Habían pasado ya una semana desde nuestro confinamiento voluntario. Desde que habíamos llegado a mi casa en el campo, ni Ai ni yo habíamos podido salir.
Rei había sido muy tajante al respecto. No podíamos saber quien había matado a nuestros tres atacantes. Tanto el profesor como los alumnos habían estallado. No había quedado nada de ellos, y por tanto, tampoco una forma de descubrir quien los había mandado a matarme.
Al día siguiente de estar en la casa, nos habíamos dado cuenta de que no había comida dentro. Ai me ofreció que los dos fuésemos a comprar comida, y así nos diera el aire un poco. Pero Rei, se había negado en rotundo. No quería que ninguno saliéramos hasta saber si el peligro nos estaba esperando fuera.
Cómo Ai y yo no nos íbamos a separar, Rei fue el que salió a por provisiones. En verdad, yo pensaba que sería mucho más seguro si íbamos todos juntos. Pero Rei insistió en ir solo. También quería pasarse a informar a su hermana sobre el ataque que sufrimos. Si alguien cómo un profesor estaba en el asunto, el consejo debía saberlo.
Así que así estaba. Encerrado en la casa desde hacía ya siete días. Ni si quiera había vuelto a ver la luz del sol. Mi ánimo estaba por los suelos. Ni si quiera entrenaba con las mismas ganas de antes, y no podía hacer otra cosa que sentarme a ver como Ai entrenaba.
Eso mismo estaba haciendo. Estábamos los dos en la sala subterránea. Yo pensaba que era imposible, pero los músculos de Ai se habían desarrollado mucho más en estos siete días.
A veces me quedaba embobado mirándolo. Su atractivo era cada vez mayor. Cuando me abrazaba contra su pecho mis mejillas se sonrojaban, aunque trataba de disimularlo, a veces mi corazón se aceleraba y notaba la sonrisa tierna que ponía Ai al notar mi pulso.
Hoy, sin embargo, me abracé a las piernas mientras le miraba completamente embobado. Ai no notaba la falta de energía que notaba yo, así que después de un par de horas entrenando sin decir nada
Después de una hora entrenando, Ai se acercó a mi, con su torso bien definido por la tensión del entrenamiento y reluciente por el sudor. No podía dejar de mirarlo, sentía un nudo en la garganta y Ai parecía moverse a cámara lenta hasta que se puso delante de mi sonriendo.
Yo apenas había parpadeado durante todo su camino hasta mi. Cuando llego frente a mi, me puso una mano en el pelo y me lo alborotó.
- Ritsu, ¿estás bien?
Su sonrisa intentaba animarme, darme energía. Pero yo solo sonreí vagamente para corresponderle. No pronuncié palabra y al notar que mis mejillas se ponían rojas bajé la vista.
- Estás poco hablador hoy también ¿eh? - Se sentó a mi lado y cogió una toalla pasándosela por la cara. Después exhaló y cogió la botella de agua - Creo que estar aquí encerrado te está empezando a afectar.
- Creo que si -Terminé diciendo con un suspiro.
Ai estaba cada vez más desesperado de que yo aceptara las ordenes de Rei. Los dos sabíamos que corríamos peligro si salíamos, y Ai quería correr el riesgo. Yo no quería que él corriese peligro, no iba a salir, aunque las paredes cada vez se me caían más encima.
- Oh, me has contestado -Rió y me abrazó por la cintura haciendo que me acercara a él.
Me gustaba el contacto, tanto que me hacía sonreír. Ai se recostó en el tatami y me sentó sobre su abdomen. Me miraba a los ojos sonriendo mientras me acariciaba por las piernas. Era tan calido que solté una pequeña risa.
- ¿No vas a volver a hablar? - Subió una mano hasta mi mejilla acariciándola.
- Ai, es que - Terminé susurrando y sacudo la cabeza a uno y otro lado.
- Venga, salgamos un rato.
Ai me cogió en brazos poniéndose en pie. Estaba decidido a que saliéramos y esta vez, yo no quería impedírselo.
Subió por las escaleras de la habitación secreta hasta que salimos por el lado de la cama que habíamos movido a un lado. Después de todo, nadie podía entrar en la casa si yo no abría la puerta, y esa habitación no corría peligro.
Rei estaba seguro de que el nexo de la casa, de que toda la energía de mi familia estaba en algún lugar secreto de ese cuarto. Pero yo aun no era lo suficientemente bueno como para controlar la casa y que me mostrara sus secretos.
Rei decía que yo tenía que buscar en mi interior, estar en sintonia con mi energía interna, que aceptara los poderes de mi hermano, algo que para mi era imposible.
Siempre que intentaba hacerle caso, venían a mi mente los recuerdos de ese día. Volvía a notar el olor de hierro de la sangre de Mitsu, lo pringosa que era y la palidez de su piel fría.
Así que había decidido, dejar de intentarlo al quinto día. Ni Ai ni Rei habían intentado en insistirme en que lo hiciera. Pues siempre acababa llorando y evitaba que se me acercaran demasiado. Aunque eso, lo estaba haciendo ya de normal. Me sentía demasiado encerrado.
- Vamos a que te de un poco el aire. Estar aquí encerrado está pudiendo contigo. - Dijo Ai mientras me dejaba en pie al lado de la puerta. Cogió con una mano la ira de la persiana y empezó a subirla despacio.
Cuando esta estuvo arriba, el sol me dio de lleno en los ojos y tuve que apartar la mirada encandilado. La verdad, es que la intensidad de la luz natural, no podía compararse con la luz del sol. Estaba sonriendo simplemente por notar el sol.
Dí un paso hacia fuera de la casa y noté la brisa del viento acariciando mi cara. Sentía como mi cuerpo recuperaba energía. De pronto noté esa energía que me daba el estar fuera y no podía parar de sonreír.
Aunque ese sentimiento duró solo hasta que pude abrir los ojos. Cuando lo hice, por primera vez en ocho años tuve que enfrentarme al escenario que había estado evitando. Ni si quiera se habían arreglado los muebles rotos, ni se había terminado de limpiar la sangre del suelo. Esa gran cantidad de sangre.
Me quedé paralizado al momento. Supongo que no había pensado en salir lo suficiente. Las piernas no me respondían, los ojos se me habían abierto del todo como dos platos, y la respiración se me había congelado.
No sé cuanto tiempo estuve así. Ya notaba como la sangre se me agolpaba en la cabeza y me derrumbaba a un lado, cuando Ai me sujetó por los hombros. Evitó que me cayera al suelo cogiéndome en brazos.
Justo como pasó ese día. Mi mente lo estaba reviviendo de forma continua y no podía salir de ese bucle. Un vació había aparecido dentro de mi cuerpo y se estaba tragando todo mi ser. Los ojos se me quedaron en blanco y no podía oír las palabras de Ai, aunque notaba que este gritaba.
Solo podía notar su cuerpo pegado al mío. Mi alma se había aferrado al tacto de su piel y a su calor. Era lo único que me hacía aferrarme a la vida.
Recuerdo que no veía nada, mis ojos estaban vacíos. No oía tampoco nada, todo se había quedado mudo. Y de pronto. Ni si quiera podía sentir el cuerpo de Ai.
No sé el tiempo que estuve así, minutos, horas. No podría asegurarlo. Pero de pronto, empecé a notar otra vez su cuerpo pegado al mio.
Ai acariciaba mi frente y notaba como estaba pegado a mi. Notaba su pecho subir y bajar con cada respiración. Estaba acostado sobre el. Aun no podía ver nada, pero estaba seguro de que era su cuerpo.
Mi respiración volvió y entonces, noté su aroma a sudor. No era un olor agradable, pero, era parte de Ai, y hacía que yo quisiera abrir los ojos. Escuchar su voz y abrazarle.
De pronto pude escuchar murmullos de fondo. Aun no podía moverme, pero estaba seguro de que eran dos voces. Seguramente Ai y Rei estaban ahí.
- ¿Cómo se te ha ocurrido dejar que saliera? - Decía Rei claramente gritando, a pesar de que yo no lo podía distinguir bien. - ¿Sabes lo que podría haber ocurrido si hubiese habido alguien esperándoos?
- Él necesita salir también. Estando aquí dentro se está consumiendo - Le contestaba Ai pero con una voz más calmada mientras me acariciaba - Si no quieres que salgamos los dos solos, estate más por aquí. Pero no puede estar más tiempo encerrado, en vez de que lo asesinen, lo mataremos nosotros.
- Si fueras capaz de protegerlo cómo es debido, no haría falta de que yo estuviera cerca ¿no?
Ese comentario había hecho mucho daño. Noté como Ai contenía la respiración. Algo en su interior se removía. Sin embargo, no se apartó de mí. Solo me acarició por la frente otra vez y me besó en la mejilla.
- Ni si quiera sé que ve en ti. No puedes protegerlo bien, no tienes nuestros poderes. Eres un humano normal y corriente.
- ¿Qué ve en mi? - Le contestó Ai. Se notaba que estaba dolido - Que yo no le abandoné. Que yo fui capaz de dejarlo todo por él. A lo mejor, él esperaba lo mismo de ti.
Estaba claro que los dos estaban siendo dañinos. Esto no iba a hacer ningún bien. Pero yo aun no podía ni abrir los ojos. Solo podía ser un testigo mudo de la discusión que estaban teniendo.
Oí un golpe muy fuerte algo retirado de mi. Rei estaba golpeando algo. Ese comentario de Ai quizás le había dado en algún punto de su corazón que trataba de tener bien protegido.
- Esto no es como cuando eramos pequeños Ai - Dijo Rei. No sé lo que estaba haciendo, pero su tono de voz parecía amenazador - Esto no se resuelve con juegos o a suertes. Es la vida real. En esto no tienes una segunda oportunidad. Si fallas Ritsu puede morir.
-Eso ya lo sé Rei - Le contestó Ai - No tengo la intención de fallar en ningún momento. Daría mi vida por él.
Los dos se quedaron en silencio por un momento y yo, había dejado de intentar moverme. No quería hacer ninguna señal de que estaba consciente y de que les oía.
- ¿Por qué? - Dijo Rei al cabo de unos minutos. Su voz volvía a ser calmada y se notaba que estaba algo derrotado. Esperó otros segundos antes de seguir con su frase - ¿Por qué darías tu vida por él?
- ¿A caso tu no lo harías? -Fue la respuesta de Ai algo esquiva - ¿Por qué lo harías tú?
Rei pareció vacilar durante un instante. Supuse que estaba luchando en su interior entre las ganas que tenía de saber, y las ganas que tenía de ser él el que empezara a contar.
- Cuando eramos pequeños. Cuando le conocí - Empezó Rei a contar con un suspiro- Fue la primera vez que mi hermana acompañó a Mitsu en una invocación. Mi hermana siempre me estaba hablando de lo talentoso que era Mitsu. Siempre tenía un brillo especial en la mirada al hablar de él. Yo siempre pensaba que no sería para tanto. Pero cuando nos encontramos, me di cuenta de la paz que transmitía. Pude sentir en mi interior, como las palabras de mi hermana cobraban vida. Todo era real para mi.
>> Pero eso que sentía no venía de Mitsu. Había un chico detras justo de la pierna derecha de Mitsu. Ritsu estaba ahí. - Hablaba en un tono nostálgico. Era como si sonriera mirando a la nada, recordando como nos conocimos - Era tímido, asustadizo y a la vez, transmitía paz. Recuerdo ese momento con nitidez, aun después de tantos años.
>> Ritsu y yo nos quedamos a un lado. Yo no paraba de mirarle, el solo sonreía y miraba a un lado con timidez. Pero ninguno de los dos daba el paso para acercarnos. Cada uno estaba a un lado. Ritsu jugaba con un peluche de un gato sentado en el suelo, y yo lo miraba de reojo.
>> La invocación que hacían mi hermana y Mitsu estaba yendo muy bien. Pero eso no era lo que me interesaba. Yo notaba como todo estaba tranquilo gracias a Ritsu. En un momento, me armé de valor. Quería hablarle fuese como fuese. Me acerqué a él y le di un toquecito en el brazo con una de mis manos. Él se giró y me sonrió de oreja a oreja. Esa sonrisa que no volvió a poner desde que Mitsu murió. Con esa sonrisa, mi corazón estalló. Jamás se lo he dicho a nadie, pero en ese momento, me prometí que haría todo lo que fuera por volverlo a ver sonreír así.
>> Hace ocho años que no cumplo esa promesa.
Oí como suspiraba. Sentí como mi corazón se encogía en mi interior y mis labios se presionaron. No sé si Ai lo notó, pero creo que incluso suspiré.
- Cuándo le pedí salir y dijo que sí. Fue lo mejor que me pudo pasar. Pero aun así, ni aun estando junto a él. No conseguía que sonriera así otra vez. Sigue transmitiendo esa paz - Puso una mano en mi mejilla - Incluso cuando se queda inconsciente sigue transmitiendo esa energía tan pura. Pero, creo que su corazón jamás responderá como lo hacía con Mitsu.
- Creo que te equivocas - Le contestó Ai que me abrazaba más contra si mismo - Su corazón salió dañado cuándo murió Mitsu. Pero fuiste tú quien lo rompió. - Rei apartó la mano de mi mejilla al momento- Rei, ¿por qué crees que cuando estabais juntos, yo no me interponía?
Rei debía estar inseguro, porque pasaban los segundos y él no contestaba. Parecía que la respuesta le había congelado.
- Ritsu volvía a ser feliz poco a poco - Dijo Ai. Noté como apoyaba sus labios sobre mi frente- Se estaba reconstruyendo poco a poco. Yo lo veía feliz y eso me bastaba. Pero jamás te perdonaré que lo rompieras otra vez. - Terminó suspirando y alzó la vista. Supongo que estaba mirando a Rei - Ese mismo día, cuándo supo que no iba a volverte a ver. Él intentó quitarse la vida. Tú y yo eramos lo único que él tenía.
>>Yo tampoco se lo he dicho nunca. Traté de pasarlo por alto, y él no lo volvió a intentar. Fue uno de los motivos por el que no le voy a dejar solo más de 5 minutos. Si eso pasara, es porque algo va mal. Es nuestra norma.
>> Yo también estoy enamorado de Ritsu. Lo he estado todo este tiempo. Yo no noto esa energía que dices que transmite. Yo no noto que es eso que dices que tiene dentro. A mi eso es algo que no me importa. Yo desde pequeño he estado a su lado. Siempre he notado que es alguien dulce y cariñoso. Cuando era pequeño no lo notaba, pero hace ya unos años que me dí cuenta de su pureza. Ese bien que tiene dentro y que nadie parecer verlo. Quiero proteger lo que le queda de pureza. No quiero que se oscurezca esa luz que tiene.
Los dos, estaban haciendo que me encogiera. Jamás pensé que Ai pudiera sentir eso por mi. Ni si quiera pensaba que yo pudiera sentir eso por alguien. Me preguntaba si con esto le estaba haciendo daño a los dos. No sabía si eso que sentía Ai por mi era bueno o malo. Tampoco sabía bien si quería corresponderle, o si él o merecería alguien mejor que yo.
Sin darme cuenta, había empezado a hacer presión con los dedos de mi mano en el pecho de Ai. Supongo que esa frustración que sentía se manifestaba en mi cuerpo y lo hacía reaccionar.
También mis ojos se cerraron con algo más de fuerza y mi respiración se agitó. Ai, que fue el primero en notarlo, se incorporó mirándome y me besó en la frente. Se le notaba preocupado, su pulso se había acelerado y miró a Rei.
- Está pasando algo Rei. Se está tensando - Le dijo mientras me recostaba en la cama y me apartaba el pelo de la cara.
Rei se acercó a dónde estaba yo. Me examinaba de arriba abajo con curiosidad y puso una mano en mi mejilla también.
- Se está recuperando Ai, está yendo a mejor. - Sonrió y apartó la mano de mi cara - Mejor voy a traer algo dulce de comer.
Al salir de la habitación. Yo respiraba algo agitado aun. Sentía mi interior revoloteando y confuso. En ese momento, solo pensaba que si seguía así, jamás tendría que enfrentarme a la situación de tener que elegir entre ellos dos. No quería perder a ninguno de ellos.
- Ritsu - Susurraba Ai cerca de mi oído tratando de relajarme - Jamás te abandonaré. Yo siempre voy a estar a tu lado, ese es nuestro trato.
Sus palabras y su voz siempre estaban llenas de cariño y comprensión. Quería corresponderle, era tan bueno. Cuando me hablaba así, me sentía feliz.
Abrí los ojos y lo primero que vi fue su sonrisa. Me hizo sonrojar y desvíe la mirada. Pero Ai me tomó de las mejillas e hizo que le mirara.
- Te quiero Ritsu - Me besó fugazmente en los labios y luego se apartó acariciando mi pelo - Me has dado un buen susto.
Yo me quedé perplejo. No sabía como reaccionar ante su beso. Había sido en mis labios. Apenas había sido un segundo, pero había sido en mis labios. Noté la sangre agolpándose y palpitar en mis mejillas. Me estaba sonrojando más que en toda mi vida, pero, quería otro beso como ese.
- ¿Qu-qué ha pasado? -Conseguí decir mientras miraba a un lado.
- Bueno... - Me contestó Ai tratando de explicarme - Al parecer, hay algunas personas que saben que estamos aquí, y han tratado de envenenar el ambiente. Hasta que no seas capaz de controlar la energía de la casa, el alma -Hizo comillas al decir esta palabra- La casa tiene algunas partes negativas. Han potenciado la energía de la muerte de Mitsu para envenenarte y casi te perdemos.
- No fue eso - Negué mientras respiraba hondo- Es que lo vi todo, y colapsé - Susurré pasándome una mano por la frente- Vi hasta la mancha de sangre que dejó mi hermano.
- No
Cortó Ai de forma tajante y me cogió de las mejillas. Me miraba a los ojos muy serio. Mi corazón se aceleró al momento. Quería otro beso.
- Todo está arreglado y como nuevo Ritsu. Eso es lo que trato de decirte - Negaba y suspiró - Menos mal que Rei estaba cerca. Notó enseguida que te pasaba algo y el eliminó el veneno. Sino llega a ser por Rei...
- Noté tu cuerpo Ai -susurré mirando a un lado suspirando- Me aferraba a ti. No podía irme. No podía irme si podía tocarte. No podía irme porque no puedo estar alejado de ti.
Ai solo sonrió. Se volvió a recostar y yo me recosté sobre él sonriendo. Esto no era lo que estaba pensando. No había habido ningún beso más, pero, al menos estaba con Ai.
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