iba a venirse abajo. Fue entonces cuando Rei se acercó a mi oído.
- Ritsu, ¿por qué no cantas algo? - Lo dijo con una voz muy tranquila y puso sus dos manos en mis oídos.
Yo solo asentí con los ojos cerrados apoyándome en su pecho. Empecé a cantar una nana que mi madre me cantaba cuando era mucho más pequeño. Ai acariciaba mi espalda mientras yo trataba de estar más distraído.
Para cuando hube terminado la canción. Rei acarició mi pelo destapando mis oídos. El caos que parecía haber fuera de la casa pareció haber desaparecido. Ya no se oía nada.
- ¿Qué ha pasado? -Dijo entonces Ai mirando a Rei.
- No lo sé - Contestó y me besó en la frente- Ritsu, iré a ver que ha pasado. Ai cuidará de ti ¿vale?
Ai puso sus manos en mis hombros mientras movía la cabeza hacia arriba y abajo. Pero yo seguía mirando a los ojos de Rei mientras negaba.
- Quiero ir contigo.
Rei miró a Ai, y este me sujetó con algo de fuerza abrazandome al final desde mi espalda.
- Espera aquí.
Rei subió la persiana y salió corriendo fuera, mientras yo me quedaba pegado a Ai, que me sujetaba de forma protectora.
Estar entre los brazos de Ai no era nada desagradable. Pero algo me decía que tenía que estar con Rei. Miré a Ai de reojo y le besé en la mejilla. Sabía que ese era su punto débil. Cada vez que lo hacía el se llevaba una mano a la mejilla, y así fue. Aproveché ese momento para salir tras de Rei que estaba levantando a su hermana del suelo, que estaba bajo una pila de muebles.
Todos los muebles del porche habían estado esparcidos por todos lados, algunos agrupados, otros simplemente hechos pedazos. Abrí mucho los ojos y me acerqué a Rei ayudando a Sasha que tenía toda la cara magullada. Su capa estaba rasgada, por la frente le caía algo de sangre que manchaba sus mejillas pálidas.
- Ritsu, te dije que esperaras - Dijo Rei que me miraba con los ojos muy abiertos.
- Rei quiero ayudarte, hay que llamar a una ambulancia para tu hermana - Le dije algo alterado mientras su hermana se sujetaba a mi.
- Ritsu vuelve dentro - Decía Rei mientras negaba- Yo me ocuparé.
Le miré algo asustado sin entender a que se refería. Su hermana no decía nada, solo lloraba. Pero yo suponía que era por el dolor.
Ai llegó por la espalda y me puso las manos en los ojos tapandome. No entendía porque hacía eso. Ya había visto el destrozo y ahora lo importante era ayudarlos a todos.
- Ai, vamos quita - Dije tratando de destaparme los ojos con una mano.
- Ritsu no - Dijo entonces Ai en mi oído - Vamos dentro, por favor - El besó mi mejilla tratando de tranquilizarme, pero conseguía el efecto contrario. Ahora quería ver que estaba pasando.
Con una mano le cogí las dos suyas y tiré de estas hasta que pude ver. Parpadee un par de veces. Ahora si me estaba dando cuenta de lo que pasaba. Todo estaba lleno de sangre, y caí en la cuenta.
- ¿Dónde está Mitsu? - Me aparté de Ai y Sasha mirando por todos lados, tratando de encontrar a mi hermano - ¿¡MITSU!?¿¡MITSU!?¿¡MITSU!?
Me había puesto a mover algunas cosas tratando de buscarlo, pero por todos lados solo había sangre y más sangre. Ai se había acercado a dónde yo estaba pero no decía nada. De mis ojos caían lágrimas hasta que, al apartar una mesa vi su cuerpo.
Ai me abrazó por la espalda tapándome los ojos otra vez. Pero yo le empujé hacia atrás y me tiré contra su cuerpo moviendo lo con las manos.
- Mitsu despierta - Decía mientras algunas lágrimas caían de mis ojos - Mitsu... vamos Mitsu, no me gusta esta broma - Decía una y otra vez arrodillado. Las manos se me habían manchado de sangre, la ropa también, pero no me importaba. Y el no se movía.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Desperté sobresaltado. Me incorporé al momento mientras tenía el pelo rizado y mojado de sudor. La camiseta que llevaba parecía haber salido de la lavadora de lo húmeda que estaba. Respiraba muy agitado mientras me ponía una mano en el pelo jadeando.
- ¿Otra vez has soñado con ese día? -Dijo Ai mientras se incorporaba en la cama y ponía una mano en mi hombro acariciándome - Últimamente sueñas mucho con eso.
- ¿Qué hora es? -Me limité a decir quitando le importancia a mi pesadilla.
Ai alargó la mano hasta mi mesilla y cogió su móvil mirando la hora. Terminó resoplando. Sabia que cuando soñaba con lo mismo no podía volver a dormir, fuese la hora que fuese.
- Son las 5 de la mañana Ritsu - Me abrazó pegándome a su cuerpo - Vamos a tratar de dormir un poco más.
Yo negué con la cabeza. Sabía que iba a ser imposible. Ahora si cerraba los ojos iba a volver a ver el cuerpo de mi hermano ahí tirado. Aun que habían pasado ya 8 años, yo era incapaz de olvidar ese momento. Últimamente, había sido mucho peor.
- Al menos, quedémonos un rato más en la cama ¿vale?
Se recostó y apoyó mi mejilla en su pecho mientras me acariciaba el pelo. Ai siempre había estado cuidando de mi. Me protegía, me cuidaba y siempre podía contar con él. Era mi mejor amigo. Durante estos años, yo no había notado cambios en él. Seguía siendo rubio, con su cabello liso medio largo, sus mismos ojos azules, cariñosos y divertidos. Si que es verdad que había crecido, y ahora medía cerca del metro noventa, sus biceps, pectorales y piernas eran mucho más fuertes. Pero, para mi seguía siendo Ai.
Pero Ai, si que decía que yo había cambiado mucho. Aunque no sabía si se refería a mi aspecto en verdad. Yo creía que si que había cambiado. El color de pelo me cambió ese mismo día, paso de ser castaño, a ser de un negro intenso. Aunque nadie sabe porque pasó eso. Mi piel ahora estaba siempre pálida, no importaba si el sol me daba o no. Y mis ojos cambiaban mucho de color. Se ponían verdes, marrones, azules, sin saber porque.
Yo no había crecido tanto como Ai, me quedé en mi metro setenta, y mis musculos no se habían desarrollado tanto. Pero eso era porque yo no iba al gimnasio todos los días como él. Mejor dicho, si que iba, pero yo me dedicaba a leer mientras Ai entrenaba. No le gustaba que me separara de él, y él único ejercicio que hacía yo era salir a correr.
- Ai, puedes dormir un ratito más - Dije yo mientras ponía una mano en su abdomen - Yo iré a tomar una ducha y me pondré a estudiar. Dentro de poco tenemos los exámenes finales.
- Si dices eso me haces sentirme culpable por no estudiar - Dice mientras acaricia mi espalda.
- Ya sabes que a ti te cuesta menos aprobar que a mi - Trato de sonreír, y olvidar mi pesadilla. Al menos, de convencer a Ai de que esto no estaba pensando en ello.
Pero Ai me conocía demasiado bien. Sabía que yo no me iba a olvidar de esto tan fácilmente. También estaba preocupado, últimamente apenas conseguía dormir cinco o seis horas. Siempre acababa teniendo esa misma pesadilla.
- ¿Crees que ellos están haciendo que tengas esa pesadilla?
- No lo creo. - Termino susurrando y respiro hondo.
- No han parado de intentar reclutarte otra vez desde que dejaste la asociación. A lo mejor es un intento desesperado de que vuelvas - Susurra mientras miraba hacia el techo. Había puesto su otra mano tras la nuca mientras me abrazaba otra vez contra si mismo.
La Asociación de invocadores donde había estado mi hermano, la Escuela de los Cinco Elementos. Cuando pasó el incidente. Yo quería saber más al respecto, y había aprovechado para ir a la biblioteca de ese sitio junto con Rei, pues los dos eramos de nivel avanzado a investigar. Pero nunca encontramos nada.
Al pasar las pruebas para el nivel de invocador. El líder de la asociación puso gran interés en mi. Todos esperaban que mi hermano fuese el nuevo líder al terminar su preparación. Era el invocador más poderoso que había existido en la asociación desde hacía doscientos años. Pero, en la prueba, yo había superado a Mitsu.
Todos empezaron a decir que yo debía volverme el nuevo líder al terminar. Pero yo no quería eso. Así que dejé la Asociación, y dejé de prepararme como psíquico.
- Yo no voy a volver allí.
- No puedes volver allí - Dijo Ai muy serio, pero terminó por reír. - Si fueras, yo no podría protegerte, y ese no era el trato.
- Lo sé. -Dije sumándome a su risa.
Al dejar la escuela. Yo iba a ser un blanco fácil para los cazadores de psíquicos, para malos espíritus que querrían absorber mi poder, y para otros psíquicos que quisieran lo mismo. Por eso Ai, me había hecho jurar, que no me apartaría en ningún momento más de cinco minutos de él. Si esto pasaba, yo debería volver a la escuela, ser el nuevo líder y no volver a verle.
Jamás estaría dispuesto a eso. A ninguna de esas tres cosas, por eso, jamás volví a separarme de él.
Al principio fue algo incomodo. Teniamos que ponernos de acuerdo en todo. Lo que comer, lo que estudiar, ir a los mismos sitios, etc. Había sido una odisea. Además, cuando discutíamos, también teníamos que estar juntos, y no era de las mejores soluciones. Pero, conseguimos acostumbrarnos bien el uno al otro. En cualquier caso, desde que a Rei le prohibieron acercarse a mi, Ai había sido mi único mejor amigo.
Cuando pensaba en Rei me ponía muy triste siempre. Fue el único motivo por el que me costó dejar la escuela. Dejarle a él.
Después de ese incidente. Rei y Ai lo habían sido todo para mi, pero Rei, siempre había sido especial para mi. Pero cuando dejé la Escuela a los 16 años, le prohibieron a todos los alumnos avanzados el contacto conmigo. Y para él no fue una excepción.
Ya hacía dos años que no lo había vuelto a ver. Aunque sabía que era él, el que me dejaba los ramos de flores en la puerta de casa todos los días. La tarjeta siempre tenía una R dibujada.
- Quizás si que deberíamos levantarnos ya - Dijo Ai incorporándose - Estoy notando algo.
- ¿Eh? - Dije entonces mirándole. Con este tiempo, Ai había desarrollado un sexto sentido, que identificaba cuando había alguien emitiendo energía psíquica cerca. Le hacía estar muy alerta - ¿Qué ha pasado?
- Rei está cerca.
Me puse en pie al oír el nombre de Rei. Era una mezcla de impaciencia y nostalgia. Quizás por fin podría acercarse otra vez a mi. Me preguntaba como sería Rei ahora. Me preguntaba si me abrazaría como lo hacía en ese entonces o si, se quedaría a mi lado como lo hacía Ai. Quería que se quedara.
- ¿Dónde está?
Entonces, en la ventana sonaron unos golpecitos, como si alguien estuviera llamando. Yo me acerqué para apartar las cortinas. Pero Ai se puso delante de mi y abrió las cortinas. Al otro lado había un chico de pelo oscuro, tenía los ojos verdes y facciones muy marcadas y masculinas. Era Rei, aunque ya no quedaba ni rastro de ese chico cariñoso y protector que había sido.
Lo veía a través del cristal desde el lado de Ai. Quien miraba a Rei serio a través del cristal. Rei se dedicó a sonreír mirándonos a los dos. Yo aparté a Ai con suavidad a un lado y abrí la ventana. Por fin podía ver a Rei.
De pronto, ya no me acordaba de la pesadilla, ni me acordaba de nada de lo que había estado pensando. Solo pensaba, que por fin, veía a Rei.
- Rei - Dije sonriendo mientras le dejaba paso. Aun no me había percatado de que estaba volando para llegar al primer piso donde estaba el cuarto de Ai y mio. - ¿Qué haces aquí? Pasa.
- Gracias Ritsu - Dijo e hizo una reverencia subiendose al marco de la ventana y después sentarse en este.
- Hola Rei - Dijo Ai con sequedad. Después de que Rei me abandonara, Ai dijo que jamás le perdonaría. Cuando eran pequeños, los dos juraron que siempre cuidarían de mi, y Rei había fallado a su promesa.
- Hola Ai - Contestó Rei con su misma sonrisa - Ha pasado mucho tiempo desde la última vez ¿no?
- Mucho tiempo que Ritsu no te ha visto. Pero los dos sabemos que tu si lo has visto a él.
Ai cortó con una mirada mientras pasaba un brazo por mis hombros. Rei entonces se puso serio. Se dio cuenta en se moment ode que Ai no llevaba camiseta. De que había cosas de los dos en la habitación y de que yo estaba sudado.
- ¿Interrumpo algo? - Dijo mirandome a mi mientras alzaba una de sus cejas.
- ¿Interrumpir? ¿A las cinco y media de la madrugada ? - Soltó Ai mientras reía y me pegaba más a su cuerpo - Terminamos hace un rato - Trató de soltar con una sonrisa picara.
Rei se puso mucho más serio. Los ojos se le entrecerraron de ira y apoyó los brazos en una de sus rodillas.
- No digas tonterías Ai -Dije yo al darme cuenta de la tensión que había entre ellos dos - ¿Por qué estas aquí Rei? Pensé que jamás volvería a verte.
Aparté un poco el brazo de Ai y me acerqué a Rei para abrazarle, pero él me paró en seco con una mano, sin dejar que me acercara a él.
- He venido para avisaros de que estás en peligro - Me miró a los ojos y luego a los de Ai - Y que esta vez, a tu guardaespaldas le va a costar un poco más protegerte. Así que, yo me encargaré.
Ai frunció el ceño y volvió a echarme hacia atrás. Se puso frente a Rei y me ocultó a su espalda. Miraba a Rei con los ojos entrecerrados. Parecía estar irradiando calor por cada parte de su piel.
- ¿Ahora vienes a protegerlo? - Sacudió la cabeza a un lado- Pase lo que pase, no necesitamos tu ayuda. Conmigo basta para protegerle, como ha bastado estos dos años. Que tu solo has estado para enviarle esas florecitas. Pero cuando tiene pesadillas soy yo el que esta ahí, y cuando está triste yo me encargo de animarle. Tu le tienes más lealtad a esa Escuela que solo quiere explotarlo que a él.
- ¿Pesadillas? - Dijo Rei y me miró entonces a mi - ¿Qué tipo de pesadillas?
Yo respiré hondo. Nunca me había gustado hablar de ese sueño. Sin embargo, ya las tenía desde antes de alejarme de Rei.
- La de siempre - Se encoge de hombros y le miré otra vez - Últimamente la tengo a diario.
Rei presionó los labios durante un instante y luego miró a Ai. Parecía que había cosas que quería decirle, sin embargo, se mantenía callado.
- Descubrí más sobre lo que pasó ese día - Dijo entonces Rei y saltó del marco de la ventana al interior y cerró el cristal a su espalda.
Cerró las cortinas sin pedir permiso y nos hizo a un lado mientras se arrodillaba en el suelo empezando a dibujar con un carboncillo en el suelo. Ai y yo nos dimos cuenta de que era un circulo de invocación. Pronunció unas palabras y la habitación quedó a oscuras. Era un sencillo hechizo que creaba un espacio distorsionado en el cual no se podía espiar.
- ¿Qué está pasando? -Dijo Ai que no sabía mucho sobre los diferentes hechizos - Rei como le hagas daño a Ritsu te mataré - Su voz sonaba más agresiva que de costumbre. Yo no estaba acostumbrado a oírle de esa forma. A mi me trataba siempre con ternura y cariño, y ahora era tan distinto.
Rei le miraba serio mientras terminaba el hechizo y después se acercó hacia mi. Me tomó por los hombros y me abrazó. Yo no entendía nada. Antes me había parado en seco cuando lo iba a hacer yo. Ahora me abrazaba él.
A mi me daba igual no entenderlo. Por fin, otra vez podía sentir como me abrazaba. Era Rei, el Rei que yo recordaba otra vez. Cerré los ojos correspondiendo su abrazo mientras contenía la respiración. Ai sin embargo, miraba a un lado presionando los dientes con fuerza.
- Escúchame Ritsu - Dijo y me tomó de las mejillas mirándome a los ojos - Alguien de la Escuela está detrás de la muerte de Mitsu. Planeaban absorber los poderes de tu hermano, por eso provocaron su muerte. Pero algo salió mal, y los poderos fueron a parar dentro de tu cuerpo. Ahora creo que van a por ti y estás indefenso.
Yo me aparté de Rei cuando estaba hablando. ¿Qué yo había absorbido los poderes de mi hermano? Era algo que me repugnaba.
- Si quieren mis poderes yo se los daré - Dije apartándome por completo de él - No los quiero.
- ¿Qué estás diciendo ? -Dijo Rei dando un paso hacia mi - ¿Entiendes lo que estás diciendo?
- Entiendo que por estos poderes mi hermano está muerto. Por estos poderes tu y yo nos hemos alejado. No los quiero.
Estaba empezando a sentir la frustración del destino en mi piel. Primero había sido mi padre el que murió por la casta de sus poderes, luego mi hermano, y ahora el ciclo se cerraría conmigo. Ai se acercó a mi y me abrazó contra su pecho mientras miraba a Rei.
- Es mejor que esperes para hablar de esto - Ai volvió a hablar con su tono cariñoso mientras apoyaba mi cabeza en su pecho - Cuando tiene estas pesadillas pasa un tiempo muy sensible. Los dos sabemos que no quiere morir.
Rei suspiró algo desesperado por la situación. Esos días anteriores, se había estado enterando de los diferentes planes secretos que había en la Escuela. Su hermana Sasha, que ahora era miembro del consejo de la Escuela había sido quien le había mandado a visitar a Ritsu. Tenía que protegerle, Ritsu debía ser el siguiente director de la Escuela, o sería el fin para muchas personas. Si los poderes de Ritsu caían en malas manos, no sabían que podría pasar.
Rei durante esos dos años. No había parado de pensar en Ritsu. Pero acercarse a él de forma directa sería ponerlo en peligro. Sin embargo, ahi estaba, dispuesto a darlo todo para protegerlo.
- Ritsu - Trató de llamarme Rei mientras se acercaba a nosotros - Ai - Le dijo también a él al ponerse a nuestro lado - Sé que estos dos años parece que nos han alejado. Pero sigo preocupándome por vosotros.
- ¿Por nosotros? - Ai sonó algo incrédulo mientras alzaba una ceja - ¿Te preocupabas por mi?
- ¿A caso no eramos amigos los tres? - Contestó Rei y puso una mano en mi espalda - Siempre hemos protegido a Ritsu juntos. Volvamos a hacerlo, aunque nadie pueda enterarse de esto.
Me giré para mirarlo. Mis ojos se habían aguado un poco. Ahora entendía porque había invocado ese espacio para nosotros y porque antes no me había abrazado, alguien estaba vigilándolo. Estaba pensando que si se muestra como una debilidad, podrían usarlo para llegar a mi.
- ¿Quién te está vigilando?
- No lo sé - Contestó a mi pregunta encogiéndose de hombros- Ritsu, si no me acerqué a ti antes, era para no ponerte en más peligros.
Durante estos dos años. Ai había tenido que aprender a defenderme. No siempre había sido fácil. Pero gracias a su entrenamiento y a una espada Ragna, había tenido éxito siempre.
La primera vez que invoqué la espada Ragna, la había empuñado yo. Fue en nuestro primer encuentro con un espíritu. Ai era muy bueno en los enfrentamientos cuerpo a cuerpo, pero, los espíritus siempre juegan sucio. Y era difícil enfrentar a alguien que desaparece y que puede atravesar tus golpes.
En ese primer enfrentamiento, Ai acabó muy mal herido. Yo no quería volver a usar mis poderes, y él no iba a permitir que ningún ser de este mundo me hiciera daño. Por eso, sin importar cuantas veces le golpeara, el siempre se interponía entre el espíritu y yo.
Yo le sujeté por la espalda y cerré los ojos durante un instante, mientras ese espíritu se acercaba más a nosotros. Estaba empezando a desaparecer. Sabía que iba a golpear otra vez a Ai, así que le hice a un lado y empecé a implorar al cielo y al infierno por un arma que pudiera detenerlo. Así, en mis manos apareció la espada Ragna, una espada que había sido creada por la Diosa eterna de las pesadillas. La que se dice que puede cortar hasta el tiempo y el espacio.
El espíritu ya había desaparecido. Pero Ai cogió mis manos y cortó en el aire a mi lado. Se oyó un alarido y apareció el espíritu partido por la mitad desvaneciéndose. Desde entonces, esa había sido su arma.
- Mi hermana ha sido la que me ha enviado a protegerte de forma oficial - Dijo y sacó de uno de sus bolsillos una carta - Estás recibiendo protección de la Escuela para que en algún momento, puedas volver y ser el líder.
Ai tomó la carta y la empezó a leer en voz alta.
- Estimado Ritsu - Hizo una pausa para mirarnos a los dos- Soy Sasha, miembro del consejo y una antigua amiga tuya. Yo estaba presente en la invocación que tan mal salió ese día y que causó la muerte de nuestro querido Mitsu. Digo querido, y no es una palabra vacía, puesto que, si no llega a ser por él, yo no seguiría con vida. Escribo esto con motivo de tu inminente peligro que ha llegado a oídas del consejo de la escuela. Te envío a Rei, antiguo amigo, mi hermano, y tu posible protector, para que cuide de ti en la medida de lo posible. Acepta esta ayuda, y plantéate el regresar a la Escuela, dónde yo misma podré protegerte, como Mitsu habría querido.
Ai cogió la carta y la partió por la mitad mientras miraba a Rei sacudiendo la cabeza. Yo simplemente negué con la cabeza. No iba a volver allí. No iba a usurpar el puesto que le correspondía a mi hermano.
- Esa es la carta oficial - Rei dijo mientras negaba - La verdad, es que estas mucho más seguro fuera de la Escuela. Así que, he pensado que vayamos los tres a tu antigua casa de campo un tiempo.
- ¿Pero qué estás diciendo? - Rei sacudió la cabeza a uno y otro lado negando- Es imposible que Ritsu vaya allí, no la ha pisado en ocho años.
- Es un punto de máximo poder para Ritsu, si alguien trata de atacarle, ahí es donde más seguro va a estar. Es más fácil que le protejamos ahí - Miró a Ai mientras sacudía la cabeza - Esa casa nos protegió ese día. Ritsu confía en mi.
Seguí apoyando en Ai con los ojos entrecerrados mientras suspiraba. Sin saber realmente que debía hacer. Confiaba en Rei, y quería que Rei estuviera con nosotros. Mire a Ai un segundo a los ojos tratando, de encontrar ahí la respuesta.
Ai solo me miró con una sonrisa y asintió. Entonces entendí lo que quería decir.
- Está bien, iremos - Contestó Ai asintiendo - Pero solo unos días. Y si algo le hace daño, jamás te perdonaré.
En ese momento, las paredes del espacio que Rei había creado empezaron a desquebrajarse, y aparecimos otra vez en la habitación. Los cristales de la ventana estallaron, Ai giró para poner su espalda protegiéndome y que nada fuese capaz de golpearme.
- ¿Estás bien Ritsu? -Dijo Ai mientras yo solo asentía.
El espacio que Rei había creado, no solo aislaba el mundo exterior de nosotros, si no a nosotros del exterior. Ninguno nos dimos cuenta del ataque que se había originado.
- Estoy bien - Asentí un par de veces mientras le miraba algo tembloroso.
Fue Rei quién tomo la iniciativa de ir hacia la ventana. En la calle había tres personas cubiertos con la túnica de la escuela de invocación y sobre un circulo de hechizos. Estaban empezando una invocación de fuego.
Rei presionó los labios y miró hacia Ai.
- Tenéis que salir de aquí ya. Yo me encargaré.
Ai asintió mientras se ponía una camiseta y me cargaba en brazos. Teníamos una maleta preparada para casos de emergencia como este debajo de la cama. La cogió también y salió corriendo de la habitación escaleras abajo.
Oímos una explosión y de la habitación empezaron a salir llamas que incansables nos perseguían. Mientras yo, con los ojos abiertos me quedaba inmóvil.
- Ritsu vamos - Gritaba Ai mientras corría escaleras abajo cargando conmigo - Intenta frenarlas Ritsu.
Pero yo no podía reaccionar. No podía ser que ese fuego viniese de la habitación dónde estaba Rei. No podía ser que Rei hubiese muerto también.
Las llamas cada vez estaban más cerca de nosotros. Ai trataba de correr lo más rápido que podía, pero no era suficiente. El fuego ya nos estaba alcanzando.
- ¡¡RITSU!! -Gritó y entonces me lanzó hacia adelante junto con la maleta y el se paró para tratar detener el fuego con su cuerpo.
Pero esto no sucedió. Al momento de soltarme, el fuego iba a alcanzar su cuerpo y calcinarlo al momento. Pero le pasó por el lado sin rozarle si quiera. Las llamas empezaron a tomar forma y estas se materializaron como un dragón serpenteante.
- ¡¡RITSU!! -Volvió a gritar Ai que estaba al lado del cuerpo del dragón que cada vez se acercaba más a mi - La espada.
Yo miraba como la boca del dragón se entre abría dejando a la vista unos dientes resplandecientes de fuego y afilados. De su nariz salía un humo negro espeso y me echaba hacia atrás asustado, mientras él dragón se acercaba cada vez más.
Ai esquivó el cuerpo de fuego del dragón y llegó hasta a mi. Me cogió en brazos otra vez mirándome la pierna. Pues al lanzarme la había magullado un poco. Se sentía culpable, pero no era momento para eso.
- Ritsu, tienes que reaccionar - Nos puso detrás de una pared y el dragón lanzó una bocanada de fuego en nuestra dirección. Me besó en la mejilla y me acarició con una mano haciendo que le mirase a los ojos - La espada Ritsu, tengo que protegerte.
Yo asentí un momento y cerré los ojos concentrándome en mis manos para invocar la espada Ragna.
El dragón se iba acercando, se podían oír sus jadeos y el abrir y cerrar de sus fauces. Ai me sujetaba con fuerza mientras miraba al lado por el que se oía acercar a la bestia. Estaba nervioso porque esta invocación nunca sabía lo que iba a tardar. Todo dependía de mi estado emocional, y ahora mismo no estaba en muy buenas condiciones.
El dragón hizo el pequeño giro y ya nos tenía a un par de metros. Ai se giro, interponiendo otra vez su cuerpo entre el peligro y yo. Pero la espada apareció entre mis manos justo cuando el dragón empezó a escupir fuego.
Ai reaccionó con rapidez y cortó el chorro de fuego con la espada. Me dejó en el suelo a su espalda y se encaró al dragón.
Cuando Ai usaba la espada, yo pensaba que era invencible. Se movía con rapidez, elegancia y certeza. Una lucha no había durado más de 5 minutos después de invocar la espada. Y esta no fue diferente.
En un par de estocadas, el dragón desapareció. Me tomó de la mano y fue hacia la maleta sin soltar la espada de su otra mano. Fuí yo quien cargó ahora con la maleta y juntos salimos a la calle.
Los tres encapuchados seguían en su circulo de invocación. Rei desde el cielo era el que los estaba atacando con rayos de unas nubes que había generado. La verdad es que esos tres no debían de ser muy poderosos, pues en un enfrentamiento de ellos contra Rei, parecía que Rei no tenía ni que esforzarse en mantenerlos a raya. Aunque también, era posible que la invocación del dragón les hubiese costado mucha energía.
En cualquier caso, Ai me dejó a un lado pegado en la pared y se lanzó, espada en mano contra los encapuchados. De un barrido lateral cortó el circulo de hechizos y a ellos por la mitad, que desaparecieron al instante.
Era la primera vez que esto le pasaba contra unos psíquicos. Nunca se habían desvanecido en el aire, y menos contra él. Sangraban y se lamentaban, pero nunca desaparecían.
- ¿Qué ha pasado? - Preguntó Ai sosteniendo aun la espada en la mano.
Rei descendió hasta ponerse a su lado y miró por el circulo que estaba desvaneciéndose también.
- No estaban aquí, era solo una proyección - Dijo entonces negando- Si han sido capaz de hacer todo esto a distancia. Deben ser muy fuertes - Gruño algo desalentado.
No pudo frenar el dragón aunque quiso. Y su estrategia entonces, había sido distraerlos para que no pudieran controlar bien a su creación.
- Esa espada - Dijo mirándola algo sorprendido y le coge la muñeca a Ai de forma algo brusca.
Ai se quedó sorprendido con la facilidad que le había movido el brazo. Estaba claro que Rei era fuerte, pero el no se quedaba atrás, y que fuera capaz de moverlo le hacía daño en su orgullo.
Rei sin embargo, no estaba atento a eso. Miraba la espada sorprendido.
- ¿Cómo eres capaz de empuñarla? Deberías desvanecerte solo con tocarla. Es un hechizo muy poderoso para controlarlo alguien que no tiene poderes - Miró entonces a Ai frunciendo el ceño - Y Ritsu ¿Cómo has sabido hacer este circulo de invocación? Es de un nivel muy avanzado.
Yo negué despacio mientras seguía con mi espalda pegada al muro. La espada fue desapareciendo poco a poco y Ai se soltó del agarre de Rei.
- No la invoqué con ningún circulo. Aparece solo pensando en las palabras adecuadas - Digo mientras miro a un lado.
- Ahora entiendo porque eres tan poderoso - Dijo entonces Rei algo serio.
Ai volvió a acercarse a mi y me cogió en brazos mirando a Rei de reojo. Yo me abracé a su cuello algo cansado suspirando.
- Rei, me parece que tendremos que ir ahora a la casa de Campo. ¿O hay otro sitio donde podamos descansar?
Rei se limitó a negar con la cabeza mientras Ai empezaba a andar sujetándome en brazos. Se notaba que también estaba cansado. Siempre lo estaba después de un combate, pero siempre quería protegerme más después de uno, y no descansaba.
- Entonces te toca llevar la maleta - Le dijo tratando de sonar divertido. Siempre lo hacia para que me relajara. Cosa que iba a ser muy difícil. Más ahora, que vamos al sitio dónde todo empezó y terminó para mi.
Rei cogió la maleta, empezando a andar al lado de Ai. Parecía de acuerdo con lo que había dicho, aunque, en su cara se hacía notar lo poco que le gustaba que le dieran ordenes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario