Noche tras noche y botella tras botella, un amargo sabor ácido que recorre mi garganta antes de tirar ese pedazo de cristal refinado y impermeable con un solo orificio por el cual sale esa sustancia que aplana mi amargura en la sed de más y más vodka.
No entiendo esa risita que suele salir de mi cuando me termino la primera media botella, cómo si mis sueños, mis esperanzas aun siguieran activas. Pero no, ahora me doy cuenta de que toda la risa que sale de entre mis labios en ese momento es una risa irónica producto involuntario de mi dolor.
Penas más grandes se han visto en el mundo y sueños más grandes derrumbados, pero no hay mayor dolor que el ver que tu único sueño, un sueño humilde sin maldad se ve aplastado por las frías garras del destino.
Entiendo, si, entiendo que cada acto tiene su consecuencia y por eso no te culpo, solo culpo a mi cruel y fría mente por no haberme mantenido alerta al ver, en efecto, que mi sueño, mi único sueño humilde y nada egoísta, era verte sonreír.
Por eso, ahora que no tengo tu sonrisa bebo, para sacar la mia. Pero eso es un error, porque solo sale esa risita irónica que tras un par de tragos más se convierte en un llanto inconsolable, con la sed de coma etílico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario