domingo, 12 de abril de 2015

Luna maldita

Fue un día a la hora del ocaso, cuando la vida me puso la miel en los labios, y yo, como si fuera un diminuto insecto, la probé.
Seguí su rastro hacia la cruel trampa y vi ese ansiado deseo.
Estaba frente a mí, el sabor me atraía, haciéndose más intenso, crecía el deseo, las ansías de poseer ese bello sueño.
Nos acercamos, nos hicimos uno, como las dos caras opuestas de un imán, solo la corriente fluía entre nosotros, sin ver que se hacía de noche y la trampa se cerraba.
La luna hizo su aparición, haciendo desaparecer mi sueño, transformando la presencia en ausencia, la miel en veneno y el deseo en necesidad.

No volví a ver brillar la luz en el ocaso, pues mis ojos, fueron cegados por la luz lunar de mi sueño des-soñado.