Salí del baño y tú ya estabas acostado en la cama mirándo
hacia la puerta, parecías estar esperando a que saliese del baño. Te vi muy
serio, aunque no fuésemos tan amigos como antes, no solías estar tan serio.
Pero tampoco tenía derecho a preguntarte que era lo que te pasaba.
-
¿Luego podemos comer juntos? Hace mucho que no
estamos a solas los dos – Me preguntaste sentándote en la cama.
Me quedé mirándote durante un par de segundos. La verdad es
que en todo el tiempo yo no estaba seguro de si quería estar a solas contigo
otra vez o no. Supongo que trataba de olvidar lo que sentía por ti.
-
No lo sé.
-
Vamos, tienes que comer y yo tengo que comer. –
Me sonreíste levemente. – Podemos ser amigos como lo éramos antes.
Presioné los labios y cogí una toalla que usaba en el
gimnasio y una cinta de pelo. Me encogí de hombros y abrí la puerta de la
habitación.
-
Si cuando me de hambre te veo, podemos comer
juntos.
Salí de la habitación bastante irritado. Bajé por las
escaleras, pues ni si quiera estaba lo suficientemente tranquilo como para
esperar al ascensor. No entendía porque siempre dejaba que fuese el quién
decidiera lo que éramos. Amigos, mejores amigos, novios, nada, y ahora otra vez
amigos. Me estaba dejando controlar por su sonrisa siempre, y por eso ahora
estaba como estaba.
Me subí a la cinta de correr y marqué un ritmo algo rápido,
me puse mis auriculares y mientras escuchaba música traté de quemar todos los
nervios que ese encuentro me había generado.
Estuve unos 45 minutos corriendo, y con el cabreo que
llevaba ni si quiera me había dado cuenta de lo agotado que estaba hasta que
terminó el tiempo. Me sequé el sudor que caía por mi cuerpo, pensé que me había
pasado un poco. Sentía como si todo mi cuerpo estuviese hecho de plomo, pero
ahora ya no pensaba en ti otra vez de la misma forma.
Subí por el ascensor hasta nuestra habitación, apenas eran
las 8 de la mañana. Tenía pensado darme una ducha y pasearme por las calles
para evitarte y así no tener que comer contigo. Además, lo bueno de las giras
es que visitas sitios nuevos y puedo descubrir sitios. Pensaba llevarme mi
cuaderno de dibujo conmigo.
Al entrar a la habitación te vi en la cama dormido. Traté de
no hacer ruido y me fui directamente a la ducha. Fue una ducha rápida, solo
hice de ruido el que hacía el agua al caer al suelo y por mi cuerpo. Sentía
alivio cuando el agua caliente golpeaba por mi cuerpo. Me puse un gorro, una
camiseta ancha y unos vaqueros antes de salir del baño, solo me faltaban mis
zapatos. En la habitación cogí una mochila con mi bloc de dibujo, los
auriculares, mi móvil y la cartera. Me puse unas botas marrones y fui hacia la
puerta.
No te despertaste en ningún momento. Me fui directamente a
las calles con los auriculares puestos y llegué a un parque. Allí pasé un par
de horas dibujando el paisaje de los árboles que veía. El móvil había sonado un
par de veces, los otros miembros estaban enviándome mensajes para saber dónde
estaba, pero no me apetecía contestarles en ese momento.
Eran las doce y media del mediodía cuándo pusiste una mano
sobre mi hombro. Al notar esa mano giré mi cabeza, me sorprendió mucho verte en
ese lugar. Me quité los auriculares y dejé mi lápiz de dibujo dentro de la
mochila.
-
¿Qué haces aquí Hyung? – Traté de ser amable,
como cada vez que estábamos en público.
-
Pues he venido a buscarte porque íbamos a comer
juntos.
Me pasé una mano por la cabeza. Me quité el gorro que cubría
mi pelo, lo alboroté un poco y volví a ponérmelo.
-
¿Cómo me has encontrado?
-
Bueno, supuse que tratarías de huir de mí como
llevas haciendo estos dos meses, así que te metí mi móvil en la mochila con el
gps y desde el hotel lo he rastrado. – Señaló mi mochila y yo metí la mano en
esta y saqué su móvil – La verdad es que ha sido una suerte que no te hayas
movido, sino, tendría que haber ido al hotel otra vez para volver a
localizarte. – Soltó una pequeña risa.
-
No me hace ninguna gracia.
Le devolví su móvil y guardé los auriculares en la mochila
otra vez. Tú te fijaste en el dibujo que estaba haciendo y cogiste mi cuaderno
sin permiso. Yo me puse en pie y traté de quitarte el cuaderno de las manos,
pero me esquivaste y me diste la espalda mientras mirabas mi último dibujo.
-
Es muy bonito Jimin – Se puso a pasar las hojas
hacia atrás mientras veía mis dibujos – Hacía mucho que no veía tus dibujos. –
Pasabas hoja tras hoja mientras miraba los dibujos.
-
¡YOONGI TE HE DICHO QUE ME LO DEVUELVAS! – Grité
algo malhumorado. Pero no pude quitártelo antes de que vieras el dibujo que
tenía de nosotros dos.
Hacía un tiempo, cuando aún estábamos juntos había hecho un
dibujo de nosotros dos sentados en un parque, escuchando música cada uno con un
auricular mientras nos mirábamos. Tenía pensado regalártelo, pero no me dio
tiempo a dártelo hasta que habías empezado a salir con esa Zira.
-
Es muy bonito Jiminsi – Me sonreíste de forma
tierna.
Pero yo te quité el cuaderno de las manos mostrando los
colmillos cabreado.
-
¡No tenías ningún derecho a ver mis dibujos si
te he dicho que no los veas! – Te terminé alzando la voz sin darme cuenta.
Guardé la libreta en la mochila y terminé de recoger lo que tenía por el suelo
hasta que habías llegado.
-
Lo siento – Dijiste mientras sonreías y me
abrazaste por la espalda. – Perdoname.
-
Como quieras – Te gruñí de mal humor.
-
Deja que te invite a comer y así nos ponemos al
día. Que vivimos juntos pero apenas sé nada de ti últimamente.
-
Pero me vas a invitar a algún sitio muy caro de
comer – Me colgué mi mochila al hombro y te miré con una cara de pocos amigos.
-
Está bien.
Los dos nos pusimos a andar el uno al lado del otro. Yo no
te dirigía la palabra a pesar de que tú insistías en sacar tema de conversación.
Recuerdo que no te contesté a nada, me estaba limitando a ignorarte.
Finalmente llegamos a un restaurante de barbacoa. No parecía
muy moderno o popular, pero te paraste ahí y la verdad, el olor de la comida
hizo que mi estómago rugiese.
-
A tu estómago parece que le gusta este lugar.
-
Vas a pagar tú – Me encogí de hombros, fue la
primera frase que te dije durante todo el camino. Entré al restaurante y esperé
al lado de la puerta a que tú pasases. Fuiste tras de mi con un pequeño
suspiro.
Nos atendió un hombre muy amable que aparentaba unos
cuarenta y pico años. Los dos nos sentamos en un tatami, parecía un restaurante
estilo japonés. Te pusiste frente a mí de rodillas en el suelo y entre los dos
una mesa de madera. Apoyaste los codos sobre la mesa de madera y sonreías otra
vez de esa forma que me gustaba, aunque había algo oscuro en ti. Se notaba que
la estabas forzando.
-
¿Qué es lo que quieres contarme? – Le miré
alzando una ceja, a decir verdad, siempre he sido bastante intuitivo.
-
Te echo de menos – Me dijiste mientras sonreías.
-
No me lo creo – Sacudí la cabeza a los lados y
me crucé de brazos – Ve al grano o me voy.
-
La cagué dejando que te alejaras de mí por Zira
– Suspiraste mientras me mirabas – No quiero seguir con ella, no es como yo
pensaba que era. No siento lo que yo pensaba que sentía.
-
Pues termina con ella – Me encogí de hombros
mientras esperaba la comida. – No es tan difícil, empieza a salir con otra
persona y bésala delante de ella. Verás que así termina todo.
Me miraste dolido. Guardaste silencio durante unos cuantos
minutos, supongo que de verdad te había dolido que te restregase por a cara lo
que me hiciste a mí. Pero si tengo que confesar algo, seguro que no fue ni la
mitad de doloroso que vivir ese suceso, y tener que hacer como si no hubiese
pasado nada durante los siguientes días. Por eso no me arrepentí ni un segundo
de lo que te dije y me quedé mirándote a los ojos.
-
No estuvo bien lo que hice contigo – Volviste a
suspirar y me apartaste la mirada. Esta vez agachaste la cabeza y te pusiste
las dos manos en el cuello – Eres la persona a la que más quiero, pero, eres un
hombre. No podemos estar juntos por mucho que nos queramos.
-
¿Quién dice que yo te sigo queriendo o que
quiero estar contigo? Con alguien tan cobarde como tú – Di un golpe en la mesa
al mismo tiempo que estaba hablando. Sin darme cuenta se me saltó una lágrima
mientras hablábamos.
Me miraste algo sobre saltado, hasta te echaste hacia atrás.
Yo me llevé una mano hacia la mejilla donde estaba notando la lágrima. Gruñí y
cogí mi mochila saliendo otra vez del restaurante. Oí como me llamabas para que
volviese.
Creo que jamás entendiste lo que tú eras para mí. Lo que yo
quería que fuésemos y lo utilizado que me sentí cuando me dejaste. Volví al
hotel y me crucé con Namjoon en la puerta.
-
¿Dónde has estado todo el día? – Me dijo con un
tono algo preocupado – Te he estado llamando y escribiendo durante horas. –
Parecía que estaba regañándome, pero entonces me miró a la cara. Yo en ese
momento era incapaz de fingir mi sonrisa de siempre. – Eh eh, no pasa nada,
¿sí? – Me abrazó contra su pecho y yo me abracé a él.
Comencé a llorar pegado a él, que me guio hasta el ascensor
sin soltarme y luego me llevó hasta mi habitación. Una vez dentro me llevó
hasta que me senté en la cama. Estaba algo nervioso, era la primera vez que me
veía en esa situación y justo antes de un concierto. Creo que no sabía que
decir para consolarme, aunque tampoco le dije que era lo que me pasaba. Así que
solo se quedó abrazándome durante unos minutos hasta que yo me tranquilicé.
-
¿Estás mejor?
Yo solo asentí a modo de respuesta y me quité el gorro de la
cabeza. Dejé por fin la mochila en el suelo y me estiré recostándome sobre la
cama.
-
¿Has desayunado? ¿Has comido? – Me preguntó algo
preocupado.
Yo me quedé mirándole durante un segundo. No sabía que tenía
que contestar ante eso, la verdad que Yoongi había hecho que perdiese otra vez
todo el apetito.
-
Sí, estoy bien – Asentí una sola vez y le sonreí
levemente.
-
No parece que estés bien, llevas ya unos meses
algo ausente en el grupo. ¿Estás pensando en dejarlo?
-
No, no – Sacudí la cabeza a los lados y después
pasé la mano por el pelo algo frustrado – Es algo que no te puedo contar, es
sobre alguien a quién no me puedo acercar, pero quiero hacerlo.
-
Por mucho que quieras, si no puedes – Me puso
una mano en la espalda y terminó sonriendo con algo de cautela – Tienes que
aceptar tu destino.
Era cierto. Tenía que aceptar que no podía volver a estar
contigo de una vez, que lo que pasó entre tú y yo fue solo eso, algo de unos
meses, aunque yo seguía amándote.
-
Tenemos que ir al ensayo antes del concierto.
-
Sí, me cambio y voy. Tengo que cargar también
mis maletas ¿verdad? Esta noche vamos a otro hotel.
-
¿Quieres que te ayude?
-
No te preocupes, ya lo hago yo y así voy directo
al ensayo. ¿Yoongi ya se llevó las suyas?
-
Que bah, me pidió que me las llevara yo.
-
Que vago es – Reí levemente. Pero gracias a dios
ya no me iba a cruzar contigo hasta que tuviéramos que subirnos al escenario.
En esos momentos creo que si te hubiese visto otra vez, no hubiese sido capaz
de subirme al escenario.
Después de despedirme de Namjoon fui hasta las maletas y
empecé a recoger las mías. Llevaba dos maletas y una mochila, creo que iba algo
cargado cuando iba de gira, pero no me importaba. Salí de la habitación y fui
hasta el autobús del grupo. Metí las dos maletas en él y luego me monté en él,
dentro ya estaban todos los miembros, incluido tú.
Me senté en el sitio de siempre y tú te pusiste a mi lado.
Realmente no me apetecía nada hablar contigo, pero por desgracia yo soy leal y
no iba a dejar que se notara que había algo diferente entre tú y yo.
-
Te he traído algo de comida Jiminsi – Me besaste
en la mejilla.
En ese momento, juro que te hubiese pegado un bofetón. Me
quedé callado durante un segundo y cogí la comida con una pequeña sonrisa.
-
Gracias Hyung, pero tengo el estómago cerrado.
Me crucé con un hijo de puta que me ha hecho daño y ando algo distraído.
-
¿Estás bien Jimin? – Interrumpió entonces Hoseok
entrando en escena.
-
Sí estoy bien. No te preocupes que lo voy a dar
todo en el escenario como siempre – Levanté el dedo pulgar sonriéndole.
-
Últimamente es que no lo estás dando todo. Si
tienes algún problema deberías solucionarlo antes del concierto – Interrumpe
entonces Jungkook entrando en escena – O eso es lo que yo haría.
-
Vamos Kookie, tienes que descansar antes de
seguir hablando – Jin le cogió de la oreja y lo llevo hasta su asiento en el
autobús.
-
Gracias Jin – Solté una pequeña risa y después
miré a Hoseok- Gracias a todos por preocuparos por mí, pero está todo bien.
Llegamos al escenario. Estuvimos con el ensayo general y con
la repartición de los backstage. Después del ensayo sí fui a la parte del
buffet y comí algo. No gran cosa, pero había cerdo a la barbacoa del que no
había traído Yoongi y me apetecía comerlo. Podía ver mientras comía como Hoseok
estaba dando saltos de un lado a otro, siempre se ponía nervioso antes de subir
a un escenario.
Tae estaba sentado a un lado mientras miraba a Hoseok
sonriendo emocionado. Jin estaba haciéndose algunas selfies con el móvil, que
más que nada eran para comprobar que su peinado y maquillaje estaban como él
quería. Jungkook se acercó a mí y me pasó una mano por los hombros.
-
Jiminsi ¿estás mejor?
-
Si, te dije antes que estaba bien no te
preocupes – Comí de mi plato mientras él me miraba.
-
No comas mucho que luego coges peso.
El mejor comentario que me podía soltar en el mejor momento.
Suspiré y dejé el plato después de haber dado solo un par de bocados.
-
Eres un super héroe jungkook. Te tendríamos que
poner un bozal y que solo hablases cuando no fueses a cagarla – Apareciste por
detrás de nosotros y apartaste a Jungkook de mí. – Jin, llévate a Kooki y tengo
vigilado un rato.
-
Oye que no soy un perro, además lo digo por…
No pudo decir nada más porque le tapaste la boca. Creo que
ese día yo estaba preocupándoos a todos, pero en verdad era culpa tuya. Bueno
también culpa mía por no saber bien gestionar lo que sentía.
Jin llegó a su lado y cogió al maknae de la oreja tirándole
hacia los asientos.
-
Vamos Kookie.
Tú te quedaste mirando el plato y lo cogiste de la mesa de
dónde lo había dejado. Cogiste también uno de los cubiertos, cogiste algo de
comida y me lo acercaste a la boca.
-
Venga no hagas que te tape la nariz y te obligue
a comer – Gruñó y entonces abrí la boca para comer lo que estaba dándome.
Hoseok se nos quedó mirando algo extrañado, pero no le di
importancia. Mi mente estaba a punto de colapsar por culpa tuya, pero tú no
parecías darte cuenta. Te acercaste a mi oído susurrando.
-
He dejado a Zira. Me gustaría que lo intentásemos
otra vez, te prometo que poco a poco se lo iremos diciendo a todos que estamos
juntos.
Te separaste y te miré nervioso. Me puse en pie y empecé a
andar de un lado a otro. Parecía que te hubieses propuesto que yo no pudiese
salir al escenario.
-
¿Jimin? – Dijiste cuando me estaba moviendo de
un lado a otro - ¿Te encuentras bien?
-
Estoy nervioso, creo que voy a vomitar –
Respiraba hondo cerrando los ojos.
Hoseok fue el primero en acercarse para abrazarme, el
estadio estaba casi lleno por completo, y yo me aferraba a Hoseok nervioso. Jin
también se acercó a mí, también me abracé a él. Pero al poco me aparté, tenía
que hacerme a la idea de que tenía que salir al escenario.
-
Tio, si es por lo que te he dicho de la comida
no te rayes, que tú estás precioso siempre.
-
Jungkook no intentes arreglarlo que no lo haces
bien – Contestó entonces Hoseok mientras se reía – Venga Jimin, vamos a salir y
vamos a hacerlo genial, como siempre, porque somos los mejores. Porque soy
genial.
No sé cómo lo hice pero finalmente salí al escenario.
Conseguí controlar los nervios a pesar de que hubo un par de fallos en las
posiciones. Pero no podía hacer nada al respecto, después de todo, era nuestro
concierto.
El concierto se me hizo más largo de lo normal. No hubo
ningún momento en el que se me notasen las dudas o en el que yo me achantase,
pero no lo disfruté tanto como debería. Sentí que estaba traicionando la
confianza que todos mis fans habían estado depositando en mí.
Cuándo terminó el concierto me volví al Backstage sin decir
ni una sola palabra al resto de los miembros. Empecé a recoger mis cosas en
silencio y me fui directamente al autobús. Tendríamos que hacer un pequeño
viaje hasta el siguiente emplazamiento. Me puse los auriculares, me senté en el
sitio de siempre y me quedé mirando por la ventana.
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