miércoles, 11 de julio de 2018

Invocadores de Espíritus. CAP 8.

Habían pasado ya un par de días que estábamos solos Ai y yo. El ambiente había cambiado desde aquella lucha. Yo volvía a estar relajado, y habíamos empezado a salir un poco de la casa.

La misma tarde en que Rei se fue, estuvimos paseando por la playa hasta el atardecer. A los dos nos parecía muy curioso como era nuestra nueva vida, y tratábamos de imaginarnos como sería todo si yo no hubiese tenido esta maldición de poderes.

Nos imaginamos habiendo ido a clase juntos desde el principio. Que no tendríamos que haber ido a que Ai se entrenara tanto, y que estaríamos muy gordos de todos los dulces que hubiéramos comido en el tiempo que luchábamos contra malos espíritus.

Los dos nos reíamos, pero, sabía que en el fondo Ai tenía nostalgia de la vida tranquila que tenía antes de que yo dependiera de él. Iba a compensarlo por todo esto, de alguna forma.

Esa misma noche, cuando llegamos a la casa, fui directo hacia la cocina para hacerle una buena cena. No había demasiados ingredientes, Rei solo había comprado cosas básicas, pero aun así, pensé en hacerle curry que era su comida favorita.

Tenía la segunda intención de que fuese una cena romántica, aunque esto no fue del todo posible. Mientras el bajó a seguir entrenando, yo me puse a cocinar sin decirle nada. Estábamos solos los dos y eso para mí, debería bastar.

Corté las verduras y la carne, puse la olla y decidí que iba a arreglarme al menos un poco para mejorar mi aspecto. Me metí al baño y me di una ducha. Pasé algo de tiempo frente al espejo tratando de arreglar mi pelo, nunca estaba prestando atención a mi aspecto, pero hoy quería darle buena impresión a Ai.

Cuándo salí del baño ya vestido, le eché un ojo a la olla. Parecía que todo estaba listo, así que bajé a la sala de entrenamiento mientras sonreía. No podía contener mi emoción al saber que íbamos a tener una especie de cita.

Llegué a la sala mientras sonreía y vi a Ai acostado a un lado. No parecía moverse así que me acerqué a él, me arrodillé en el suelo y le puse una mano en la frente.

- Te has dormido - Susurré entonces mientras terminaba lanzando un suspiro - Ai, gracias por todo lo que haces por mi - Sonreí y le aparté el pelo de la frente sin apenas parpadear.

Ai siguió dormido en el suelo. Supuse en ese momento, que nuestra cita no iba a ocurrir esa noche. Cogí un lápiz que había cerca y dibujé un circulo de invocación en el suelo. Era un espíritu del viento, que me ayudó a levantar a Ai en peso, ya que yo solo con él no podía, y lo lleve así hasta la cama sin despertarlo.

 Después guardé la cena en la nevera y salí al porche de la casa sonriendo. Me senté en una de las sillas y miré al cielo estrellado. Hacía mucho tiempo que no lo hacía.

- Mitsu - Dije pensando en mi hermano - ¿Cuál es mi destino después de todo? ¿Cuál es el plan que tenías pensado para mi al irte?

Miré al cielo durante un rato esperando una respuesta. Pero esta no se produjo. Así que terminé suspirando mientras apoyaba la frente en las rodillas.

- Tengo miedo de no estar a la altura - Terminé diciendo mientras negaba.

- No digas tonterías - Dijo Ai a mi espalda- Estarás a la altura, ya lo verás.

Alcé la cabeza sobresaltado y miré a Ai. Estaba con la misma ropa del entrenamiento. Se pasaba una mano por el pelo mientras me sonreía tranquilizador. No sé cuanto tiempo llevaba ahí, pero me hizo sonrojar. Apoyé la cabeza en las rodillas abrazándome a las piernas mientras miraba hacia abajo.

Desde mi espalda Ai se acercó hasta ponerme una de sus manos en el hombro para tratar de apoyarme con cariño. Pasaba la mano por mi espalda pero se quedaba en silencio.

- Ni si quiera sé lo que tengo que hacer Ai - Susurraba mirando hacia el suelo - ¿Cuál es mi objetivo? ¿Qué consigo si gano esta lucha?

Ai se sentó a mi lado. Siempre sabía como reconfortarme, ero en esta ocasión supongo, que era algo diferente a todo lo demás. Ninguno de los dos tenía respuesta aun para nada de esto.

- ¿Sabes? - Comenzó a decir. Su voz era tranquilizadora y estaba mirando hacia el cielo - Quizás no lo sepamos aun, pero tienes un futuro por delante y un objetivo para esta noche.

- ¿Cuál? - Levanté la cabeza con los ojos algo brillantes. La confusión me hacía sentir triste y siempre había sido muy sensible a la hora de llorar, aunque ahora me estaba conteniendo.

- Alimentarme - Terminó riendo mientras me despeinaba - No me puedo despertar con el olor de esa comida tan rica que has preparado y que no me des de comer. Sería muy cruel por tu parte hacerle eso a un chico que ha estado entrenando duro.

Sonreía de forma divertida y bajaba su mano hasta uno de mis costados. Yo sonreía también, cuando de la forma más inesperada empezó a hacerme cosquillas por uno de mis costados. Yo salté hacia atrás rompiendo en una carcajada mientras me movía. Ai, solo seguía haciendome cosquillas mientras su sonrisa se hacía más amplia. Siempre sabía como hacer que me sintiera mejor.

- Para para - Decía entre risas mientras trataba de sujetarle por las muñecas, sin mucho éxito.

Los dos seguíamos riéndonos, a pesar de que yo le había cogido de las manos. Ya no me hacía cosquillas, pero aun así, nos reíamos mirándonos a los ojos. Yo respiraba algo agitado, Ai solo me miraba sonriendo.

Nos estábamos acercando el uno al otro lentamente. Mis ojos se estaban entrecerrando con un ligero sonrojo mientras la frente de Ai se empezaba a apoyar con suavidad sobre la mía.

- ¿Interrumpo algo? - Sonó la voz de Rei justo a nuestro costado.

Estaba en pie, tenía una espada ajustada a su espalda y algunas bolsas más que llevaba consigo. Parecía que se acababa de fugar de algún sitio y había venido a buscar refugio. En su cara había algunas gotas de sudor y su pelo estaba alborotado.

Ni si quiera después de un combate lo había visto tan demacrado. Ai suspiró mientras seguía apoyándose en mi y cerró los ojos durante un segundo.

- Es obvio que interrumpes - Fue lo que dijo y tomó impulso levantándose - ¿Qué es lo que pasa ahora?

Rei me miró a mi y me levanté también del suelo sonrojado. Me estaba pasando una mano por la nuca, esquivando su mirada penetrante y reprochadora mientras se acercaba a la puerta de la casa.

- Todo se está desmoronando - Contestó Rei mientras esperaba en la puerta - Si no abres no podremos pasar Ritsu.

Terminé con un suspiró y acercándome hasta la puerta para abrirla. Entre el primero, seguido por Rei y Ai que terminó cerrando la puerta. Rei fue hasta la habitación y dejó una bolsa en el suelo junto con la espada.

Luego sacó el carboncillo de su muñequera  y se puso a dibujar en el suelo un circulo de invocación. Yo le estaba observando con curiosidad, mientras Ai se había ido hacia la cocina con algo de frustración.

No podía negar que yo también me sentía frustrado, todos los intentos que estaba teniendo para poder tener una noche especial con Ai, terminaban destrozados por unos o otros motivos. Suspiré mientras me apoyaba con la espalda en una de las paredes sin quitar la vista de Rei.

- Parece que estabais muy ocupados - Rei comentó mientras seguía dibujando en el suelo. Su tono era neutral, pero conseguí adivinar cierto reproche en este.

- Bueno - Pasé un dedo por la mejilla y terminé desviando la mirada hacia un costado - Ai estaba tratando de animarme.

- No sabía que te fuera a animar a morreos - Su comentario dejó un tono de acidez que no terminaba de dejar salir sus verdaderos sentimientos, los celos.

Yo suspiré y me acerqué a él. No sabía del todo que era lo que estaba pasando pero me di cuenta de que estaba invocando un espíritu de paz y armonía. Era lo que se utilizaba para calmar y renovar la energía de la naturaleza.

- ¿Qué te ha pasado a ti? - Le miré y le puse una mano en el hombro - Parece que acabas de salir de una pelea bastante enérgica.

Rei terminó suspirando, dejó de dibujar y me miró directamente a mi.

- Las cosas se han puesto feas - Tomó aire profundamente y miró hacia mis ojos - El consejo ha caído y ahora están desaparecidos. Mi hermana está desaparecida. El director ha tomado el mando y está cazando junto con sus seguidores a todos los que no le aceptan como líder, a todos los que somos leales a tu familia Ritsu. Han invocado a la misma ráfaga de destrucción que se llevó a Mitsu. Van a lanzar esa energía contra ti. Tenemos que estar preparados.

Por un momento me quedé sin respiración. Ese sueño que había tenido al llegar a esta casa se estaba reviviendo en mi interior otra vez. Otra vez podía ver el cuerpo de Mitsu ensangrentado y esparcido por el suelo del porche y no podía evitar sentir pánico.

- Pe-pero la casa, resistió una vez ese espíritu maligno. Nos protegió a los tres, seguro que resistirá otra vez.

- La casa tenía el poder de tu hermano en esa ocasión, ahora tiene el tuyo y no sabes controlarlo del todo Ritsu. Además... - Hizo una pausa y luego le miró a los ojos - Mañana es el aniversario de la muerte de tu hermano.

Presioné los labios mientras miraba hacia un lado. Era cierto que me sentía muy fuerte, pero, también que no era capaz de controlar aun toda esa energía que tenía dentro.

- Lo hará bien - Intervino Ai que entraba en la habitación - Lo hará bien porque nosotros estamos con él, y vamos a ser su roca. Rei - Le miró muy serio y pasó un brazo por mis hombros- Ritsu es la persona más fuerte que conocemos, y además nos tiene a nosotros, no le hagas dudar de si mismo.

Rei abrió los ojos y se preparó para rechistar, pero entonces vio como yo sonreía levemente y me apoyaba en Ai. Sus celos estaban ahí, pero se daba cuenta de que, necesitaba que yo estuviera fuerte. Por mi, por él, por su hermana, yo era el único que podía ayudarlos a todos, y para eso necesitaba apoyo, no luchas por mi amor.

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