Todo había pasado demasiado rápido para que la mente de Leo lo pudiera asimilar. Se había separado del beso de Lucas, le miraba directo a sus ojos, pero Lucas sentía como si no lo viera.
- Deja que te explique - Comenzó Lucas. Llevó una de sus manos a la delicada mano de Leo y se la acarició tratando de poner una de sus sonrisas más encantadoras cómo una estrategia para bajar las defensas de Leo.
Leo se puso en pie mientras movía la cabeza a los lados. Apartó la mano de la de Lucas y se estiró un poco la ropa.
- Lucas no tienes que explicarme nada. Tampoco es como si fuéramos novios - Las palabras de Leo, incluso aunque el no se había dado cuenta, habían sonado con dureza y frialdad.
A pesar de que las palabras hicieron mella en Lucas, este no mostró ninguna señal de molestia. Siguió con su sonrisa y se puso en pie poniendo una mano en su hombro. Con la mano opuesta pasó los dedos por su pelo y sopló con suavidad cerca de su oído.
- Vamos Leo, si no somos nada, no tienes porqué sonar tan duro - Sonrió y le pegó a si mismo acariciándole por la cintura- Después de todo, tú si que eres de mi propiedad.
- Lo siento - Se volvió a apartar Leo y se fue hacia el despacho de Lucas tratando de sonar más amable. Los pasos se oían lentos sobre el suelo mientras entraba en la habitación- Lucas, si no te importa, esta mañana me había decidido a empezar con un proyecto así que...
Lucas le miró alzando una ceja con curiosidad, pero Leo no esperó por una respuesta del mayor. Entró en el despacho de Lucas y cogió su portátil de una mesa, sus auriculares y se sentó a un lado encendiéndolo. Se puso el ordenador sobre las rodillas, los cascos en las orejas y puso la primera canción que tenía en el reproductor del ordenador seleccionada.
Lucas se acercó hacia la puerta. Estaba claro que verle con Yusuke de verdad había afectado a Leo, pero no sabía que podría llegar hasta el punto de que Leo fuera capaz de resistirse a su sonrisa.
- Leo, ¿quieres que pida algo para la comida?
Preguntó con un tono de voz suave, aunque a decir verdad, por dentro sabía que su paciencia ya estaba llegando a su límite con Leo.
Leo, por su parte, estaba escuchando música y no oía su voz. Estaba pendiente en la pantalla del ordenador sonriendo levemente. Aunque no se le escapaba ni una sola palabra de entre sus labios.
El móvil de Lucas sonó en su pantalón con un aviso de mensaje. Estaba bastante frustrado, miró el móvil que resultó ser un aviso de un mensaje de Yusuke.
"¿Te ha perdonado tu novio o quieres rendirte con la apuesta?".
Lucas lanzó el móvil contra el suelo que se rompió en varios trozos y se acercó a Leo con los ojos entrecerrados dispuesto a lo que fuera. Cerró el portátil de Leo pillandole un poco los dedos y lo dejó a un lado en la mesa.
Los dos se miraron durante un segundo. Leo se pasaba las manos acariciándoselas el mismo, tratando de aliviar el golpe que había dado Lucas en estas. Lucas le cogió del cuello y lo levantó.
- ¿A caso no me has oído? -Le gruñe frustrado.
Leo miró entonces por la habitación viendo trozos del móvil de Lucas. Estaba algo asustado, Lucas se estaba portando de forma bastante agresiva, así que contuvo la respiración.
- ¿Qué quieres decir? - La voz de Leo sonó algo temblorosa.
- Vamos a dejar las cosas claras - Lucas sacó a Leo de su despacho y lo llevó hacia el salón sentandolo en el sofá y le tiró del pelo hacia atrás.
Lucas le miraba presionando los dientes, por un momento, ya no sabía ni lo que estaba haciendo. Leo emitió un leve quejido mientras trataba de sacudir la cabeza con los ojos entrecerrados, derramó una lágrima quejicoso negando.
- Tú eres de mi propiedad. Vas a obedecerme en todo, y hasta que yo quiera. - Le gruñe y le besa de forma muy agresiva en los labios mordiéndole el labio inferior tirandole con fuerza hasta que le sale una gotita de sangre de este.
El labio de Leo se estaba hinchando, se sentía pequeño e indefenso, tanto, que incluso empezó a llorar de lo impotente que le hacía sentir. Pero esto no hizo que Lucas se detuviera. Ni corto ni perezoso, Lucas le rompió la sudadera con las manos y lo dejó recostado boca abajó sobre el sofá.
- Eres mio, y lo vas a ser siempre - Fueron las últimas palabras que consiguió decir Lucas antes de que Leo quedara con su corazón destrozado.
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